Que el aceite de oliva está más caro que nunca es algo que todo el mundo sabe. La categoría virgen extra (AOVE) es la que más se ha encarecido. Los motivos también son ampliamente conocidos: la mala cosecha junto a la escasez de productos son los principales factores que entran en juego. Unas razones a las que se suman la inflación generalizada que han sufrido todos los alimentos.
Si bien el litro del oro líquido supera en buena medida los diez euros, las diferencias que se presentan entre un supermercado y otro son abismales. Un ejemplo de ello son las marcas Hojiblanca o Coosur. Ambas muy conocidas en el sector oleícola. Basta con echar un vistazo a los distintos establecimientos para percatarse de este fenómeno. Las diferencias de los envases de cinco litros superan los 14 euros en algunos casos.
El caso de Hojiblanca
La marca Hojiblanca ofrece el aceite de oliva virgen extra en garrafas de cinco litros. Distintas cadenas de distribución cuentan con esta firma en sus lineales. Sin embargo, hay unas claras diferencias, tal y como se recoge en la tabla. En el formato de cinco litros, cada litro de AOVE cuesta 10 euros en Alcampo, 11,15 en Eroski y 12,92 en Carrefour.
Visto así casi que la diferencia pasa inadvertida. No obstante, el precio de la garrafa de 5L varía ampliamente entre un súper y otro. Así, en el caso de Alcampo, el precio final es 49,98 euros. En Eroski, por ese mismo producto, el consumidor paga 55,75 euros. En Carrefour, el precio asciende hasta los 64,59 euros. Unos datos que no dejan lugar a dudas: la diferencia entre la primera cadena y la última es de 14,61 euros. Una cifra que, ciertamente, impacta en el bolsillo del cliente.
El caso de Coosur
A diferencia de Hojiblanca, el caso de Coosur es menos impactante, pero sigue siendo relevante. La gran diferencia se palpa especialmente entre dos supermercados: Mas y Carrefour. En el primero de ellos, muy popular en Andalucía, la garrafa de cinco litros de AOVE cuesta 46,95 euros. Por tanto, el precio por litro se queda por debajo de los diez euros: 9,39 euros.
Ese mismo producto es más caro en la cadena francesa. En los lineales de Carrefour, el producto de Coosur cuesta 55,49 euros. Esto supone que el precio por litro sube hasta los 11,10 euros. Por tanto, la diferencia entre una y otra es de 8,54 euros. Una cifra que, aunque inferior a la del caso Hojiblanca, sigue siendo significativa para la economía de los consumidores.
¿A qué se deben estas diferencias?
Existen varios factores que pueden explicar las diferencias de precios. El consultor y profesor de estrategia e innovación Francisco Torreblanca explica a este medios enumera cada uno de ellos. En primer lugar, hay que tener en cuenta el tipo de contrato establecido entre el supermercado y la marca de aceite. En función de la cantidad, se estipulan unos precios.
A este factor hay que sumar el momento de la compra. "El precio es volátil y, como ya sabemos, varía. Puede influir si el aceite se ha comprado tres semanas antes o un mes antes", matiza el experto. Torreblanca también señala a la posibilidad de que la cadena de distribución tenga existencias de años anteriores. "Así puede jugar un poco con el truco de la cosecha, en el que el consumidor seguramente no se fija", sostiene.
Unas razones insuficientes
A todo lo anterior, hay que añadir las preferencias del consumidor. "Hay establecimientos en los que la gente siempre compra un producto determinado. Cuando pensamos en AOVE, podemos preferir un supermercado concreto donde hemos visto precios bajos o incluso ofertas y promociones de manera constante", concluye. El experto también hace mención a la especulación que aparece cuando se trata de grandes cadenas de distribución.
La suma de estas variables podría explicar las diferencias de precio. Sin embargo, en ningún caso, justifican una disimilitud de casi 15 euros como es el caso de Hojiblanca. "Es una diferencia muy bestia y debe haber alguna variable que se nos está escapando", reconoce Torreblanca.
El papel del productor de aceite
Teniendo en cuenta todos los factores que explica el consultor, ciertamente el consumidor podría preguntarse el papel que juega el productor de aceite. En este sentido, Torreblanca advierte de que se trata de un rol casi sin voz ni voto en cuanto a precios. "Una vez entras en volumen, la cadena de distribución coge el mando y ya ellos marcan sus políticas de precios", asegura el experto. Lo único que puede hacer el productor es quejarse. En ningún caso tiene poder para influenciar en una regulación del precio.
"Si no hay alguien que regule esto, podemos seguir viendo durante un periodo bastante prolongado estas diferencias tan abismales", advierte Torreblanca. La clave de la variabilidad de precios está en las grandes cadenas de distribución y en los intermediarios. Unos acuerdos sobre los que el consumidor no conoce apenas nada. El experto ya anuncia que pocas son las soluciones que verá el cliente a corto plazo. A su juicio, hasta que no bajen los indicadores de consumo de aceite en picado, no se llevará una regulación de precios que frene esta imparable subida.