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¿Cuál es el origen de los calendarios de Adviento y qué significan?
La historia de este objeto tan popular hoy en día se remonta a cientos de años atrás y a un país que pocos imaginarían
La Navidad se acerca y en los días previos es normal encontrar en las casas algún calendario de adviento. Con sus pequeñas ventanas numeradas que esconden sorpresas diarias son una tradición entrañable que marca el inicio de la temporada navideña. Sin embargo, pocos conocen su origen y el significado que encierran.
Se trata de una estructura hecha normalmente de cartón con 24 casillas con tapa dentro de las que se esconden pequeños productos que ir descubriendo día a día hasta el 25 de diciembre, Navidad, por lo que la fecha para empezarlos es el 1 de diciembre.
Origen del calendario de adviento
Aunque hay muchas personas que abren todas las sorpresas en cuanto lo compran, los calendarios de Adviento tienen un sentido detrás que atiende a lo religioso y, a continuación, te contamos cuál es su origen para que puedas entender de dónde viene y cuál es su finalidad.
La tradición del calendario de Adviento viene de Alemania. Concretamente, debemos remontarnos hasta el siglo XIX en diciembre. En ese momento del año, las familias evangelistas ponían en la puerta de sus casas una corona de Adviento con cuatro velas, algo que se sigue haciendo hoy en día en las iglesias, que se encienden cada domingo anterior al 25 de diciembre.
El primer calendario de adviento
Otra costumbre en estas semanas antes a la fecha del nacimiento de Niño Jesús era marcar las puertas, paredes o ventanas de las casas con rayas que se pintaban con tiza. En total eran 24 rayas, que corresponden a los 24 días antes de Navidad desde el 1 de diciembre, el periodo que dura el Adviento. Así cada día se iba borrando una raya hasta que no quedase ninguna, momento en el que se pasaba de Nochebuena a Navidad.
El primer calendario de Adviento impreso se realizó en la librería protestante Fiedrich Trümpler de Hamburgo, en el año 1902. El primero con dulces llegó en 1958 de la mano del alemán Georg Lang.
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