Estos días, la desaparición de un submarino que se dirigía a ver los restos del Titanic en las profundidades del Atlántico ha copado la atención de medios de todo el mundo. La compañía responsable es Ocean Gate, que trabaja con sumergibles tripulados para “proyectos comerciales, investigación científica y exploración”, según describen en su web.
La compañía tiene un submarino llamado Titan, fabricado en fibra de carbono, que es capaz de llegar al fondo del océano para ver los restos del Titanic de cerca. Es relativamente pequeño, ya que mide menos de 7 metros de largo. Ahora bien, estos viajes de exploración, que duran en torno a ocho días y siete noches, no están al alcance de todos: cada billete cuesta unos 250.000 dólares.
Quiénes viajaban en el Titan
En este caso, los pasajeros habían sido trasladados desde Terranova (Canadá). Entre ellos había un empresario paquistaní (Shahzada Dawood) y su hijo, así un explorador británico (Hamish Harding) y el consejero delegado de la firma OceanGate. En la operación de rescate participan equipos de Estados Unidos y Canadá, que han recurrido a algunos de sus medios más avanzados.
Por su parte, OceanGate Expeditions ha afirmado que está valorando "todas las opciones" disponibles para traer de vuelta a la tripulación. "Toda nuestra atención está en los miembros de la tripulación del submarino y en sus familias", han añadido, además de dar las gracias por la asistencia a gobiernos y empresas.
El hundimiento del Titanic
El hundimiento del Titanic se produjo el 14 de abril de 1912, cuando chocó contra un iceberg en el Atlántico Norte. Según los investigadores, el agua fue entrando en los compartimentos del barco y, a pesar de que la tripulación intentó mantener el control cerrando las compuertas, fue en vano.
Entre tripulantes y pasajeros, viajaban a bordo más de 2.000 personas, 1.500 de las cuales perdieron la vida. El desastre motivó un debate sobre la seguridad del transporte marítimo.