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Cuál es el motivo real por el que los bares no permiten comer productos de otros establecimientos

La mayoría de restaurantes prohíben el consumo de alimentos procedentes de otros locales pero la justificación de esta medida no es baladí y va más allá de la rentabilidad económica

Varias personas en la terraza de un bar / UNSPLASH
Varias personas en la terraza de un bar / UNSPLASH

No son casos aislados. Por raro que parezca, algunos de los clientes que llegan a un bar entran con una condición: que el establecimiento les deje comer o beber algo que traen de otro local. ¿La respuesta del restaurante? Un rotundo no en la mayoría de casos. 

La razón por la que los hosteleros no permiten consumiciones externas a sus negocios parece muy obvia. No les interesa económicamente este perfil de cliente. Efectivamente, esto es un argumento. Pero existe otro motivo de más peso y tiene que ver con la salud

Una prohibición amparada legalmente

Un hostelero puede prohibir el consumo de bebidas y comidas procedentes de otros locales. Eso sí, hay que subrayar que esto hace referencia a bares y restaurantes al uso. Fuera quedan los parques temáticos, festivales o el cine, por ejemplo. Esta prohibición está amparada por la mayoría de las normativas autonómicas encargadas de regular el tema. Lo explica a Consumidor Global el abogado y director del bufete Abogado Amigo, Jesús P. López Pelaz

Varias personas comen y beben en un bar-restaurante / PEXELS
Varias personas comen y beben en un bar-restaurante / PEXELS

La prohibición llega incluso al ámbito infantil. Manipular alimentos relacionados con los bebés es algo que queda a juicio del propio restaurante. "En la mayoría de regulaciones en las que se hace referencia se puede pedir permiso al local que podrá aceptarlo o no", añade el abogado. 

Garantía de salubridad

El factor económico es un motivo que explica la negativa de los bares a recibir comida externa. Pero los expertos ponen el foco en otro de más peso: garantía de salubridad. "Desde el momento en el que estamos en un local, este responde por la salud de los alimentos que tomamos", advierte López Pelaz. Por ejemplo, si se llegase a producir una intoxicación, el bar en cuestión se vería envuelto en un problema. 

Sería el dueño del restaurante quien tendría que demostrar que el alimento en mal estado procedía de otro lugar. "Aquello que no haya sido manipulado por el propio local podría generar una ruptura en sus responsabilidades y hacerle asumir al bar una carga que no les corresponde. O, al contrario, poder ampararse en algo que hemos tomado de fuera para evitar una responsabilidad que les corresponde", añade el abogado. 

Medidas para prevenir 

Elías Latorre, hostelero y propietario de Conservas Latorre, explica a este medio su experiencia. Con cierta frecuencia se topa con clientes que desean comer algo de fuera. Una práctica que está totalmente prohibida en este local barcelonés. "Lo hacemos por motivos económicos y también por posibles intoxicaciones", argumenta.

La terraza de un bar llena de gente / EP
La terraza de un bar llena de gente / EP

Eso sí, reconoce que hace excepciones cuando se trata de cumpleaños. "Si quieren, pueden traer una tarta pero solicitamos el ticket de compra", añade. Se trata de un excepción que aplican otros muchos hosteleros. Pedir el ticket no tiene otro motivo que el de prevenirse ante posibles problemas futuros

Consecuencias para los bares

Lo cierto es que las intoxicaciones en bares y restaurantes son una cosa muy seria con graves consecuencias. Las repercusiones para los establecimientos afectan a su bolsillo y hasta a la propia licencia del negocio. Ruth Almaraz, profesora de OBS Business School, desgrana a este medio cuáles son las multas. Pueden oscilar entre los 10.000 y los 100.000 euros, depende de cada caso. 

Una persona paga la cuenta en un restaurante / FREEPIK
Una persona paga la cuenta en un restaurante / FREEPIK

"Puede ser muy grave porque no solamente son las multas. Pueden cerrarte el local. Es decir, la inspección que te llega por higiene te cierra el local durante un tiempo", matiza Almaraz.  La experta, además, recalca el daño de imagen que puede llegar a sufrir el restaurante en cuestión. "Es irreparable", asegura. Así, la decisión de los bares de no permitir consumibles de fuera no es baladí. Más allá de que pierdan dinero, lo cierto es que pueden llegar a perder hasta su propio negocio.

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