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Collares de leche materna: cuando amamantar a tu hijo se convierte en una joya
Cada vez hay más madres que deciden solidificar su néctar natural y convertirlo en un accesorio para recordar ese momento tan especial
Amamantar a un bebé es uno de los rasgos más atávicos que aún quedan en la sociedad. Pensar que el cuerpo de la mujer produce leche para alimentar a su hijo los primeros meses de vida es chocante, salvaje y también natural. La lactancia materna o dar el biberón es percibido por algunos como el colofón final de una etapa que empieza con el embarazo.
Dar a luz a un hijo es una experiencia que cambia la vida y las prioridades de muchas personas. Una montaña rusa de sentimientos y primeras veces que, sólo el futuro decidirá si se repite o no. Por ello, perpetuar estas emociones y convertirlas en algo tangible es para muchos una asignatura casi obligatoria. Y qué mejor que convertir la leche materna en una joya para adornar el cuerpo de la madre y conservar de una forma elegante “el alimento que dio de comer a tu hijo sus primeros días de vida”, como explica Florencia Seoane, propietaria de Mummys Milk, una de las empresas de España que fabrican este tipo de complementos.
El collar, el formato más buscado
“Hay varias razones para tener una joya de leche materna, toda mamá sabe que todo el proceso de amamantamiento es muy desafiante, pero extremadamente gratificante”. Habla Ana Cecilia Pacheco, portavoz de Lackto Europe, una empresa fundada en Brasil por la farmacéutica Júlia Quintana. En la actualidad existen varios negocios que se atreven con esta oferta, no obstante, la técnica siempre es la misma: mezclar la leche con una resina y encapsular el líquido para que se solidifique. ¿El resultado? Un collar de plata u oro, dependiendo de cada presupuesto, con su colgante blanco, hecho de la leche de la madre, y de la forma que la progenitora quiera. Por lo general suelen ser tipo luna, estrella, triángulo, círculo o lágrima.
“Dependiendo de cada madre el color resultante es más blanco o más nacarado, pero con los años siempre se oscurecen un poco todos”, comenta Raquel Gómez, quien hace un par de años decidió ampliar la joyería familiar, Moneta, y ofrecer este tipo de servicios. “Cada vez son más las mujeres que se animan”, asevera esta artesana. De hecho, Seoane explica a Consumidor Global que su público comprende a todo tipo de mujeres y también hombres, pero por lo general, son ellas quienes acuden a su tienda. El collar es el formato más buscado de todos. “Es la joya que encaja más a nivel estético y, también, porque ayuda a preservar mejor la leche, al fin y al cabo, un anillo toca más cosas, tiene más golpes, se desgastan más”, explica Gómez.
¿Cuánto cuesta un collar de leche materna?
El precio varía en función de la tienda, el material de la joya y el tamaño del colgante, pero van de 40 a 140 euros. Además, existen algunas empresas que envían el kit en casa para que cada familia realice su colgante, como es el caso de Lackto. “La joyería de la leche materna es un collar único y extremadamente personal”, señala Pacheco. No obstante, hay otras firmas que lo hacen en sus propios talleres, como Gómez. “En total se necesitan unos 30 mililitros de leche para hacer accesorio”, explica esta joyera gaditana.
Los cuidados del collar tampoco son nada del otro mundo, porque aunque parezca algo frágil y perecedero, la leche “se convierte tipo en piedra, no se derrite, dura para siempre”, asevera Pacheco. No obstante, todas las joyeras consultadas por Consumidor Global explican que hay que tener un especial cuidado, ya que el collar está hecho al fin y al cabo de materia orgánica. Las profesionales recomiendan no introducirlas en mares y piscinas, no tener contacto con productos químicos --ya sea perfume, jabón, champú--, así como no guardarlas en cajas cerradas los primeros meses, para que pueda "respirar".
¿Un fetichismo extraño?
No cabe duda que el concepto joyas de leche materna choca. “Hay reacciones de todo tipo, al principio cuando empecé este proyecto muchos lo veían extraño, pero ahora como cada vez más gente se anima a probarlo ya resulta más normal”, comenta Gómez.
Para Seoane normalizar las joyas de leche materna va muy vinculado a la aceptación de la lactancia a nivel social, y así dejar de ser a ojos de algunos “las locas de la leche”, como bromea el joyero. Aun así, como incide Seoane, “las madres se acostumbran a tener opiniones y juicio por todos lados, llevar un collar con su propia leche es lo de menos”.
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