Hace años, cuando la sociedad era todavía analógica y las redes sociales eran solo una idea en la cabeza de algunos emprendedores, los christmas navideños marcaban récords de ventas en las papelerías. Adultos y jóvenes los compraban cada año para enviarles una bonita sorpresa a sus seres queridos, desearles unas felices fiestas y recordarles su cariño un año más.
Sin embargo, la digitalización llegó, y con ella WhatsApp, Instagram y Facebook, y la posibilidad de comunicarse con cualquier persona de una forma instantánea, también con motivo de estas fiestas. Los jóvenes, que se han adaptado más rápido y mejor a la tecnología, ya no entienden de christmas de papel, sino de vídeos y felicitaciones enviados por smartphones. Los más mayores se resisten a olvidarse de esta tradición que está en peligro de extinción.
“La gente se ha vuelto perezosa”
En la librería Velázquez (Madrid) han notado mucho esta tendencia a digitalizar las felicitaciones navideñas. “Ahora tenemos WhatsApp y redes sociales y, claro, es más rápido mandar un mensaje por el móvil que escribir un christmas y enviarlo. La gente se ha vuelto perezosa”, lamenta Laura Velázquez, propietaria del local. Desde su punto de vista, este artículo “se sigue vendiendo, pero no como antes, ha bajado mucho”. Calcula que la caída de ventas de christmas navideños ha sido del 75 % en los últimos años.
“Los clientes que siguen comprándolos son los románticos y algunas personas mayores, pero la gente joven nada: se ha acostumbrado a los móviles”, dice. “Es el producto del que más se han reducido las ventas, es impresionante”, expresa. De hecho, Velázquez comenta que en 2020 compró ejemplares y le sobraron. “Este año ya no tengo que comprar porque tengo del año pasado. Antes se vendían todos y ahora siempre quedan de un año para otro. La tendencia es a descender”, apunta.
Los mayores, fieles a las costumbres
Algo similar viven en la papelería The Pencil (Madrid), donde coinciden en que “se están vendiendo menos christmas”. En este establecimiento consideran que su salvación en este sentido está en los mayores. “Aquí, al fin y al cabo, todavía se vende alguno porque por el barrio hay mucha gente mayor que sigue mandando christmas. Ellos sí siguen con esta costumbre, pero la gente joven compra muy poquito: ya están digitalizados y ya no envían felicitaciones así, sino con el móvil”, explican.
A la hora de comprar, declaran que los clientes “demandan mucho los clásicos: los de Papá Noel gustan menos, mientras que los del Portal de Belén o los Reyes Magos triunfan”. Al disminuir la demanda, los encargados de esta tienda han “disminuido la compra de christmas”. “Nos traen los christmas, los dejan en depósito, y cobran los que se venden. Los que no, se los llevan”, exponen. Y sí, se llevan muchos.
Christmas originales
Esta situación choca con la de la papelería Paperco (Madrid), donde venden “un montón de christmas”. “Nos llaman clientes para saber si han llegado ya, y se los llevan del tirón”, cuentan con orgullo. Cabe destacar que el barrio en el que está situado este establecimiento está habitado por personas mayores, fundamentalmente. Sin embargo, la razón de esta fiebre puede ser que sus christmas son especiales. “Nosotros vendemos de Reyes Magos, y como no hay, los fabricamos aquí, y se venden muchísimos”, describen. Y añaden que el precio no es “precisamente barato, los tenemos a 3,50 euros”. A pesar de ello, “el año pasado los liquidamos todos y este esperamos hacer lo mismo”, pronostican desde la tienda.
Otra de las razones que explican estas ventas puede residir en la fidelidad de la clientela. “Llevamos seis años aquí y la gente nos conoce y sabe lo que tenemos, christmas que son especiales, porque no son como los de los chinos”, afirma una de las dependientas. Sea como fuere, concretan que “el año pasado las ventas se incrementaron mucho, hasta un 25 %”. “Como la gente no podía verse se mandaban muchos, fue una barbaridad”, recuerdan. Pero no solo christmas, sino también bolsas de navidad y cartas a los Reyes Magos. De hecho, sostienen, “se venden muchas más cosas de Reyes que de Papá Noel”.
“Llegamos al 4 de enero sin existencias”
Similar es la opinión de Paula Rodríguez y Gladis Lachira, encargadas de una de las tiendas de la marca Carlín (Madrid). “Aquí se siguen vendiéndose muchísimo los christmas. No sé si es por el tipo de gente que vive en la zona”, se plantean. Su tienda la frecuenta “muchísima gente mayor a la que todavía le gusta comprar christmas para hacer regalos y para personas y familiares que viven fuera”, observan.
Tal es el éxito de este producto entre este rango de la población que en esta tienda cada vez compran más christmas y venden más. “Llegamos al 4 de enero sin existencias, casi tenemos que imprimirlos nosotras porque no nos quedan”, indica Rodríguez. Concretamente, profundiza Lachira, “se ha incrementado la venta un 20 % con respecto al año pasado”. Aproximadamente, tienen “500 christmas en estos momentos, y luego los repondrán, porque se venden todos”. Y los que más gustan, los tradicionales, los christmas del Portal de Belén. “Dependerá de la tienda y del barrio, pero aquí cada año compramos más unidades porque las vendemos todas”, concluyen.