Olimpia no pregunta al recién llegado qué busca en el quiosco. Sin casi desviar la mirada, coge un ejemplar de La Vanguardia y del Sport para, acto seguido, dárselo junto a una rápida despedida. “Ya me lo pagará luego, cuando vuelva de trabajar”, comenta. Este es el día a día de la quiosquera de los jardines de Montserrat en Barcelona, un negocio basado en la confianza en sus vecinos, a los que sirve la prensa desde hace 16 años. Cuando tiene que resumir su trabajo en una frase, es concisa: “Tengo que aguantar, aunque sólo sea por sobrevivir”.
Todo ha cambiado desde el 2007. En aquel momento, ella y su marido habían descubierto un negocio fructífero. No tardaron en pasar de su primer establecimiento a gestionar cuatro quioscos con 9 empleados en nómina, hasta que la crisis llegó un año después y dio paso al principio del fin de su proyecto. “El papel se fue al traste, la gente ya no gastaba tanto y poco después internet arrasó la prensa. Lo que más vendemos ahora son chicles y juguetes para niños”. A día de hoy solo tiene dos quioscos y un empleado. Su única motivación para seguir es saber que no tiene alternativa: a su edad no encontrará trabajo de otra cosa. Asegura que no vale la pena abrir un quiosco en estos momentos, es un oficio que no compensa el tiempo que necesita ni el dinero que requiere invertir.
Reinterpretar un negocio clásico
El escenario cambia mucho entre los vecinos y trabajadores que se movían por las calles cercanas a la antigua cárcel Modelo que los hombres de traje y turistas de compras que se aprecian en el cruce entre Diagonal y Paseo de Gràcia. Justo debajo de las oficinas de Banco Sabadell se encuentra el que fue el primer quiosco de Good News, abierto en octubre del año pasado. Un concepto que cinco amigos de Barcelona llevaron a una ronda de financiación con el objetivo de alcanzar los 5 establecimientos en España a tres años vista. En tan solo 9 meses, ya han conseguido sus metas, por lo que planean una nueva estrategia que lleve su modelo de quiosco a diferentes ciudades españolas y europeas.
Ana M. lleva desde el primer día en el local. En menos de un año han pasado de 11 a 37 trabajadores. No quiere hablar de cifras, pero admite que los beneficios son holgados. En las estanterías se combinan la prensa rosa como Hola y Pronto con diarios internacionales de la talla de Le Monde Diplomatique o New Yorker. Los periódicos quedan relegados a un pequeño hueco entre enormes revistas especializadas en arquitectura, interiorismo o diseño. La dependienta explica que lo que más gusta a los clientes es poder tomar un buen café de Colombia mientras hojean novedades que no se encuentran en otros sitios.
Nuevas formas de vender
Sorprende mucho al encontrar un escenario idéntico en mitad del Paralelo. Un quiosco negro con la impronta News and Coffee recuerda a los establecimientos de Good News, aunque con la vista en el calendario, ellos fueron los primeros de la ciudad en probar con este híbrido entre cafetería y tienda de revistas a finales de 2019. Architecture & Design, Apartamento o Herdes, las mismas revistas maquetadas como enormes libros aparecen en su mostrador, aunque también se distinguen algunas otras en japonés o portugués. “Son publicaciones puntuales, semestrales o anuales, por lo que se consideran productos de coleccionista. El idioma es lo de menos, los diseños u outfits exóticos son lo que busca la gente”, explican desde el pequeño quiosco.
Las más vendidas son aquellas que tratan del diseño de interiores y moda para hombres. En este caso, el café proviene de Hawái y se tuesta en Cataluña. El objetivo de esta empresa, también española y fundada por tres amigos --una historia ya conocida-- era dinamizar la calle con un espacio de tranquilidad en la vía pública. Un poco de música, un café rápido y una conversación. La prensa brilla por su ausencia; apenas cuatro ejemplares desordenados en un lado.
Pequeños proyectos sin diferencias
De vuelta al barrio del Eixample se encuentra una de las últimas incorporaciones a estos nuevos quioscos, Odd Kiosk. En su escaparate, las mismas revistas encontradas en todos los anteriores. El café esta vez viene de Nomad Coffee, empresa catalana de importación y tueste del grano. La mayor diferencia se aprecia en el fondo del escaparate, repleto de dibujos e imágenes con claras alusiones a la defensa de los derechos LGTBI. “Queríamos hacer un quiosco especializado en arquitectura y diseño, pero también que pudiera servir de punto de referencia para gente del colectivo”, cuenta Iván Giménez, copropietario del negocio. Este diseñador gráfico y profesor junto a un compañero arquitecto, ambos enamorados de estas publicaciones especializadas, quisieron probar suerte con un pequeño proyecto.
Giménez explica que no buscaron ni una franquicia ni un negocio rentable, ya que los dos siguen con sus respectivos trabajos. De hecho, en este caso apenas les da para pagar los costes del establecimiento. “News and Coffee vienen de la hostelería, lo que más venden es el café, que se rentabiliza al 60 % de su valor de compra, por lo que tiene muchos ingresos de ahí”, comenta el diseñador. La sutil diferencia entre una oportunidad de negocio o un estertor de una forma de comercio obsoleta se verá en los próximos meses.