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Despertar en el futuro: pasamos la noche en un hotel cápsula en pleno centro de Madrid
Consumidor Global prueba esta nueva fórmula de alojamiento adoptada de Tokio y que ya cuenta con varias propuestas en ciudades españolas como Bilbao y Tenerife
Es verano y las calles del madrileño barrio de Malasaña parecen haber perdido esa banda sonora que tanto las caracteriza durante el resto del año. Hay algún turista, gente que viaja por trabajo y también curiosos. Nada más entrar, las paredes y techos blancos convierten la recepción en un túnel del tiempo futurista y espacial. Estamos en uno de los primeros hoteles cápsula de España. Hostel, en realidad, pues se comparte espacio con otros huéspedes.
“¿Es tu primera vez en una cápsula? Tranquilo, verás como no es tan agobiante”, cuenta el recepcionista de Optimi Rooms Madrid, en la calle Puebla, 7. Nos acercamos a la medianoche y son varios los huéspedes que vuelven para descansar. Detrás del mostrador, algunos monitores de climatización indican la temperatura de los espacios. Unos 17 grados centígrados y la verdad que se está bien fresquito.
Dormir como en una película de ciencia ficción
“Vamos que te acompaño a la cápsula y hacemos un tour”. El blanco es el color principal de este espacio de dos plantas. Hay un ascensor circular que desciende a la zona de descanso, pero preferimos bajar por las escaleras. Caminar por sus pasillos es como sumergirse en una película de ciencia ficción como 2001: una odisea en el espacio o Gravity.
Las paredes y los techos sobresalen con relieves geométricos que hacen del lugar una auténtica nave espacial. Es la sala de estar y hay sillones, mesas y hasta una cocina. Sí, en el espacio también hay que cocinar. Una puerta da a la zona de las taquillas, que funcionan con una tarjeta RFID (identificación por radiofrecuencia), la misma que abrirá la cápsula.
¿Claustrofobia o intimidad?
En un largo pasillo están las duchas y baños, repartidos en pequeñas estancias y cada una con su puerta corredera. “Son todas privadas y con intimidad, las duchas públicas de los hostels ya quedaron atrás”, bromea el recepcionista. Junto al pasillo de duchas también hay unos cambiadores con puerta corredera. La intimidad aquí está garantizada.
“Ahora sí, pasamos a la zona de descanso, aquí silencio”. Nada más entrar se encienden de forma automática unas luces led azul eléctrico que nos transportan a cualquier nave de película. Nuestra cápsula es la número 77, al final del pasillo. Pasamos la tarjeta por el sensor y después de escuchar dos clics abrimos la puerta corredera.
Televisión y aire acondicionado
4 metros cuadrados de cápsula para una cama de 2 metros de largo por 1,5 de ancho. Es individual, pero podrían caber dos personas. Hemos escogido la cápsula Tokio individual, aunque hay más tamaños. En el interior hay otra luz led azul, una de lectura y una blanca normal. En contra de lo que se pueda pensar en un principio, la sensación de claustrofobia es mínima. El techo es alto y se puede estar sentado en la cama sin problema. En la pared de los pies hay una smart tv de unas 32 pulgadas que se puede conectar con unos mandos que entregan en recepción. Eso sí, para hacer uso de ella, hay que utilizar unos cascos que también vienen incluidos, aunque en este caso están estropeados y no sirven.
Y sí, claro que hay ventilación. Como es verano, la habitación está climatizada con aire acondicionado a unos 15 o 16 grados, pero se puede pedir que pongan la temperatura que se quiera. Si a medianoche hay frío, no hay problema, la cama cuenta con una colcha. Hay enchufes USB para cargar los dispositivos y un espejo para los más claustrofóbicos.
De Bilbao a Madrid
La dureza del colchón es alguna de las críticas que más se oyen y Consumidor Global la comparte. Aunque no dificulta demasiado el descanso, es preferible que las camas sean un poco más blandas, una sugerencia en la que ya están trabajando, aseguran los responsables del alojamiento.
“Nos lo ha dicho mucha gente y vamos a tomar nota. Nos encanta escuchar las opiniones de nuestros clientes para seguir mejorando”, cuenta Iñaki Zabala, impulsor del primer hotel cápsula de España, inaugurado en Bilbao en 2019 y que ahora trata de conquistar Madrid.
Cápsulas más amplias
Zabala explica que la idea surgió hace cuatro o cinco años y su fuente de inspiración fue la serie de ciencia ficción Black Mirror, muy de moda en 2019 y que acaba de estrenar nueva temporada. “En ese momento no se había abierto ningún hotel así en España. Mi socio y yo estamos chiflados y dijimos que íbamos a ser los primeros. Nos marcamos una bilbainada”, bromea este empresario vasco.
La idea está inspirada en Japón, donde las cápsulas son muy pequeñas. “En lo primero que piensa la gente es en la claustrofobia, por la idea que tienen de Japón, donde las cápsulas son muy estrechas y verticales. Aquí en España sabíamos que había que hacerlas más espaciosas y la verdad es que se ven muy amplias”, señala Zabala.
Precios y tipos de cápsula
En cuanto a los precios, estos dependen de la temporada y el tipo de cápsula. La más barata es la Space individual, de 3 metros cuadrados y con cama de 2 x 1,2. Su precio es de unos 30 euros por noche. Este tipo de cápsula también permite la opción doble a partir de 50 euros. La Tokio individual es solo 4 o 5 euros más cara que la Space individual y cuenta con más espacio y una cama un poco más grande.
La cápsula Space doble es de 5 metros cuadrados, con cama de 2 x 1,5. Para los que quieran vivir una experiencia más exclusiva, hay una suite a partir de 80 euros con todo tipo de detalles y servicios. En los próximos meses, Málaga y Sevilla también tendrán su propio hotel cápsula, un modelo claustrofóbico al principio, pero realmente económico y curioso. ¿Y tú? ¿Te atreverías a pasar una noche en una cápsula?
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