Té, cotilleos, palacios victorianos, apariencias, nuevos ricos, frivolidad, deseo de poder y deseo de poder desear, algunos personajes apuestos y corsés. Eso es, a grandes rasgos, Los Bridgerton: una serie romántica que se convirtió en el gran pelotazo de Netflix en 2021. Ahora llega la segunda temporada, con un chorreón más de política y unas gotas menos de sensualidad, pero en esta plácida Inglaterra de campiña y chismorreo lo que no cambia son los corsés.
La serie da impulso a una prenda que lleva unos meses de moda. En las corseterías y tiendas especializadas admiten una tendencia al alza, que también tiene su eco en Zara o Stradivarius.
El corsé, ‘influencer’ para vestidos y tops
No hay muchas semejanzas entre Phoebe Dynevor, la actriz que da vida a Daphne Bridgerton, y Penélope Cruz. Sin embargo, la primera saltó a la fama en una serie donde luce constantemente corpiños y trajes encorsetados; y la actriz española acudió a la gala de los Oscars con un vestido de Chanel que también bebía el estilo corsé. Es una semejanza débil, pero que permite seguir una línea de puntos.
En muchas tiendas de ropa, los corsés o la ropa inspirada en los mismos son un must de esta temporada. De algún modo, actualizan una tendencia de la década de los 2000, que se puede rastrear, por ejemplo, en Victoria Beckham; y que hoy llega a los tops transgresores de Hailey Bieber o Irina Shayk. Además, después de una pandemia que impuso la ropa cómoda y el pijama en casa (la primera temporada de Los Bridgerton se estrenó en diciembre de 2020), ¿qué mejor manera de salir al exterior que con un exceso de fantasía y recargamiento?
Stradivarius se alía con ‘Los Bridgerton’
El Secreto de Carol es un negocio con tienda online y física que vende corsés de muchísimas clases: bajo pecho, de vestir, para novias, a medida… “Nosotros llevamos abiertos desde 2010. Fuimos la primera tienda especializada en corsé a nivel nacional”, cuenta a Consumidor Global Carolina Guervós, una de las responsables. “En 2016 o 2017 podíamos llegar a vender 3.000 corsés al mes”, expresa. Ahora son menos, aunque Guervós reconoce que la prenda trasciende la corsetería tradicional y corteja a otras prendas más del día a día.
“Es una prenda que ha tenido fluctuaciones, pero siempre ha gustado”, relata la experta, quien admite que una serie como Los Bridgerton puede impulsar su popularidad. “La televisión es infinita, y cuando hay series de moda que pegan, se nota”, argumenta. No obstante, esta influencia se ve, sobre todo, en las relecturas que hacen gigantes del textil como Zara o Stradivarius. La segunda, de hecho, ha sacado una colección inspirada en la serie de Netflix en la que hay pantalones estampados, vestidos con y sin corpiño y, por supuesto, tops corseteros. Estos últimos se pueden comprar por unos 25 euros.
La versión ‘crop-top’
“Realmente no son corsés, porque para serlo necesitarían unas características especiales, sino una especie de crop-top o de top con corpiño”, describe Guevara. Son, de algún modo, una versión actualizada de una prenda centenaria.
En el caso de Zara, la mayoría de los tops corseteros mantienen tirantes finos ajustables. Los hay con “tejido tipo nido de abeja en espalda”, con un cierre frontal que incorpora ganchos metálicos, satinados, más de encaje o de punto. Muchos dejan el ombligo a la vista, y se pueden comprar desde los 15,95 euros hasta los 25,95 euros.
Una prenda de interior que sale a la calle
Rocío Mendoza, de la tienda Damas de Copas (un negocio especializado en sujetadores a medida), señala que en su establecimiento no han notado un incremento de las ventas de corsés, pero sí reconoce que ahora lo llevan “personas más jóvenes” que se acercan a la prenda desde otra perspectiva. En esta tienda, un corsé cuesta unos 70 euros.
En cambio, en Corsetería Alberola, una tienda del centro de Valencia, los corsés “últimamente se venden más”, tal y como cuenta Eva, una de las responsables. En este comercio, los precios oscilan entre los 70 y los 100 euros. En este establecimiento, antes la corsetería se restringía a una clienta más clásica, pero ahora se extiende a mujeres de todas las edades. “Nosotros tenemos prendas de interior, para llevar más en la intimidad. Lo nuestro no es para llevarlo de exterior. Lo que ocurre, creo yo, es que a la gente joven le da más igual todo y se lo pueden poner para salir a la calle”, matiza Eva.
“El corsé ahora atrae a perfiles que antes no se interesaban”
Bajo el punto de vista de Eva, el corsé es un gran clásico. “Su popularidad también depende de las temporadas, varía con la tendencia del momento. Si en las pasarelas se llevan vestidos más recargados, o si se lleva un body con la espalda al aire…”, expresa. Mientras, Soul Barcelona se define como una tienda de moda alternativa, con ropa vintage, pero también tutús y prendas de estilo gótico o pin-up. Una de las dependientas (que prefiere mantenerse en el anonimato) señala que sí han notado más interés en el corsé.
“Nuestro público está más orientado al burlesque, con varillas metálicas o cordones, pero sí es cierto que el corsé ahora atrae a perfiles más distintos, que hace un tiempo no estaban dentro de esta cultura”, relata. Y Los Bridgerton insufla su aire juguetón decimonónico. “A día de hoy, las series son una fuente de inspiración directa para la moda. Ya se vio con Euphoria, que recuperaba una estética noventera. Al final, esto viene de la pandemia, cuando la pasarela estaba en las series”, relata.
Cine y moda, amigos íntimos
Carmen Azpurgua es subdirectora del ISEM Fashion Business School y especialista en moda y cine. Esta experta apunta que, en la colección de Stradivarius x Los Bridgerton, lo que vemos es “una evolución del crop-top” y una “interpretación actual del estilo romántico y el regency code, con colores pastel, más modernos”. Para ver de qué va el regency code basta con buscarlo en Instagram o TikTok, donde la etiqueta suma miles de publicaciones, desde fans disfrazados, hasta tips para seguir esta corriente.
“Tanto las marcas de lujo como la fast fashion apuestan muy fuerte por el público joven, que donde está es en las series”, relata Azpurgua. Así, a pesar de que el corsé mantiene una fructífera relación tanto con el cine como con el textil (con Jean Paul Gaultier como gran renovador y Madonna como profeta), la experta cree que la clave está en la fuerza del product placement, es decir, en las estrategias de publicidad para colar productos en las series. Donde es más exagerado, apunta Azpurgua, es en Corea. De este modo, la película se convierte en una suerte de extenso anuncio más o menos narrativo.
El papel de Netflix
A juicio de Azpurgua, la tendencia es también una señal. Hace unas semanas, relata, en la Mercedes Fashion Week, Netflix tuvo su stand con actores vestidos de Los Bridgerton. Así, la corriente revelaría el interés de la compañía californiana en colarse, directamente, en el mundo de la moda. Dejar de inspirar para rentabilizar hasta la ropa. “Han visto el potencial que tienen, y lo de Stradivarius con los corsés es una colaboración, pero no descarto que en el futuro Netflix lance sus propias colecciones”, relata la subdirectora del ISEM.
De ser así, lo de ‘creador de contenidos’ adquiría un nuevo significado. Azpurgua expone que, con El juego del calamar, Netflix ya ensayó la jugada a través del merchandising. Y, con Euphoria, la serie de HBO, las marcas de cosmética han descubierto una mina para llegar a más personas. “Desde los años 30, el cine y la moda han sido disciplinas íntimamente relacionadas”, relata la experta, “y muchos grandes modistas también han trabajado en cine”. Ahora, un universo y otro se hilvanan de película.