Las apuestas online se han convertido en un grave problema en nuestro país. Por ello, el borrador del decreto que regula el desarrollo de entornos más seguros de juego prohibirá el uso de tarjetas de crédito a jugadores "intensivos" y a aquellos que tengan comportamientos "de riesgo". También prevé que los jugadores de plataformas de apuestas y otros juegos tengan que establecer la cantidad máxima a apostar y fijar un tiempo máximo de juego.
De este modo, una vez que el jugador haya agotado el tiempo o la cantidad máxima a minorar de su cuenta durante la sesión de juego, la sesión finalizará automáticamente y se producirá la desconexión de la plataforma una vez finalice la partida. Además, una vez se configure la cantidad máxima a apostar correspondiente a la sesión diaria de juego, el participante no podrá modificar los valores asignados hasta que transcurran 24 horas desde esa configuración.
Un marco de protección
El objetivo de estas medidas que prevé el decreto es desarrollar un marco de protección para aquellos participantes, cualquiera que sea su edad, con posibilidad de desarrollar comportamientos de riesgo en su actividad de juego, o bien de aquellos otros colectivos que ya hayan desarrollado tales comportamientos.
En el texto, que deberá pasar a la Comisión Europea y al Consejo de Estado una vez que se estudien la treintena de alegaciones presentadas, distingue entre los jugadores que no tienen comportamientos de riesgo y los que denomina "intensivos", en alusión a los que hayan sobrepasado el cincuenta por ciento del límite de depósito diario (600 euros) o semanal (1.500 euros) al menos en tres periodos consecutivos de tiempo.
Jugadores jóvenes y autoprohibidos
En aquellos casos en que los jugadores sean participantes jóvenes, el límite de referencia será del veinticinco por ciento en dos periodos consecutivos de tiempo. Asimismo, los jóvenes pasan a ser intensivos si se han gastado 150 euros dos días seguidos o 375 euros durante dos semanas seguidas.
Asimismo, el borrador hace referencia a los jugadores autoprohibidos, que se prohíben la participación en el juego, y a los autoexcluidos, que restringen el acceso a su cuenta. Finalmente, el decreto hace alusión al cliente privilegiado, que se trataría de aquella persona que es objeto de programas de atención especializados por el operador.