La felicidad es subjetiva y hay muchas vías para alcanzarla, pero existen ciertos elementos que, si bien no son universales, sí podrían figurar en una hipotética lista de la mayoría de las personas que se sentasen a escribir qué necesitan para ser felices: la salud, el amor, la libertad, el bienestar emocional, la autorrealización… y el dinero.
Un estudio de Harvard dirigido por los profesores Robert Waldinger y Marc Schulz, autores del libro Una buena vida, concluyó que un estadounidense debe ganar unos 72.000 dólares anuales para ser feliz. Su investigación analizó la situación vital de 700 ciudadanos estadounidenses (entre los que había estudiantes de Harvard o habitantes de suburbios de Boston), de modo que, si se tratase de un europeo, es posible que esa cifra bajase, ya que los estadounidenses destinan buena parte de sus ingresos a seguros médicos.
Seguridad y sensación de control
En palabras de Schulz, el dinero no puede comprar la felicidad, pero es una herramienta que sí puede brindar seguridad y una sensación de control sobre la vida. No obstante, a juicio de este profesor de psicología y director asociado del Harvard Study of Adult Development, lo más importante son las relaciones sociales, y de ellas dependerá mantener o no la felicidad.
De hecho, el estudio de Schulz y Waldinger sostiene que ser rico no genera garantía alguna para ser feliz. Por otra parte, podría existir una correlación directa entre edad y felicidad, ya que las personas mayores “tienen el sentido de los límites de la vida y de que la muerte es algo real, y eso los hace más felices porque cambian sus vidas”.
Autoexamen
Los investigadores también recomiendan reflexionar, periódicamente, si uno mismo está haciendo lo que realmente es importante para él en su día a día y qué cosas puede cambiar. Este autoexamen, apuntan, puede ser muy beneficioso.
Por otra parte, recomiendan gastar dinero en experiencias vitales más que en bienes materiales, especialmente si esas experiencias se pueden compartir, como viajes con amigos o cenas con familiares.
La importancia de la jubilación
Otro asunto delicado es la jubilación, que puede mermar la felicidad de las personas que se han dedicado en cuerpo y alma a su trabajo y, tras dejarlo, sufren un bajón de autoestima.
A las que mejor le va tras jubilarse, cree Schulz, es a aquellas que “piensan en sus conexiones sociales y reconstruyen sus redes fuera del trabajo".