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La decepción tras la compra colectiva de Gana Energía: de la tarifa más barata a la "insolvencia"
Clientes denuncian que la compañía, propiedad de Repsol, les ha impedido acceder a la oferta presentada a pesar de haberse inscrito correctamente
La unión hace la fuerza. Lo sabían en Fuenteovejuna, en la Tierra Media, en los primeros gremios y lo saben los miles de consumidores que, hace muy poco, participaron en una compra colectiva de electricidad con el objetivo de conseguir la factura de luz más barata posible. La más rentable del mercado y que cuadrase con su situación. Ganó Gana Energía, pero algunos perdieron.
El concepto de compra colectiva no significa que estos consumidores abonasen un dinero para adquirir una empresa y formar algo parecido a una cooperativa, sino que se unían para poder negociar con más fuerza. De hecho, el proceso se parece más a una subasta: las distintas empresas tenían la oportunidad de presentar sus ofertas y la que satisficiera al grupo sería la ganadora. Esta se comprometía a respetar el precio fijado para todos los inscritos durante un año, salvaguardándoles así de los vaivenes del mercado eléctrico.
Insolvencia
Sin embargo, muchas personas que se inscribieron en esta compra colectiva, y que, por tanto, tenían derecho a disfrutar de una tarifa muy competitiva (se hablaba de 63,25 euros al mes para un consumo medio en horas valle) han sido rechazados por supuesta “insolvencia”. “Menuda vergüenza, así que soy insolvente para entrar en vuestra compañía, pero no soy insolvente para estar en vuestra empresa principal, Repsol, con precios más altos. Si ibais a hacer esto, no haber pujado en la compra colectiva, mentirosos”, publicó un tuitero cabreado.
Esta sentencia refleja el cabreo: la negativa de Gana Energía ha provocado que la acción, promovida por Carlos Codina (un experto energético que cuenta con 45.000 suscriptores en su canal de YouTube El Grinch Energético) conjuntamente con Forocoches, haya pasado de ser, al menos para algunos, más una fuente de frustración que un grito de libertad contra el oligopolio eléctrico.
Contratos desestimados
Víctor Torres forma parte del ejército de rechazados. “Se empleó la plataforma Spock para gestionar las altas de interesados, así como las empresas que pujaron. Al final, de las que se presentaron, la mejor oferta la planteó Gana Energía. La cosa es que cuando empezaron a gestionar los contratos, de manera totalmente opaca, Gana Energía decidió desestimar los de un montón de gente, lógicamente sin justificar la desestimación”, relata a Consumidor Global.
La primera pregunta es evidente: ¿Por qué habrían de apuntarse personas insolventes a una tarifa a sabiendas de que, como es lógico, revisarían sus cuentas? Y esa cuestión lleva a la segunda: ¿Por qué Gana Energía correría el riesgo de rechazar a clientes que sabe que no son insolventes? “Se dice que la empresa ha empleado Equifax para obtener una puntuación financiera o scoring de la gente, pero debe de haber algo más, ya que los propios afectados han pedido informes a Equifax y vienen limpios”, relata Torres.
Gana Energía, propiedad de Repsol
“Mi opinión es que tenían un número de clientes pensado y cuando han llegado a esa cifra, al resto ha empezado a echarlos para atrás de alguna forma”, aventura Torres. Además, detalla que Gana Energía es propiedad de Repsol, así que cabe la posibilidad de que a un gigante como este no le hiciera gracia la magnitud que había adquirido esta pequeña revolución.
José Lara tiene una opinión similar. “El número de inscritos superó los 15.000. Seguramente hayan visto que no les ha salido como esperaban por cualquier razón, y, ya que no podían negarse a enviar la oferta, han optado por otro mecanismo bastante más sucio: una vez firmabas el contrato, te llegaba un correo a los 20 minutos anulándolo por motivos de insolvencia”, describe a este medio.
Negativa a negociar
Tras recibir la negativa, Lara intentó ponerse en contacto con la empresa para pedir explicaciones y defender su propia situación financiera, porque era “totalmente absurdo”. “No me permitieron ni compartirles nómina, ni extractos, ni nada de nada, simplemente se cerraron en que una vez el contrato se anulaba, no había nada que hacer”, dice Lara. La justificación de Gana Energía, cuenta este afectado, fue que ellos habían llevado a cabo un estudio de sus potenciales clientes a través de una empresa externa para decidir si eran válidos o no.
Así, Lara denuncia que han “saboteado” una compra colectiva: “Muchos nos hemos quedado colgados”, clama, porque se inscribieron en el momento en el que finalizaban sus respectivos contratos. “Así que hemos tenido que coger apresuradamente lo primero que hemos podido encontrar en el mercado, con nula capacidad de negociación”, arguye. Atrás quedaron otras propuestas por debajo de la que ofreció Gana, con las que quizá las cosas habrían sido diferentes. Ofertas que eran “bastante mejores que las actuales del mercado, de empresas tales como Endesa. Pero como en la plataforma salió elegida Gana Energía, todas esas otras se descartan”, narra Lara.
Los que se quedan fuera
El propio Carlos Codina, que capitaneó la compra colectiva, se ha hecho eco del malestar de los rechazados en su canal de YouTube. “Me ha fastidiado que haya habido unas personas, unas 500, que nunca han podido contactar, o que no les ha llegado el correo, o que hayan querido y no hayan podido”, ha afirmado, sin ocultar cierta tristeza después de todo el esfuerzo invertido en llevar a un buen puerto una compra común para mejorar la economía de muchos.
Este medio ha preguntado a Gana Energía por este asunto, y desde la empresa explican que todas las condiciones aplicadas fueron previamente comunicadas y acordadas con la plataforma Spock. También señalan que el credit scoring “consiste en la aplicación de unos estándares de evaluación establecidos que no son arbitrarios. En esta y todas las ventas, esta evaluación es llevada a cabo por una empresa externa a través de un procedimiento automatizado”.
Pocos rechazados sobre el total
Sobre el número de contratos rechazados a través de la aplicación del credit scoring, Gana Energía defiende que es “muy minoritario sobre el total de contratos firmados”. Añaden que, en el caso de la compra colectiva, los resultados han ido en línea con la actividad comercial normal. No lo piensa así Antonio Valencia, quien, a pesar de no inscribirse, siguió muy de cerca el proceso. Este consumidor detalla que Codina puso en marcha esta iniciativa al terminar el contrato de otra compra colectiva que había realizado una conocida organización de consumidores con Repsol, hace más de un año.
“Estos usuarios recibieron nuevas condiciones, pero muy superiores a las que tenían”, indica. “Pudo pasar que Gana Energía hiciera una previsión de compra muy a la baja, y cuando se dio cuenta, no tenía energía comprada a buen precio, y decidió rechazar clientes para no tener que acudir al mercado diario. Es una posibilidad real. Poco ética, pero real”, aventura Valencia.
Errores de cálculo
Si Gana (o cualquier otra empresa que ofrezca servicio eléctrico) se queda corta con la cantidad adquirida para luego suministrarla, tendría que salir a comprar luz en el mercado diario al precio de esa jornada, lo que implicaría perder mucho dinero, tal y como explica Valencia. Otro planteamiento para explicar las negativas, especula Valencia, tendría que ver con “la mano oscura de Repsol”, es decir, que la empresa quisiera atacar este proyecto común y también al Grinch Energético, alguien que “habla claro sobre la poca ética que tienen las eléctricas”, describe.
“A mí me parecen muy raros todos los fallos que ha habido, no sé si por parte de Spock o de Gana Energía: errores informáticos que cambiaron los números de teléfono, contratos que no llegan nunca para firmar, un plazo de 72h para firmar el contrato que al parecer se sacaron de la manga, la excusa de la insolvencia… al final todos estos problemas se los tragó el bueno de Carlos”, valora Valencia. “Llevo muchos años siguiendo el tema de la energía solar y de los precios de la electricidad, y nunca he escuchado problema de insolvencia para contratar un suministro, es muy, muy, raro”, insiste.
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