Desde 1900, la población del pequeño pueblo gallego de Rubiá (Ourense) mengua cada año. En la actualidad, este bello municipio, que ejerce de frontera natural entre Galicia y Castilla y León, tan solo cuenta con 1.376 habitantes (por los más de 4.000 que tenía un siglo atrás), por lo que el Ayuntamiento ha tomado cartas en el asunto para atraer a personas que quieran vivir allí.
En concreto, los vecinos y el Ayuntamiento de Rubiá premian a todos los nuevos vecinos con una bonificación económica de entre 100 y 150 euros, lo que probablemente haga que su población aumente de manera gradual durante los próximos años.
Rubiá y su entorno
Dicha bonificación se suma al encanto de este pequeño pueblo del corazón de la comarca de Valdeorras, que se ubica en la orilla del río Sil y está rodeado por el Parque Natural de la Serra da Enciña de Lastra, un enclave natural de más de 3.000 hectáreas ideal para hacer senderismo y desconectar.
Entre bosques de encinas, sotos y aves de rapiña también destacan grutas centenarias, los vinos de la zona, marcados por los suelos calizos, y algunas joyas románicas que conforman un atractivo patrimonio artístico e histórico digno de visitar.