Entrar, como mucho saludar con la mano, tímidamente, y sentarse. Escanear el código QR con el móvil y pedir en cuatro clics a través de una app. Sin necesidad de mediar palabra. Sin las sugerencias del camarero de turno. Pedir escondido en la pantalla, que es la nueva voz. La máquina de casi todos los deseos. ¿El autopedido es el futuro? ¿El gasto varía? ¿A dónde irán a parar las relaciones humanas? Y aparece un robot con el plato de lentejas…
Las herramientas tecnológicas no solo permiten ofrecer servicios de comida a domicilio, “también son fundamentales para que los clientes vuelvan a llenar bares y restaurantes”, opina Salvador Alcaraz Marín, cofundador del sistema de pedidos online ReadyMe. “Para la restauración más comercial, el autopedido en mesa puede suponer una ventaja que aporte valor añadido, pero para conceptos de restauración más tradicional todavía puede resultar contraproducente a día de hoy”, expone a Consumidor Global Manel Morillo Prieto, cofundador de Con Gusto Consulting.
Autopedido: más rotación y más gasto
Llegó hace unos años de la mano de algunas multinacionales de comida rápida como Burger King o McDonald’s, pero ya es una realidad que cada vez adoptan más restaurantes. Una realidad que, según las métricas de Readyme, reduce la ocupación de cada mesa en 26 minutos de media y hace que la cuenta ascienda hasta en un 35%.
Si el comensal ya se ha acostumbrado a escanear un código QR para ver la carta, “¿por qué no ofrecerle también la posibilidad de hacer su pedido directamente desde la mesa? Se reducen los tiempos de espera y permite al restaurante ofrecer más turnos de comida”, apunta Alcaraz, quien asegura que el cliente pasa menos rato en la mesa, pero consume más porque puede pedir en cualquier momento con un par de clics. “Desde que McDonald’s implementó el quiosco digital, el ticket medio ha subido un 20%. Sin duda hacen que el cliente pida mucho más”, resume Morillo.
Digitalizarse o morir
En China, lo raro es encontrar un restaurante en el que no se pida desde la mesa de manera digital. En el norte de Europa está cada vez más extendido. Sin embargo, en España solo lo ofrecen alrededor del 2% de los establecimientos.
Mientras Alcaraz opina que digitalizar los negocios para que el cliente vuelva a consumir en el local es el gran reto al que se enfrenta la restauración en la actualidad, Morillo asegura que falta superar el salto digital. “Por su público objetivo, los típicos bares de tapas o de menús de toda la vida tienen difícil implementar el autopedido, pero llegará un momento en el que estaremos tan acostumbrados que cualquier cosa se pedirá de forma digital”, añade este experto.
¿Adiós a las sugerencias de la casa?
Excepto en las cadenas de fast food, en la mayoría de establecimientos que introducen el autopedido en mesa este servicio convive con la atención personal de toda la vida. “Está el cliente que no va a usar nunca el autopedido. Está el que lo va a usar para pedirlo todo. Y también está el que lo usa para pedir la bebida, pero prefiere que el camarero le aconseje a la hora de pedir la comida”, apunta Alcaraz.
“A medida que se implemente el autopedido, algunos establecimientos optarán por posicionarse como una especie de refugio cultural y ofrecerán una atención personalizada con un servicio muy profesional”, sentencia Morillo.