“¡Cómo es posible que algo tan rico no se coma en España!”, pensó Sergi Playà el primer día que probó un insecto cocinado en un restaurante de Camboya. Al regresar del viaje montó junto a Daniel Morató la startup Becrit, la primera empresa española que elabora batidos de proteínas con insectos
Lejos de ser algo anecdótico, comprar insectos en el supermercado está cada vez más cerca. “Las barreras culturales son fuertes, pero las generaciones más jóvenes tienen la mente más abierta”, señala Marta Ros, nutricionista y doctora de la UOC, que está realizando una tesis sobre los insectos como fuente proteica.
Competencia para los batidos convencionales
Los batidos de proteínas son uno de los suplementos más utilizados en el mundo del deporte. Por lo general estos preparados están hechos con suero de leche o whey protein. Hay varias marcas muy conocidas en el mercado como Foodspring, Myprotein, Prozis, Herbalife o HSN. Según Playà, su mezcla elaborada con un 15 % de harina de gusanos “es apta para intolerantes a la lactosa y es más fácil de digerir que la mayoría de estos batidos”, mientras que los preparados de proteínas tradicionales pueden provocar “hinchazón, pesadez, molestia estomacal”.
Hasta la fecha, los que son intolerantes a la lactosa que querían ganar músculo compraban proteínas de origen vegetal. Pero éstas no son tan resolutivas como las que provienen de los animales, porque no tienen los nueve aminoácidos esenciales que conforman las proteínas, salvo algunas excepciones. Sin embargo, las harinas de insecto tienen los nueve elementos químicos orgánicos que necesita el ser humano. Además, los batidos de insectos contienen un elevadísimo contenido en proteína, muchas veces superior al contenido proteico de cualquier otro animal de granja. Por ejemplo, la carne de pollo contiene un 23 % de proteína frente a un 65 % de proteína que aporta como media el grillo rubio. Otro detalle importante sobre este alimento es que es muy bajo en grasa y calorías.
¿Qué tienen los insectos?
Desde el punto de vista nutricional los batidos Becrit de proteína de insecto “tienen el triple de proteína y magnesio que la ternera, el doble de calcio que la leche, 12 veces más vitamina B12 que el salmón y el doble de hierro que las espinacas”, explica Playà. Un diamante en bruto que la industria alimentaria ya está empezando a tantear. “Se están abriendo líneas de investigación y muchas marcas reconocidas están a la espera de los resultados”, señala la doctora Ros
No obstante, la ingesta de este tipo de alimentos, aparte de ser buena para la salud, también es respetuosa con el medioambiente. “La producción de insectos consume menos recursos y necesita menos espacio que la cría de otro tipo de animal”, señala Ros. De hecho, en una superficie de 70 metros cuadrados, se puede producir 10 toneladas de insectos al año. Los beneficios ecológicos de la cría de insectos fue el argumento que convenció a Playà y Morató cuando fundaron la empresa Becrit. “Sabíamos que queríamos innovar y crear una empresa sostenible, cuyos productos no generasen mucho CO2”, explica Playà.
Batidos, hamburguesas, harinas de larvas
“Aún no se contempla comerlo de una pieza, pero se está avanzando mucho en el tema de las harinas”, señala Ros. En la actualidad, un kilo de harina de insecto cuesta de “14 a 30 euros”, tal como explica esta experta a Consumidor Global, un precio un tanto elevado porque “de momento en Europa existen pocas granjas”. Holanda es el país que más explotaciones de insectos tiene. En España, en cambio, la legislación no contempla esta posibilidad, pero sí el consumo de éstos.
La startup Becrit, aunque se haya especializado en batidos de proteínas, no descarta incluir más alimentos en su catálogo. “Barritas, cremas de cacao, hamburguesas... Tenemos claro que queremos que los insectos lleguen al supermercado, los batidos sólo han sido el principio”, afirma el representante de la empresa.
Visto bueno de veganos y vegetarianos
Los insectos también cuentan con el beneplácito del consumidor vegano y vegetariano, porque “al tener un sistema nervioso simple, sin receptores de sensibilidad, no sufren ningún dolor”, señalan desde Becrit.
El tenebrio molitor, un tipo de larva que también se conoce como gusano de la harina --de un color amarillento y poco agradable a la vista--, es el primer insecto que se produce y comercializa en Europa. A principios de año la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) emitió un dictamen positivo sobre este artrópodo. Aunque advirtió la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) que era necesario iniciar más investigaciones debido a la “falta de información sobre el consumo humano”. Señaló, además, que podía producir alergias en algunas personas. “Las mismas que tienen alergia a los crustáceos”, advierte la experta de la UOC. Y, es que al final, tal como señala esta experta “hay un gran parecido entre una cigala y un grillo, y consumirlo es cuestión de tiempo”.