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Los españoles sufren el sablazo aduanero por comprar en los 'e-commerce' británicos
Los productos de Reino Unido ahora son importaciones cuyos controles antes de entrar en el país retrasan los envíos y molestan a vendedores y usuarios
British Foods es una empresa que vende productos británicos en España. Tiene un supermercado en Lloret de Mar, distribuye a hoteles, bares y restaurantes de toda la Costa Brava y también dispone de canal de venta online para particulares. “Llevamos un mes sin recibir mercancía desde Inglaterra porque está todo parado en la aduana. Antes de esto los pedidos llegaban en una semana”, lamenta en una conversación con Consumidor Global Samantha Walde, administradora de la compañía. Y los problemas no se quedan ahí. “El envío de un palé de género desde Reino Unido antes costaba 150 euros y ahora 700 euros. Vamos a tener que subir los precios porque no podemos mantenerlos con estos costes de importación”, añade Walde.
Estas son algunas de las consecuencias directas del Brexit que poco a poco empiezan a hacerse tangibles. A pesar de que la salida efectiva de la Unión Europea tuvo lugar en febrero de 2020, los efectos concretos sobre los vendedores y los consumidores comenzaron el 1 de enero de este año. En esa fecha terminó el periodo de transición durante el cual se seguía aplicando en el Reino Unido la legislación comunitaria relativa al mercado interior y a la unión aduanera. “Los clientes españoles que compran algo online en Reino Unido ahora están haciendo una importación y eso supone un proceso más complicado para el usuario”, advierte Fernando Matesanz, experto en IVA y director de Spanish Vat Services.
Retraso en los envíos
Que las compras al país británico sean ahora consideradas importaciones --en lugar de adquisiciones intracomunitarias-- implica un aumento de los retrasos en los plazos de entrega. Estos se deben, principalmente, a que los productos procedentes de allí están sujetos a trámites aduaneros a los que antes no se veían sometidos. De hecho, en las redes sociales empiezan a verse cada vez más comentarios de usuarios afectados. “Llevo diez días esperando un paquete que llegó --o eso dice el seguimiento del envío-- el 16 de enero a España desde el Reino Unido”, se queja Isabel (@minisashas) una tuitera que exigía explicaciones a Correos.
Los nuevos procedimientos en las aduanas tienen que ver con los controles de seguridad y con las inspecciones sanitarias que se realizan a todas las mercancías importadas. Las leyes británicas y europeas en estos momentos son parecidas en materia de control fitosanitario y de seguridad porque vienen de un largo periodo con una normativa común. Sin embargo, “el problema es que de aquí a unos años éstas serán más dispares y eso dificultará todavía más el intercambio de bienes entre el Reino Unido y la UE”, considera José María Viñals, experto en comercio internacional y socio del despacho Squire Patton Boggs.
Aumento de los precios
Otro inconveniente del Brexit es el incremento de los precios para los usuarios de la Unión Europea que compren en las tiendas online británicas. Esto se debe a que las empresas de mensajería --como Correos, DHL o Fedex, por ejemplo-- deberán gestionar en la aduana una serie de pagos derivados de la importación, como son los relativos al IVA –que en función del bien será del 21%, 10% o 4%-- y a los trámites aduaneros. Las compañías de mensajería trasladan ese coste al usuario final y además le cobran una comisión por realizar esa gestión. Para hacerse una idea, las tarifas de Correos para estos trámites son, por un lado, 5,88 euros sólo por la presentación en la aduana. Pero a ello hay que añadir 19,03 euros por la tramitación del Documento Único Administrativo (DUA) de importación simplificado --que se realiza en caso de que el valor de la mercancía sea inferior a 150 euros--. En cambio, si el producto cuesta más de 150 euros, o está sujeto a impuestos especiales o controles de seguridad, será necesario gestionar el DUA ordinario, algo por lo que Correos cobra 24,62 euros.
Todos estos sobrecostes han cogido por sorpresa a muchos usuarios. “Sabíamos que los trámites se iban a encarecer, pero pensábamos que no tanto”, relata Walde, la administradora de British Foods. De hecho, la situación no puede llegar en peor momento. “Tenemos a trabajadores en ERTE por el Covid-19 y ahora con esto no sabemos si tendremos que cerrar. Si la cosa no se anima igual no podemos durar más de seis meses o un año”, confiesa la británica, que lleva 15 años en este negocio.
Cambios para los que reexportan productos
Uno de los aspectos positivos del acuerdo comercial entre Londres y Bruselas del 24 de diciembre de 2020 es que no habrá aranceles para la comercialización de productos entre ambas economías. Sin embargo, existe un punto ciego que puede afectar a aquellas tiendas online que se dedican a la reexportación de productos que no proceden de la UE. “La mercancía de una empresa española que compra tomates en Marruecos y luego los vende en Reino Unido estará sometida a los aranceles que Marruecos tiene con los británicos”, explica el especialista en comercio internacional Viñals.
Sobre ello, muchas empresas que reexportan a Reino Unido productos de fuera de la UE cambiarán su cadena de producción para hacer que su mercancía sea considerada una importación de la Unión Europea. “En el caso de los tomates, por ejemplo, el empresario español que los vende de Marruecos ahora les hará una gran transformación, como convertirlos en tomate frito, para que ese producto se pueda considerar de la UE y no tener que pagar aranceles en Reino Unido”, advierte este experto.