Rafael Martín sube cada mañana las persianas de un templete casi centenario, el KGB 007. La primera en hacerlo fue su abuela hace 95 años y por aquel entonces aquel quiosco de prensa nada tenía que ver con lo que hoy se puede encontrar en sus estanterías y muebles. Está en la icónica glorieta de Bilbao, en Madrid, y desde hace unos años, periódicos y revistas comparten espacio con la música.
“Primero empezamos con colecciones de blues y jazz que nos suministraba Planeta y más recientemente hay un proveedor que nos trae vinilos de un mercadillo de Ámsterdam, sobre todo de rock”, cuenta a Consumidor Global Martín, el dueño de este establecimiento.
Vinilos entre papel
En las mesas de vinilos se ven los títulos de clásicos como Abba, Queen, The Rolling Stones o AC/DC, pero la diferenciación aquí la traen el blues y el jazz. Figuras como Charlie Parker, Miles Davis o Aretha Franklin en la faceta más soul colorean las estanterías musicales del KGB 007.
También hay CD y películas con joyas imprescindibles del cine clásico nacional e internacional. Los precios de los vinilos rondan los 20 euros, mientras que los precios de las películas en DVD van desde 1 hasta 5 euros. “Las películas clásicas están desapareciendo de los grandes lineales de venta, están en desuso. Por suerte Madrid es una ciudad tan grande en la que hay gente para todo que sigue buscando estos artículos y aquí los tenemos”, cuenta Martín.
Renovarse o morir
El dueño de KGB 007 tenía claro que un quiosco como el suyo tenía que renovarse si no quería morir. “No hay un modelo que valga para todos. Cada uno tenemos que buscar algo que nos caracterice y diferencie para conseguir un público fiel”, defiende Martín. En su caso, la música ha sido clave para marcar esa nueva etapa, pero desde hace un tiempo también el cine.
Tanto es así que el propio quiosco se ofrece como comprador de películas en DVD a los clientes. “Es algo reciente que acabamos de incorporar. Durante muchos años lo hemos rechazado, pero, ante la falta de distribución de productos de primera mano, hemos recurrido a la gente. Es una forma de dar una segunda vida a los productos”.
“Compramos DVD”
Los precios son muy bajos. Cuenta Rafael Martín que los DVD se están comprando a un precio de entre 50 céntimos y 1 euro, “vinilos, de momento, no”, ya que la gente solo busca “desprenderse de música clásica y españoladas de los 70”, cuenta.
Para Rafael Martín, otro de los aspectos positivos de incluir este tipo de productos en su establecimiento es su fácil conservación. “Nosotros estamos a pie de calle y el papel, los libros no aguantan tanto tiempo al sol, a la lluvia, al calor o al frío. Los vinilos, CD y DVD tienen mayor resistencia”, explica mientras un hombre mayor ojea con mucha atención uno de los vinilos expuestos en la mesa. “Me llevo este, voy a regalarlo”, se le oye decir.