La dualidad es innata en la especie humana. Tortilla con o sin cebolla, pasta o pizza, sofá y peli o salir, Barça o Madrid, de ciudad o de campo, piscina o playa, gimnasio o runner… Conceptos que acaban en debates largos de sobremesa en los que nunca se llega a un acuerdo.
Cuestión de gustos. No obstante, en el debate entre cepillo de dientes manual o eléctrico ¿hay alguno que se imponga?
Los expertos hablan
“Lo importante no es el cepillo, sino usar la técnica adecuada”, afirma Andrea Guitart, dentista. “Muchas veces, al usar un cepillo eléctrico cometemos el error de pensar que ‘ya hace todo el trabajo solo’ y no estamos el tiempo que se necesita o no lo pasamos bien por todas las caras del diente”, apunta.
La especialista matiza que “el eléctrico arrastra más placa dental que el manual, pero si se usa una técnica correcta, un cepillo manual es igual de efectivo”. Además, explica que en un principio los mecánicos se diseñaron para personas con movilidad reducida o que tuvieran dificultades para usar un cepillo manual. Sin embargo, con los años pasaron al gran público.
A tener en cuenta
Tanto el cepillo eléctrico como el manual pueden dañar el esmalte y las encías cuando “se hace un cepillado muy agresivo y, entonces, hay riesgo de que aparezcan recesiones gingivales o desgastes en el esmalte del diente”, avisa Guitart.
Por ello, la dentista recomienda aquellos cepillos eléctricos que avisan al usuario si se hace demasiada fuerza: “Vienen con un sensor, son muy útiles y evitan posibles daños”. Otro apunte que destaca la especialista y que ignoran muchos usuarios es que los cepillos de dientes se deben cambiar cada tres meses y “en ambos casos”.
Una correcta higiene bucal
Aparte del cepillado de dientes hay otros elementos que deben entrar en una correcta higiene bucal, como son el hilo dental y el flúor, unas herramientas algo abandonadas por muchos usuarios.
Aunque Guitart advierte de que, “en el caso del hilo dental, lo ideal sería usarlo después de cada cepillado, pero con usarlo una vez al día es suficiente, ya que la placa dental tarda 24 horas en calcificarse, es decir, en convertirse en sarro”. Por lo que hace al uso del flúor, para esta especialista depende de cada persona y sus necesidades. Sin embargo, es importante no pasarse porque “con un exceso de flúor pueden aparecer fluorosis dentales”. Y, además, advierte de que, “según la zona donde se viva, el agua del grifo ya tiene diferentes concentraciones de flúor, por lo que es mejor no abusar”.