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¿‘Estafas’ de los cerrajeros de urgencias?: opacidad, excusas y subcontratación ilegal

Negarse a cerrar un presupuesto antes de hacer el trabajo y aprovecharse de la urgencia de los clientes son prácticas habituales en un gremio sin precios regulados

Javier Roibás

Algunos cerrajeros de urgencia cobra precios abusivos / EP

Dejarse las llaves en casa por despiste y no poder entrar en el domicilio resulta frustrante y algunos cerrajeros se aprovechan del nerviosismo y de la urgencia de los clientes para cobrar precios abusivos por un servicio que, en buena parte de las ocasiones, se resuelve en apenas cinco minutos. Negarse a cerrar un precio final antes de realizar el trabajo con excusas de todo tipo es una práctica habitual y, a su vez, un síntoma de que el profesional al que se ha llamado no es de confianza. Sin embargo, al verse entre la espada y la pared, mucha gente se resigna y permite que se realice el trabajo sin concretar un presupuesto. Este error común, debido sobre todo a la falta de experiencia en estas lides, incrementa de forma exponencial la posibilidad de ser víctima de un atropello en forma de una factura de varios cientos de euros, muy alejada de los estándares del mercado.

La repercusión mediática del timo a una mujer en Cartagena (Murcia) a la que le cobraron 1.077 euros por abrir la puerta de su vivienda en Nochevieja ha indignado a la opinión pública. “Fue un auténtico robo”, reconoce a Consumidor Global José Luis Vicuña, vicepresidente de la Unión Cerrajeros de Seguridad (UCES). A pesar de que desde el sector se defienden y muestran su perplejidad, lo cierto es que este caso no es excepcional y con una búsqueda simple en Internet se pueden encontrar multitud de quejas similares de usuarios enfurecidos con un gremio en el que los precios no están regulados y los abusos son recurrentes.  

Abusos de hasta 800 euros por servicios de una hora en Madrid

Para conocer los precios de los cerrajeros en España, Consumidor Global se ha hecho pasar por un cliente en apuros en zonas céntricas de las cinco ciudades más pobladas del país, es decir: Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla y Zaragoza. Este medio ha contactado --en dos ocasiones distintas-- con las empresas que ofrecen este servicio y que aparecen en los primeros puestos de Google. Para observar las diferencias en la tarifa, la primera llamada se hizo un viernes a mediodía y la segunda un domingo por la noche (sobre las 22.00 horas). De este modo, Madrid se coloca, con diferencia, como la ciudad más cara de las analizadas, mientras que Zaragoza se posiciona como la más barata.

En un día laborable en la capital aragonesa un servicio básico de apertura de puerta cuesta unos 50 euros más el correspondiente 21 % de IVA, mientras que en Madrid la cifra se dispara hasta los 80 euros más los impuestos. Es decir, la diferencia de precio por el mismo trabajo en ambas ciudades es del 62,5 %. En tanto, las variaciones entre Barcelona (75 euros más IVA), Valencia y Sevilla (70 euros más IVA en ambas) son escasas. En esa línea, cuando las condiciones de la urgencia empeoran debido a que es un festivo por la noche, la capital vuelve a llevarse la palma. La misma empresa incrementa su tarifa un  300 % cuando se solicita un servicio idéntico el domingo por la noche. En concreto, por la apertura básica de una puerta piden 320 euros más IVA, es decir, 363 euros en total. Por su parte, en Zaragoza la variación de precio entre un momento y otro es del 80 %, dado que el coste del cerrajero un domingo por la noche es de 90 euros más impuestos. En la misma horquilla que esta última ciudad se encuentran también Barcelona (90 euros más IVA), Valencia (85 euros más IVA) y Sevilla (90 euros más IVA). No obstante, un usuario del barrio de Salamanca (Madrid) señala a este medio que su caso fue aún más lacerante. Se vio obligado a pagar unos 800 euros al cerrajero de urgencias por abrir una puerta encallada. Las temperaturas habían provocado una dilatación de los materiales. El operario no llegó a permanecer ni una hora en el domicilio en cuestión. También era domingo y se le avisó sobre las 20 horas. Resolvió el problema entre las 21 y 22 horas.

Subcontratación ilegal

A pesar de que hay un cierto estándar en los precios, lo cierto es que muchos usuarios se topan con sorpresas. Una de las prácticas que provoca estas situaciones, muy extendida en el gremio, es la subcontratación del servicio, algo que, como explica el vicepresidente de UCES, es ilegal. Esto se traduce en que cuando una persona llama a uno de estos profesionales, es muy probable que quien realice el trabajo sea un tercero. Esto redunda en el cobro de comisiones por parte del intermediario y, por tanto, en un aumento notable de la factura definitiva para el cliente debido a que quien realiza el trabajo también tiene que sacar tajada. De hecho, en las llamadas telefónicas realizadas por este medio se ha constatado este modus operandi por parte de algunos proveedores.

Otro de los ofrecimientos habituales cuando se contacta con algunas empresas de cerrajería es el famoso con factura o sin factura, una pista que indica al usuario que debe buscar otro profesional para realizar el trabajo. En la misma línea, algunos establecimientos sondean al cliente antes de dar un precio indicativo y le preguntan si tiene seguro del hogar. Muchas pólizas cubren este tipo de incidentes, por lo que algunos se aprovechan de la circunstancia para inflar sus tarifas. De hecho, una de las recomendaciones que hacen los expertos a los usuarios para evitar estafas con los precios es hablar en primer lugar con el seguro y, en caso de que el servicio esté incluido, que sea la propia compañía aseguradora la que se encargue de gestionar la incidencia.  

Guerras entre cerrajeros

Encontrar en Internet cerrajerías con servicio 24 horas es muy sencillo. De hecho, una de las primeras cosas que suele hacer una persona que se encuentra en el aprieto de no poder entrar a su casa es buscar en Internet a un profesional que le resuelva la papeleta lo más rápido posible. En el gremio son conscientes de que estar bien posicionados en Google es fundamental para captar la atención de clientes desesperados que no van a ir más allá de la primera página del buscador y eso es terreno abonado para zancadillas entre empresas rivales.

El sistema de anuncios patrocinados de Google, Adwords, ayuda a las empresas a posicionarse en los primeros lugares de búsqueda al introducir, por ejemplo, “cerrajeros Madrid” Así, por cada clic para acceder a la web de un cerrajero que utilice este sistema, Google cobrará por ello. Este tipo de publicidad es cara y las empresas llegan a pagar entre 30 y 40 euros cada vez que un cliente pincha para entrar en su página. Según fuentes del sector, es habitual que las compañías “carguen de clics” a sus rivales para que tengan sobrecostes, los cuales, al final, repercuten en el usuario final. “Para cubrir estos costes aplican unos precios que son vergonzosos y verdaderas estafas”, aseguran las fuentes del sector consultadas.

¿Cómo evitar las estafas?

Una de las mayores molestias para los clientes que llaman a un cerrajero son las pegas con las que se encuentran para estimar el coste de la intervención. Si bien determinar por teléfono el precio es complicado, debido a que la dificultad puede ser muy diversa, existen alternativas para intentar conseguir una valoración previa. En ese sentido, se  aconseja mandar un par de fotos de la cerradura y explicar la situación al profesional, que de inmediato sabrá qué es lo que va a tener que hacer y podrá calcular la tarifa. “El vínculo contractual que une a un cerrajero con el cliente es el propio de un contrato a distancia, pero antes de que el consumidor quede vinculado, el cerrajero debe facilitar de forma clara y comprensible una serie de información”, asegura Rocío Colás, del despacho de abogados UB Consultores. Entre esos datos que tiene que indicar figuran, según la legislación vigente, el precio de la mano de obra y el coste total del servicio, impuestos incluidos. Es decir, el cliente siempre tiene que saber cuánto le va a costar la apertura antes de que se haga el trabajo.

Si el profesional se desplaza al domicilio y se niega a dar un presupuesto, lo mejor es instarle a que se vaya y, desde luego, no pagarle nada dado que no está cumpliendo con su labor. “Si el cerrajero llega al domicilio del cliente sin haberle facilitado previamente un presupuesto y sin existir vínculo contractual, el cliente no está obligado legalmente a abonarle el traslado al cerrajero”, confirma Colás. Sin embargo, en caso de que la urgencia sea mayúscula y de tener que tragar con la realización del trabajo sin saber cuánto va a costar, cuando la factura es abusiva el cliente “debe dejar constancia de su disconformidad con el precio para luego poder reclamar”, añade la jurista. En ese sentido, además de la anulación del contrato, también es posible solicitar un indemnización por daños y perjuicios. “Existen posibilidades reales de que se le restituya el dinero al consumidor”, defiende la abogada, que apunta que existen fallos judiciales favorables a los clientes en este tipo de situaciones. Por último, otra prevención adicional es solicitar al cerrajero su carné profesional para corroborar que se trata de uno homologado y evitar sustos mayores.