Tal y como reconoce la DGT, las infracciones más comunes y que generan un mayor número de sanciones son las relacionadas con el exceso de velocidad o con no respetar la prioridad de paso, usar el móvil, saltarse un semáforo o conducir bajo los efectos del alcohol y las drogas. Con todo, hay un fallo con un tipo de radar de la DGT que puede librar al conductor de la multa por ir demasiado rápido.
Se trata del radar veloláser, un aparato que, en ocasiones, se coloca en el guardarraíl de la carretera o detrás de señales de tráfico. Estas localizaciones problemáticas han generado litigios: ya en 2020, el Juzgado de lo Contencioso de Madrid falló a favor de un conductor que había recibido una multa de tráfico por exceso de velocidad de uno de estos radares.
El radar puede no medir bien la velocidad
Automovilistas Europeos Asociados (AEA) es una entidad que se dedica, entre otras cosas, a pelear en los tribunales las multas que consideran ilegales y afectan a sus asociados. Por ello, recurrió la sanción alegando que el soporte sobre el que se apoyaba el radar veloláser no estaba debidamente homologado, por lo que podía fallar al medir la velocidad de los coches.
Así, el juzgado consideró que no se había garantizado la aptitud del soporte utilizado y que la DGT tenía que devolver al conductor los 300 euros que había pagado de multa. Entre otros requisitos, la UE dictamina que, para que sus mediciones sean correctas, los radares deben situarse al menos a 1,30 metros de medianas, barreras y quitamiedos de las carreteras.
Conductores multados sin motivo
En ocasiones, los aparatos pueden fallar aunque estén bien colocados. Según publicó el Heraldo en 2019, un radar de la N-330, en Zaragoza, cometió un fallo y multó durante 20 días a los conductores que superaban los 90 km/h en un tramo limitado a 100.
Tras percatarse del fallo, la DGT archivó de oficio todas las sanciones puestas por exceso de velocidad a la altura de la Ciudad del Transporte, en la capital aragonesa, en dirección a Huesca.