Ametller Origen es un supermercado con una fuerte implantación en Cataluña, donde tiene más de 120 establecimientos. No obstante, la empresa parece haber resbalado con uno de sus productos: la salsa para calçots. En la red social X (antigua Twitter), un consumidor ha calificado este aderezo de “incomible”.
No es el único que ha criticado la salsa. “Sólo deciros que la salsa de calçots que vendéis (Ben Sucat) es la peor del mercado con diferencia. El sabor a aceite de girasol requemado es horroroso. ¿Y dónde se ha visto una salsa de calçot hecha con girasol? Por una vez que no miro la etiqueta…”, lamentaba otra compradora en febrero de 2021.
Qué lleva la salsa para calçots de Ametller Origen
Ametller Origen vende distintas salsas indicadas para acompañar estos populares vegetales. La que criticaba el citado cliente se vende en un tarro de cristal de 290 gramos, y cuesta 2,99 euros. Sus ingredientes son pasta de tomate, agua, aceite de girasol, almendras, anacardos, vinagre de manzana, ajo en polvo (con sulfitos), sal y pimentón dulce. Asimismo, contiene 2,6 gramos de azúcares por cada 100 de producto y 0,94 gramos de sal.
Ahora bien, el supermercado catalán también vende otra salsa ligeramente más cara (3,29 euros el bote de 250 gramos) que contiene aceite de oliva, mucho más saludable y sabroso. En este caso, el tomate no está presente en forma de pasta, sino cocido; y también se le añade a la receta pimiento choricero, pan rallado, pimienta negra y cayena.
Cómo preparar la salsa de forma casera
Tal y como explica Hule y Mantel, esta salsa (que para algunos es idéntica a la romesco) es una joya de la gastronomía catalana. Para su elaboración se necesitan media cabeza de ajos, 4-6 tomates maduros, 2 ñoras o 2 pimientos choriceros, media cucharada de pimentón dulce, 1 carquiñol o galleta maría, un chorreón de vinagre y otro generoso de aceite de oliva virgen, pimienta negra y sal.
Además, resultan imprescindibles, para aportar sabor y la deseada textura grumosa, 15 gramos de almendras tostadas, otros 15 de avellanas tostadas y 2 rebanadas de pan tostado o dos biscotes.
Una salsa grumosa
“La salsa se ha de pegar al calçot, no puede quedar aguachirri ni ser una argamasa, porque entonces tampoco impregnará. Para ello es importante cómo tritures los elementos y también la cantidad de ingredientes secos que añadas. El objetivo es que quede grumosa, que se note la picada. Lo mejor es que si al finalizar la receta cojea, puedes corregir a tu gusto”, señala el citado medio.
En realidad, el calçot no es sino una cebolla blanca especialmente típica de algunas zonas de Tarragona, aunque actualmente se cultiva en prácticamente toda Cataluña. Algunas teorías indican que su origen se remonta al siglo XIX, cuando un agricultor quemó unas cebollas viejas en el fuego. A continuación, las probó y descubrió que su interior era muy dulce y poco fibroso.
IGP de Valls
Hoy en día, los calçots de Valls están protegidos por una indicación geográfica propia (IGP), un sello que se otorga a los cultivos que cumplen con unos determinados requisitos. Así, está fijada la cebolla que se debe usar (la "Blanca Tardana de Lleida"), la técnica de cultivo, las medidas de los calçots resultantes o la presentación de los manojos.
Según los datos de la Generalitat de Cataluña, el consumo de calçots durante la última década se ha incrementado en un 230%, y los productores venden cada año más de 12 millones de unidades de esta cebolla tierna.