A la hora de preparar una salsa boloñesa, una paella o un guiso, lo recomendable es que el cocinero vaya probando cada cierto tiempo su receta con una cuchara para saber cómo va y si hay que añadir algún ingrediente (por ejemplo, sal) y si los alimentos se están cocinando a la velocidad adecuada. No obstante, usar la típica cuchara de metal puede ser una mala idea, y hay otras opciones mucho más recomendables.
Las cucharas metálicas, aunque resistentes, conducen el calor y se calientan rápidamente cuando están en contacto con líquidos calientes. Esto puede aumentar el riesgo de quemaduras si, de manera accidental, el cocinero roza con su lengua una parte caliente de la cuchara mientras prueba su receta. Además, también hay quienes hacen esta pequeña cata con la propia cuchara de cocina (que suele ser de madera) o la espátula con la que remueven los ingredientes, lo que resulta poco higiénico, especialmente si hay invitados.
Cuchara de degustación
Por eso, lo recomendable es probar la comida con una cuchara de degustación. Se trata de un utensilio culinario diseñado específicamente para probar pequeñas porciones de alimentos durante la preparación de una receta, o también para disfrutar de una degustación de platos en eventos, como caterings.
Son más pequeñas que las cucharas de mesa tradicionales, lo que permite tomar una cantidad pequeña de comida sin sobrecargar el paladar. Algunas tienen los mangos largos, para adaptarse a diferentes tipos de platos.
Cucharas para bebé
También es buena idea optar por cucharas para bebés: su cuerpo de plástico rígido no se calienta al estar en contacto con una sopa o salsa caliente, por lo que las posibilidades de quemarse descienden.
Además, son baratas y alegres, y se pueden lavar y reutilizar cuando sea necesario. Están diseñadas para los pequeños de la casa, pero aportan un toque desenfadado a cualquier cocina y permiten probar las recetas sin riesgos.