Temperaturas cada vez más frescas, chubascos, nubarrones, atardeceres que cada día llegan antes… El tiempo cambia, y el 23 de septiembre el verano termina de forma oficial. No obstante, a partir de esa fecha todavía habrá que esperar más de un mes para cambiar la hora: el 29 de octubre, a las 3 de la madrugada hora peninsular, los relojes se deben retrasar una hora para volver a marcar las 2. En Canarias, las 2 de la madrugada pasará a ser la 1.
De este modo, los que estén durmiendo tendrán una hora más de sueño (y, los que hayan salido, una 60 minutos extra de fiesta). El principal objetivo del cambio de hora es aprovechar mejor la luz natural y reducir el consumo de energía eléctrica, aunque también tiene sus detractores, que sostienen que sería mejor no cambiar.
Cómo afecta el cambio horario
Por otra parte, el cambio al horario de invierno puede afectar el ritmo circadiano, el sueño y el estado de ánimo. Por eso, algunos expertos recomiendan ajustar gradualmente el cuerpo, intentando ir a la cama 15 minutos antes cada noche.
Es relevante también mantener una rutina de sueño, y puede ayudar realizar ejercicio de forma regular y ser paciente, ya que es normal que el cuerpo tarde algún tiempo en adaptarse.