Elon Musk compra Twitter. Ya es una realidad. El hombre más rico del mundo (recientemente ha superado a Jeff Bezos, amo y señor de Amazon) se hace con el control de la red social del pajarito azul, la tribuna digital donde discutimos y nos entretenemos. La compra --valorada en 44.000 millones de dólares, unos 41.000 millones de euros al cambio actual-- ha despertado algunas alarmas, sobre todo en lo referente a la libertad de expresión y al futuro de la plataforma. Astrud cantó que había un hombre en España que lo hacía todo. Algo así se podría decir del polémico Musk, pero a nivel global.
El dueño de Tesla se ha presentado como la antorcha rutilante del free speech. Y eso ha significado criticar los mecanismos de control y censura de Twitter. Ahora, por ejemplo, la plataforma avisa a los usuarios cuando alguien publica un mensaje financiado por “una agencia estatal”. Eso ayuda al tuitero de a pie a orientarse, entre otros casos, sobre quién publica qué sobre la invasión de Ucrania, por ejemplo. Además, censura cuentas cuando considera que se comenten delitos de odio o se publican mensajes muy ofensivos, lo que ha despertado suspicacias entre los afectados.
Elon Musk, inversor y activista
El lunes 25 de abril el millonario ya publicaba una declaración de intenciones: “Espero que hasta mis peores críticos permanezcan en Twitter, porque eso es lo que significa la libertad de expresión”. Aludía así a sus haters (unos cuantos millones) que puede que emprendan ahora una marcha en señal de protesta.
Entre las razones del descontento sobresale una polémica concepción de la libertad de expresión. Cuando Twitter tomó la decisión taxativa de vetar a Donald Trump para siempre (poco después de las elecciones y el asalto al Capitolio), Musk se mostró en contra. Janira Planes, experta en tecnología y cultura digital, cree que el multimillonario sudafricano ha tomado la postura del “inversor-activista que, además de comprar, dice que puede cambiar las cosas”. Así, el “gran interrogante” es qué pasará con la libertad de expresión: menos control puede significar mayor libertad, pero también mayor circulación de mensajes de odio o más relajación contra las fake news.
Palabrería y polémica
Según Planes, los mensajes de Musk tienen un tinte populista. Propone cosas que la gente reclama, pero no siempre es sencillo o conveniente materializarlas. “Es un debate que también tiene que ver con la cultura de la cancelación, y creo que él ha tomado la postura de expresar lo que mucha gente que no está dentro de Twitter desearía expresar”, explica Planes.
“Pero creo que adopta esa postura, sobre todo para generar ruido. Es palabrería y Twitter, con los cambios que haya, seguirá siendo Twitter”, defiende la experta. Bajo su punto de vista, Musk tampoco podría permitir la anarquía ni que la red social se convirtiera “en un sitio donde reine el spam”, porque entonces perdería valor.
Un botón de pago para editar en Twitter
Donde sí puede haber más cambios es en Twitter Blue, el espacio premium de la red social que ya está implantado en Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda. “Consiste en ofrecer funcionalidades de pago. Hay que pensar que existen muchos modelos de suscripción exitosos, y Twitter es una herramienta en la que no hay mucha publicidad, así que desde la lógica del negocio sí tiene sentido que Musk quiera desarrollar una parte de pago para los que la deseen”, explica Planes, quien precisa que en EEUU este servicio cuesta unos 3 dólares --2,8 euros-- al mes. Su ventaja más destacada es la opción de editar tuits. Ahora, si se publica uno con una errata, hay que borrar y reescribirlo. “Sería interesante para mucha gente”, opina.
“Si te suscribes a un periódico, puedes leer noticias antes que otras personas y tienes acceso a la web sin publicidad. Esto sería parecido”, cuenta la experta. En cambio, Ainhoa Torres, profesora de la Universidad CEU San Pablo y experta en redes sociales, cree que lo de pagar no convencerá a muchos tuiteros. “Por el momento, el usuario de a pie no está dispuesto a pagar. Si plataformas como Netflix ya tienen problemas de monetización y de huida de usuarios, Twitter también podría tenerlos”, razona.
Éxodo a otras redes sociales
Según Torres, el éxodo de tuiteros no sería sólo por motivos económicos, sino por razones ideológicas. “De algún modo, Twitter es una red de frikis, en el sentido de que hay un nicho muy concreto: personas interesadas en las noticias, en lo que pasa en el mundo, en las temáticas de lo online… Y quizá a este usuario no le guste que la red quede en manos de una sola persona con tanto dinero. Por eso, puede haber mucha gente que salga de la red”, relata la docente.
Con todo, la migración tendría sus límites. “Instagram tardó un año en sacar su versión para Android. Al mes siguiente la compró Mark Zuckerberg. En ese momento hubo una estampida de usuarios que no deseaban estar allí, con el dueño de Facebook. Es decir, que esos movimientos de ‘protesta’ ya han existido, pero al final la mayoría de la gente regresó, porque las funcionalidades de Instagram se impusieron”, rememora Torres. Por su parte, Planes cree que es una herramienta muy útil para periodistas y gente que busca visibilidad, así que la huida no será masiva. “Ha habido muchas coñas con volver a Tumblr”, concede.
“Manipula el mercado”
Musk es dueño de Space X y de Tesla. Quiere ir a Marte, tiene una posición de fuerza en el sector del coche eléctrico y es un polemista abonado a la conversación pública. Y Twitter es la máxima expresión de ese debate. Ahora bien, cabe pensar qué pasaría si se revelase información contraria a las empresas de Musk y esas noticias circulasen por la red social. ¿Habría algún tipo de veto, o conflicto de intereses? Planes no lo tiene claro, pero opina que “el hecho de que una persona pueda comprar una empresa tan importante como Twitter es un fallo a nivel social”.
Además, según explica, “Musk siempre juega con el precio, como se ha visto con el caso de las criptomonedas”. Y le funciona. Con un simple tuit, este millonario disparó el valor de una divisa digital, lo que, según el caso, mueve a sus seguidores a vender o a comprar. “Manipula el mercado”, sentencia Planes, “y demuestra que, simplemente con el dinero, puede conseguir lo que quiera”.
Acelerar los cambios
“Se ha presentado como abanderado de la libertad de expresión, pero luego ha mostrado opiniones contrarias en algunos ámbitos”, puntualiza Torres. “Tiende a aliarse con movimientos que en teoría apoyan el avance de la tecnología, pero no siempre de la libertad de las personas”, detalla. Además, esta experta cree que Musk “quiere conquistar el espacio, y que conozcamos más cosas de Marte que de sus planes aquí, en la Tierra”. Entre otras lindezas, se ha mofado de Bill Gates y ha llegado a defender un golpe de estado para extraer litio (“We will coup whoever we want! Deal with it”, escribió en 2020).
No obstante, Torres considera que los cambios que implemente no podrán ser radicales, porque entonces dejaría de Twitter. “Si deja la aplicación tal y como está, no variará nada para el usuario, será simplemente un cambio de manos”, dice. Por su parte, Planes opina que podría acelerar tendencias ya presentes, para demostrar que su reinado conlleva cambios visibles, aunque no alterará la esencia. “The Barbarians are at the Gate” (Los bárbaros están a las puertas), escribió Musk el 23 de abril. Queda ver si tendrán, o no, prisioneros.