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Comprar una bici y recibirla en 2023: piezas que no llegan y precios por las nubes

La mayoría de tiendas dedicadas al mundo de la bicicleta acusan el desabastecimiento de chips y otros componentes básicos como piñoneras y frenos procedentes de Asia

Teo Camino

Los escaparates de la tienda Bicicletes Castells con un 'stock' de bicis muy limitado / CG

Los españoles no se mueven igual hoy que hace un año y medio. Cada vez son más los que eligen la bicicleta para evitar el concurrido transporte público. En 2020 se vendió un velocípedo cada 3 minutos en nuestro país --1,5 millones de bicis en total--, lo que supone un aumento de las ventas de un 40% respecto a 2019, según un estudio de la Asociación de Marcas y Bicicletas de España (AMBE). Sin embargo, comprar una bicicleta hoy en día es más difícil que nunca.

“Cuando le dices al cliente que si no reserva la bici ahora se quedará sin, no se lo cree. Y cuando le informas de que el tiempo de espera es de más de un año, no lo entiende”, explica Pau, nieto de los fundadores de Castells Bicicletes (1928), una tienda casi centenaria cuyo escaparate está prácticamente vacío. El problema es que, mientras la demanda de bicicletas sube, la pandemia ha provocado “un colapso de la producción”, expone a Consumidor Global Cristian Castillo, profesor de Economía de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) experto en logística, quien apunta que se ha roto la cadena de aprovisionamiento y se ha producido un desabastecimiento global que hace que suban los precios y los plazos de entrega se extiendan sobremanera.

Recambios que no llegan

Lo primero que empezó a faltar fueron las piñoneras o cassettes, que se cambian a menudo y hay muchos modelos. Después han dejado de llegar cadenas, cambios, frenos… “Cuando viene un cliente a hacer un arreglo le decimos que no sabemos cuándo llegarán determinadas piezas. Es desesperante”, explican desde el establecimiento Espai Bicis.

“Con según qué piezas te puedes ir a 2023. Y no hablo de productos elitistas, sino de bielas, platos, cambios… Llevamos esperando material de frenos desde hace un año”, se queja Pau. Los especialistas coinciden en que ha habido una gran demanda en poco tiempo y eso ha roto las previsiones de los fabricantes. Además, la multinacional japonesa Shimano "no trabaja por orden de pedido, se lleva la pieza el que paga más, y nos ponen en un compromiso”, lamentan desde Castells Bicicletes. A todo ello hay que sumarle que muchas empresas han hecho pedidos masivos debido a la incertidumbre y eso agrava la situación. En cuanto a los chips de las bicis eléctricas y de tantísimos dispositivos electrónicos, “lo que apunta el sector es que hasta entrado el segundo trimestre de 2022 no volveremos a los niveles de semiconductores previos a la pandemia”, apunta Castillo. 

Precios por las nubes

La falta de producción y las dificultades de transporte han disparado los costes de todo tipo de productos y grupos de componentes, unos costes que las empresas asumen, pero que se reflejan en la gran mayoría de las 2.981 tiendas dedicadas al mundo de la bici que hay en España.

Una bicicleta de la marca taiwanesa Merida, cuyo precio ha subido más de 100 euros en el último año / CG

“Esta bicicleta Merida (imagen superior) hace un año costaba 579 euros, y ahora cuesta 699 euros. Es la misma bici. Es taiwanesa y cuesta más fabricarla y traerla. De media han subido 100 euros”, explica Pau. Desde Espai Bicis también estiman que el precio de un grupo entero de componentes de bicicleta ha subido alrededor de 100 euros en el último año. “Para nosotros es muy complicado porque hacemos bicis a medida”, añaden.

Una bici a medida: misión imposible

A día de hoy, hacerse una bici a medida es un ejercicio de paciencia no apto para todos los públicos. “Juntar todas las piezas se ha convertido en un comecocos imposible”, aseguran desde Espai Bicis.

Según aseguran desde la tienda Castells, con una bicicleta a medida el tiempo de espera es de más de un año. “Hay tiendas con bicis a punto para vender a las que solo les falta un componente. Y se pasan así meses… Esto no se había visto nunca”, apunta Aitor Querol, cofundador de la fábrica Carmela Bikes. “Se ha de comprar la bici que esté disponible, no con la que uno sueña”, se lamenta Pau.