Según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año más de 8 millones de personas fallecen a causa de del tabaco, de los cuales 1,2 millones son no fumadores expuestos al humo ajeno. Por eso, dejar de fumar es, junto con ir al gimnasio y comer mejor, uno de los grandes propósitos que se apuntan en todas las listas cada nuevo año. No es tarea fácil, a pesar de que desde las administraciones públicas se intenta ayudar: Sanidad financia, desde el 1 de febrero, Todacitan (citisina), un fármaco que ayuda y calma la ansiedad que genera abandonar el hábito, pero no es una fórmula mágica.
No obstante, es posible lograrlo si se siguen con determinación unas pautas y se cuenta con ayuda de profesionales, tal y como expone el doctor Antoni Torres, jefe del servicio de neumología del Hospital Universitari General de Catalunya, del grupo QuirónSalud. Su primera y principal indicación es que, quien quiera dejarlo, debe haber tomado realmente la firme decisión de hacerlo. “En caso contrario es prácticamente imposible que funcione y más tarde o más temprano tendrá una recaída”, señala.
Comunicar la decisión al entorno
Además, este especialista explica que el entorno y la actividad social son factores muy importantes en el éxito o fracaso de la deshabituación tabáquica e influirán, sobre todo, si la decisión de dejar de fumar no es firme. “Es fundamental comunicar y hacer partícipes de la decisión de abandonar el consumo de tabaco a familiares y amigos”, explica.
Por otra parte, dejar de fumar supone un reto que cada persona vive y racionaliza de una manera, por lo que no existen plazos universales. Con todo, el Dr. Torres subraya que los tiempos dependen, de nuevo, “de cuándo y por qué el individuo ha tomado la decisión de dejarlo”. El denominado síndrome de abstinencia, detalla, acostumbra a durar unos 14-21 días.
El problema de las recaídas
“Las sensaciones durante este periodo suele ser la principal causa para volver a fumar. Es frecuente que las ganas de fumar prevalezcan durante bastante tiempo, aunque cada vez con menor frecuencia en intensidad. Las sensaciones, digamos molestas, de la deshabituación tabáquica son temporales mientras que las ventajas de dejar de fumar en nuestra salud son para toda la vida”, relata este experto.
Además de las evidentes y primordiales razones de salud que comporta superar esta adicción, algunas personas encuentran la motivación para intentarlo en el dinero que se ahorran al dejar de comprar cajetillas. Según un estudio realizado por YouGov, el 30 % de los fumadores españoles gastaba de 5 a 10 euros en cigarrillos a la semana, mientras que el 4 % desembolsa una cantidad superior a los 50 euros.
Las mujeres, menos dependientes de la nicotina
La experiencia personal del Dr. Torres indica que dejar de fumar les resulta más difícil a los hombres que a las mujeres. “Hay que considerar la incorporación de la variable del sexo tanto en la prevención como en el tratamiento para dejar de fumar ya que en ambos casos los condicionantes son diferentes. Las mujeres acostumbran a consumir menos cigarrillos y son también menos dependientes de la nicotina que los hombres”, admite.
Hay datos que pueden elevar la motivación: el Dr. Torres precisa que, si bien el tabaquismo es una de las adicciones más difíciles de superar, un tercio de las personas que deciden dejar de fumar lo consigue. “Los deslices o recaídas deben afrontarse con ayuda o apoyo profesional. Se tiene que hablar con el médico o psicólogo que esté tutelando el proceso de deshabituación lo antes posible con el objetivo de iniciar la terapia de rescate de forma inmediata”, argumenta.
Dejar de fumar engorda
En torno al proceso de dejar de fumar hay muchos mitos, pero también algunas certezas. El Dr. Torres reconoce que dejar de fumar puede conllevar subir de peso: “algunos efectos de la nicotina son que acelera el metabolismo y aumenta el número de calorías que el organismo precisa en reposo y las utiliza para eliminar las toxinas procedentes del tabaco. Por ello, dejar de fumar debe planificarse adecuadamente desde el punto de vista nutricional y de ejercicio físico para compensar la carencia de este nocivo producto”, defiende.
No existen, cree este facultativo, ningún alimento específico que pueda ayudar a dejarlo, sino un marco general: “Sí se puede recurrir a iniciar un cambio de hábitos, básicamente en aquellos momentos en los que se acostumbraba a fumar un cigarrillo. También acompañando al proceso de deshabituación sería interesante realizar actividad física”. Es decir, que prescindir o transformar de esos momentos asociados a fumar (el café después de comer, por ejemplo) puede ayudar a decir adiós a los cigarrillos.
Nada de cigarrillos electrónicos
Lo que no es buena idea es considerar los vapers o vapeadores como una alternativa admisible, ni siquiera de forma transitoria. “Los cigarrillos electrónicos también contienen sustancias químicas nocivas y tóxicas, entre ellas la nicotina. Las personas que consumen este tipo de cigarrillos inhalan estas sustancias que llegan a sus pulmones. Ya se conoce que los vapers pueden provocar enfermedades pulmonares”, arguye el Dr. Torres.
En definitiva, aunque cada persona tiene una motivación diferente para dejar de fumar, el neumólogo recalca que para mantener este afirme propósito “es preciso seguimiento por parte del psicólogo y una educación sanitaria continuada”.