María G. se ha mudado a vivir recientemente a Valencia. Para ella, el deporte es importante en su día a día, por eso no ha tardado en buscar un gimnasio cerca de casa para cumplir con su entrenamiento. Optó por Basic Fit, la cadena low cost con clubes por toda España.
Sin embargo, tal y como cuenta esta joven a Consumidor Global, su experiencia con este gimnasio ha dejado mucho que desear, tanto que se ha sentido “engañada”. Servicios que pensaba que tendría y al final no, y packs que le “colaron” para que pagara más, le llevaron a querer cancelar su contrato. Sin embargo, no puede acogerse a este derecho porque solo se ofrece para inscripciones online y ella se apuntó de forma presencial en un club.
Decepción con Basic Fit
“Quería empezar sobre todo por las clases, ya que tampoco sé mucho de máquinas. En la web ponía que habría clases, pero cuando fui allí me dijeron que en ese club no se ofrecían. Primera decepción”, cuenta. Un trabajador del gimnasio al que acudió le dijo que no se preocupara porque cualquier monitor le atendería si tuviera dudas sobre cómo hacer los ejercicios.
“Mentira. Al día siguiente fui, pregunté a una chica si me podía guiar un poco y me dijo que para eso tendría que contratar un entrenamiento personal”, cuenta indignada María G. A partir de ahí todo fue una decepción tras otra.
Yanga, la suscripción extra de agua de sabores
Tal y como explica la joven, el trabajador que le atendió cuando fue a inscribirse le “coló” unos extras que ella entendió como obligatorios cuando en realidad no lo son. Por un lado, le incluyeron una “introducción al entrenamiento personal” por 25 euros y una suscripción a Yanga Sportswater, la bebida refrescante con sales minerales que se comercializa en los gimnasios Basic Fit mediante máquinas dispensadoras.
“Yo no quería para nada eso, yo bebo agua y ya está. Me lo metieron en el plan por la cara, unos 5 euros más, porque yo entendía que tenía que ser así. Luego vi en la web que eran opcionales”, señala. En total, le hicieron pagar 78 euros de golpe nada más apuntarse, frente a los 25 euros mensuales que cuesta el plan básico.
Sin poder cancelar
El día que hizo la introducción al entrenamiento personal que le habían incluido quedó aún más descontenta porque querían añadirle más servicios. “El monitor solo quería que me apuntara al entrenamiento personal, que son 30 euros más cada sesión, una vez al mes. Ahí me agobié, le dije que lo sentía, pero que yo no quería ni entrenamiento personal ni más extras. Me sentía estafada y disgustada con todo”, recuerda.
Fue en ese momento cuando pensó en cancelar lo que acababa de contratar y buscar otro gimnasio. “Me informé en los términos y condiciones y resulta que solo podía desistir del contrato si me había inscrito online. Si te apuntas en persona no tienes ese derecho. No lo entiendo de ninguna forma, no le veo sentido por qué una persona que se apunta presencial no puede. A mí nadie me dijo nada de eso allí. En fin, tendré que aguantarme así”, lamenta esta usuaria.
El derecho de desistimiento solo se aplica en contratos a distancia
En el apartado de condiciones generales de Basic Fit se puede leer: “En caso de que te inscribas en la página web, tienes derecho a desistir de tu Contrato en un plazo de 14 días naturales a partir de la fecha de la Inscripción sin necesidad de justificación”. Y añade que “esta posibilidad de ejercicio del derecho de desistimiento no se aplicará, sin embargo, a las inscripciones realizadas en el Club, por ejemplo, usando el Kiosko".
La abogada de Legálitas Laura Sierra recuerda cuándo se puede garantizar ese derecho. “El derecho de desistimiento solo es obligatorio para contratos realizados a distancia o fuera del establecimiento mercantil. Por tanto, en el caso de las inscripciones hechas en el gimnasio no cabría este derecho”, apunta.
La postura de Basic Fit
Basic Fit, por su parte, recuerda que los contratos que se celebran físicamente en los clubes a través de sus “kioskos” no pueden considerarse un contrato a distancia y por eso no se concede el derecho de desistimiento. Además, fuentes de la cadena señalan que “siempre hay personal presente para ayudar al consumidor en el uso del kiosco, o responder a cualquier pregunta sobre nuestros servicios”.
Sin embargo, clientes como María G. echan en falta una mejor atención en los clubes por parte del personal para no caer en esas confusiones o acabar contratando extras que en realidad no son obligatorios.