Hacer una compra por internet. Esperar con ansia y quedarse en casa sin moverse para recibir el paquete a la hora acordada. Pero, ¡sorpresa! El repartidor no llega, miramos la app o la ruta de la empresa de mensajería y resulta que nos dicen que no había nadie en casa. ¿En serio? ¿Cómo puede ser? Esto es lo que les ha pasado a muchos clientes, de nuevo, este verano. Es un clásico.
Así, las quejas en redes sociales a empresas como Seur aparecen en épocas de alta demanda como la estival. En este caso, el detonante ha sido el tuit de una consumidora, con la que se han sentido identificados varios usuarios, que ambién han querido compartir su experiencia.
¿No hay nadie en casa? Pedir un paquete que nunca llega
En concreto, Luz Sánchez-Mellado ha publicado en redes, indignada, que mientras esperaba un paquete en su casa, Seur le ha enviado un mensaje que decía que “habían intentado enviarle un paquete pero que no estaba en casa”. Tal ha sido su enfado que asegura que “nunca más volverá a comprar online si ellos son quienes se encargan del reparto”.
Y es que no son pocos los internautas que aseguran que no es la primera vez que les pasa algo así. Las quejas son infinitas y todas aluden al hecho de que, a pesar de estar en sus hogares, la compañía asegura que, al “intentar” entregar el envío, el cliente no estaba en su domicilio. ¿Repartos fantasma?.
¿Qué pasa con los repartidores?
¿Por qué los repartidores dicen que pasan por una casa si en realidad no lo han hecho? La verdad es que no hay una respuesta clara. Algunos clientes creen que es por las condiciones de trabajo de los mismos y las exigencias por cumplir con un número de entregas al día. Un usuario de Twitter deduce que “deben de presionarles tanto para que entreguen el mayor número de paquetes que éstos tienen que mentir”.
Sea como sea, estas situaciones, que ya llevan un tiempo ocurriendo, ponen a grandes empresas del sector en el punto de mira. Y algunos usuarios aseguran que intentan no comprar en tiendas online que trabajen con ellas para evitar esperar y esperar sin ningún tipo de recompensa.