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De compras en la ‘tienda del futuro’ de Lefties: “Nos hemos perdido porque es todo muy nuevo”
El nuevo establecimiento del grupo Inditex en Diagonal Mar ofrece probadores inteligentes, cajas de autopago, diseños personalizados y devoluciones automatizadas
Al entrar en el establecimiento, la música del nuevo disco de Bad Bunny inunda todo el establecimiento iluminado. El bullicio de la gente se armoniza con la melodía. Al fondo del local se intuye una cafetería con un par de parejas tomando alguna bebida acompañada de un pequeño dulce. En varias esquinas se posiciona una máquina arcade con juegos de Pac-Man, Super Mario Bros. y otros clásicos. Lo cierto es que se trata de la innovadora tienda del futuro de Lefties que ha aterrizado en Barcelona, concretamente, en el centro comercial Diagonal Mar.
El espacio de 1.900 metros cuadrados distribuidos en una planta única ofrece las últimas novedades tecnológicas, tal y como señala la cadena, permitiendo una experiencia de compra digitalizada. Pese a tener unos probadores inteligentes que gestionan automáticamente los accesos y la devolución de prendas mediante cintas autónomas, o un sistema de pago Easy Pay –un método de autopago pionero en el mundo– un incontable número de dependientes vestidos con un mono azul colman la tienda. Están ahí para asesorar y encaminar al cliente en las novedades, pues seis días después de la inauguración algunos consumidores se sienten perdidos y algunas novedades no funcionan del todo de manera dinámica.
Probadores inteligentes
“Sí que es verdad que nos hemos perdido, pero porque yo creo me ha dado la sensación que es todo como muy nuevo, a la hora de encontrar la caja, encontrar el probador. Hemos estado un poco despistadas. Es una tienda diferente”, explica a Consumidor Global una usuaria que ha acudido con su hermana al novedoso establecimiento del grupo Inditex. Eso sí, para ella, una vez pillado el truco, todo ha sido muy rápido, y admite que cuando se ha ido a probar la ropa ha sido “una maravilla” el no salir cargada, ya que hay un buzón incorporado para la devolución de las prendas que no terminan de convencer. “La sensación era súper extraña, pero estoy encantada”, reconoce.
Lo que la marca llama “probador inteligente” consiste en un probador convencional, con un número encima de cada cortina que, según se colorean de verde o de rojo, indica si está ocupado o no en ese momento. Al llegar a la entrada, una gran pantalla en el lateral informa a qué probador hay que dirigirse. Sin embargo, aunque la idea es que la gestión se realice de manera autónoma, un empleado que hace la función de portero es el que comunica cuál está libre, pues el sistema, a día de hoy, falla. Un “5” sale en aquella pantalla, pero al mirar a ese mismo número, colocado encima de aquel probador sale en rojo. Este medio hace la prueba y no acierta hasta la tercera vez.
Cajas autopago
Ahora ponen una canción de Rosalía y The Weekend. Mientras, una señora va paseando tranquilamente por los pasillos. “No he venido a comprar nada. He entrado sin saber, por curiosidad, nada más. La he visto preciosa y grande, y quería visitarla”, especifica la mujer tras preguntarle sobre su experiencia en el nuevo local de Lefties. Por otro lado, una joven, que asegura que sabía claramente lo que quería comprar y no ha pasado por el experimento de los probadores, accede directamente a la caja, sin cajero o cajera, pero con asesores. “Es más rápido. Nada lioso”, destaca.
Mientras la joven, que pertenece a una generación más adaptada a las nuevas tecnologías, se desenvuelve fácilmente durante el autopago, una de las 11 cajas disponible se encuentra fuera de servicio mientras una pareja es atendida por una dependienta que intenta solucionar el pago pendiente. Si bien, es cierto, que Consumidor Global, al cuestionar a cada cliente que ha finalizado la compra sobre este método, la respuesta es, en general, positiva.
Diseños personalizados
Una vez se ha comprado, los consumidores se disponen a salir de este Lefties. Alto. Otra tentación llama la atención de varias personas tras superar las cajas. Como si de una lavandería se tratase, una alta barra adornada de sudaderas gira en círculo justo al lado del sistema de pago Easy Pay. Y es que el establecimiento también ofrece al cliente la oportunidad de personalizar el producto en la tienda, viendo in situ el proceso de creación de los diseños realizados por el equipo de la tienda.
Asimismo, aquí lo físico y lo online se dan la mano, ya que justo al lado se encuentra un punto de recogida y devolución automatizados. Algunos clientes curiosos se acercan a examinarlo, pero, finalmente, nadie, en aquel momento, realiza ninguna gestión. Quizás es demasiado pronto para muchos. Ahora suena una canción de Rosalía. Se mezcla con los gritos de unos niños jugando en una máquina arcade. A lo lejos se escucha a alguien pedir un café con leche de avena. No más distracciones. Una vez fuera, sin ninguna compra, pero con una experiencia diferente, lo cotidiano vuelve a envolver el ambiente del centro comercial.