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¿Carreteras musicales? Una curiosa medida de seguridad en varios países que la DGT no contempla
Este insólito sistema está implementado en China, Hungría, Indonesia, Japón, Países Bajos, Estados Unidos y Taiwán, entre otros, para controlar la velocidad de los vehículos
La radio sintonizada es casi un ritual a la hora de conducir. Sin embargo, en algunos países, hay un tramo donde no sólo obligan a reducir el volumen sino también a controlar la velocidad. Y es que la propia carretera ya orquesta una banda sonora para el viaje. Se trata de una medida de seguridad vial consistente en trazar unos surcos en el asfalto que provocan una vibración y un ruido que se transmite al coche a través de los neumáticos en forma de melodía, siempre que se circule a la velocidad adecuada.
Este sorprendente sistema está implementado en algunos países como China, Hungría, Indonesia, Irán, Japón, Corea del Sur, Países Bajos, Estados Unidos, San Marino y Taiwán. Sin embargo, en España, la Dirección General de Tráfico (DGT) ha señalado a Consumidor Global que “no es ni eficiente ni no eficiente”, sino que sencillamente no se ha valorado y no lo consideran prioritario para evitar accidentes en carretera. “Que haya funcionado en otros lugares no significa que automáticamente el resto lo vayamos a implantar”, señalan.
Cómo surgieron
El primer tramo que incorporó el fenómeno de estas carreteras musicales se construyó en 1995 en Gylling, Dinamarca. Fue obra de los daneses Jensen y Jakob Freud-Magnus, quienes lo bautizaron como Asfaltophone (Asfaltofón). Se trataba de reproducir un arpegio en fa mayor al circular sobre unos pequeños resaltes circulares análogos a las bandas sonoras, los cuales estaban colocados de manera estratégica para lograr un sentido musical si se circula a una velocidad concreta.
Más de una década después, en Japón, el ingeniero Shizuo Shinoda descubrió de manera accidental cómo, al pasar con su excavadora sobre unas marcas en la carretera, obtenía como resultado una serie de sonidos diferentes. A partir de aquí, en 2007, el Instituto Nacional de Investigación Industrial de Hokkaidō comienza su investigación para crear diferentes tramos denominados Melody Road.
Su funcionamiento
Para que suene una nota musical durante el trayecto, se instalan distintas secuencias de intervalos formando pequeños surcos en el asfalto con un ancho variable. Mientras que aquellos más estrechos aumentan el tono o altura, los más amplios lo bajan para conseguir tonos más graves. Es así como la carretera se convierte en un instrumento musical y el conductor, en el director de la obra. Pero sólo los buenos directores consiguen afinar y marcar el tiempo idóneo al ajustar la velocidad.
Y es que uno de los objetivos es ese. El respeto por los límites de velocidad a través de esta compensación musical. Por otro lado, además de ser una medida atractiva en comparación con la implantación de los radares de tráfico, también es un reclamo turístico o incluso con fines publicitarios.
¿Por qué no funcionaría en España?
El experto en motor Sergi Antolin cuenta a Consumidor Global que en España este sistema no funcionaría. “Al fin y al cabo, son bandas de rodadura que ya existen, lo único que estas son musicales para que vayas a la velocidad correcta. Bajo mi punto de vista, esto funcionaría los primeros meses, o incluso sólo las primeras semanas para hacer la gracia y escuchar la melodía”, apunta.
“España es un país donde hay muchos ciudadanos que se saltan los límites de velocidad. La mayoría de las infracciones de tráfico que hay son por exceso de velocidad”, resalta Antolin. De hecho, según los datos de la DGT, es una de las infracciones más comunes y que generan un mayor número de sanciones. Dos de cada tres sanciones en vías interurbanas están directamente relacionadas con la velocidad excesiva que, además, es un factor de riesgo presente en casi el 20 % de los accidentes con víctimas.
Los problemas
Para Antolin, los españoles suelen respetar más los límites cuando saben que hay un radar cerca. “Aquí lo que funcionan son las medidas que conllevan sanciones. En España este sistema no tiene futuro”, destaca. La multa por no respetar el límite de velocidad va desde los 100 a los 600 euros. Por otro lado, las carreteras musicales presentan algunas problemáticas. Entre ellas está el desgaste que pueda producirse en los neumáticos, la necesidad de reparación de los surcos o la inversión total que supone la instalación de los mismos.
En Países Bajos, concretamente en la localidad de Jelsum, se llevó a cabo una inversión de 90.000 euros para instalar un tramo que hiciera reproducir el himno de la región al circular a 60 kilómetros por hora. Pero los vecinos se quejaron de la desagradable cacofonía que tenía lugar cuando se concentraba el nivel de tráfico, además de la tortura que les suponía escuchar esta melodía sin cesar por muy patrióticos que se confesaran. Por ello, esta curiosa medida es para disfrutarla un rato. Sólo un rato. El volumen de la radio vuelve a subir y durante el viaje se vuelve a tener derecho a elegir canción.
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