El sexo es tan natural como necesario. Los juguetes sexuales sirven para completar cada una de las experiencias. Dentro de este mercado, la variedad de precios es tan amplia como la cantidad de juguetes que existen. Pero hay algo que es indudable: desde que el Satisfyer irrumpió en nuestras vidas, los vibradores y succionadores de clítoris son los que están a la orden del día.
Diseños de todo tipo de formas, colores y funciones que van variando su precio. La mayoría no superan los 100 euros. Ahora bien, ¿conocemos realmente cómo funcionan los succionadores de clítoris? Parece una pregunta demasiado obvia pero lo cierto es que cada modelo ofrece unas ventajas. Esperanza Gil, sexóloga clínica y responsable en Valencia de Amantis Russafa ha explicado a Consumidor Global los matices.
"Modo manos libres"
La función de un succionador de clítoris no se limita a lo que indica su propio nombre. Todo lo contrario. Suele ser un juguete versátil. Vibritta, que es el nombre que recibe uno de los succionadores de Amantis, tiene un diseño bastante peculiar, poco común. "Su forma ergonómica es lo que te permite usarlo en diferentes posturas", detalla Esperanza Gil.
La boquilla alargada succiona en el canal de la vagina. Al tacto suave y sedoso, le acompaña un par de placas aplanadas. La experta explica sus dos funciones: estabilidad en la carga y activar el "manos libres". Facilita la sujeción entre los muslos liberando a los brazos para estimular otras zonas o a la pareja. "No nos tocamos solo en una sola postura. Nos gusta masturbarnos de otras formas", aclara.
Las bolas chinas, un mito caído
Cómo aumentar el deseo propio o el de pareja son algunas de las dudas que más suelen atormentar a los clientes. Es muy importante que la gente dedicada a la venta de juguetería erótica tenga una formación, según detalla la sexóloga. "Además del juguete, también estamos vendiendo salud", argumenta. Un producto mal usado puede ser perjudicial para la salud sexual. Es el caso, por ejemplo, de las míticas bolas chinas.
"Hay mucha gente que cree que si te las pones ya te da placer o que sirve para fortalecer el suelo pélvico, cuando en realidad es todo lo contrario", aclara Gil. De hecho, la experta asegura que solo se recomienda en determinados casos y siempre que se haya pasado por una valoración previa del suelo pélvico. "Es importante desmitificar productos y dar información con personal especializado", insiste.
Juguetes universales y multiusos
Orgameslia es el juguete sexual de Amantis que destaca Esperanza Gil cuando de originalidad se trata. Uno con forma de rosa con tallo que puede utilizar tanto hombres como mujeres. Los aros también suelen ser multiusos. La sexóloga explica que su uso no tiene por qué limitarse al pene. "Sirve también para estimular pezones o el punto G, por ejemplo". Algo similar ocurre con succionadores como Vibrattis.
Gil detalla que se puede utilizar como vibrador, succionador o ambos a la vez. Sea cual sea el juguete elegido, la experta recomienda primero probarlo en solitario. Luego, en pareja. "Si una persona se muestra reacia a utilizar juguetes, es mejor comenzar por aquellos no sean tan realistas", advierte la experta. Los pequeños, de colores y fáciles de utilizar podrían ser una buena opción.
Una cuestión de diseño
Muchos de los vibradores y succionadores de clítoris actuales tienen unos diseños tan divertidos como originales. En Amantis, los hay con forma de conejos, alpacas, rosas, juego con geometrías… Para los más novatos, identificar la función de cada uno de ellos puede llegar a ser un auténtico reto. A juicio de Esperanza Gil estos diseños han ido evolucionando a medida que la mujer ha entrado en el campo del diseño.
"Se ha dado un salto enorme hacia juguetes no tan realistas sino más bonitos, que apetezca utilizarlos", defiende. La responsable del sexshop reconoce que los clientes que visitan sus tiendas, a veces, se percatan de la evolución del diseño en juguetería erótica. "Pero vamos, igual que con los teléfonos móviles. Si ahora vemos los de hace cinco o diez años atrás, el salto es brutal", añade. "Estoy deseando ver los juguetes dentro de tres o cuatro años", concluye.