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Buscar el amor de forma digital puede acabar en pesadilla
Las aplicaciones para conocer gente esconden prácticas delictivas que van desde la publicidad engañosa, hasta la extorsión, pasando por el fraude y la estafa
España es el tercer país del mundo con más consumo de aplicaciones para ligar, como Tinder, Badoo o Meetic. Cupido se ha digitalizado y con él todos los riesgos que ello conlleva. Lo más preocupante es que estas apps también las utilizan personas que no tienen ninguna intención de tener una cita, sino de reírse del resto, conseguir fotografías con las que extorsionar a sus víctimas, o lograr la confianza de las mismas para obtener algún tipo de beneficio económico.
Las quejas sin solución de las víctimas de estos sucesos son múltiples. “He recibido insultos por mi condición sexual, me han dado plantón varias veces y me han engañado. Pero lo peor fue cuando, después de unos meses quedando con un chico que conocí a través de Tinder, me enteré de que estaba casado y me amenazó con publicar fotos íntimas mías”, cuenta Íñigo A.S., un joven vasco de 27 años afincado en Madrid.
Múltiples formas de engañar
Los estafadores del amor en la red están a la orden del día, ya que el 60% de las apps para ligar más populares son vulnerables a los piratas informáticos, según un informe de IBM. Además, las mujeres más jóvenes son las que reportan más interacciones problemáticas en este tipo de servicios, En concreto, el 60% sufre contactos insistentes; el 57% recibe mensajes sexuales que no había pedido; y el 44% se ha sentido insultado, según desvela un estudio de Pew Research.
Otro de los problemas más comunes es el catfishing o suplantación de la identidad, es decir, cuando una persona crea un perfil falso online. Este engaño afecta tanto a usuarios desconocidos como a personajes populares. El propio cantante Dani Martín se llevó una sorpresa al descubrir un perfil falso registrado bajo el nombre de Iker que utilizaba sus imágenes para intentar quedar con chicas en Tinder. “La putada es cuando consigas quedar, vaya lío de explicaciones”, decía el músico en las redes sociales.
Amor en tiempos de pandemia
Debido al confinamiento por el Covid-19 se incrementó el uso de estas plataformas. De hecho, en España las conversaciones aumentaron un 15% en Tinder durante el encierro, a mediados de marzo, y la duración de las mismas incrementó entre un 10% y un 30%. Sin embargo, la distancia social pasó factura a las apps de citas. Por ello, algunas optaron por añadir nuevas funciones como las videollamadas. En concreto, Badoo logró así incrementar su uso en un 9%.
No obstante, con la “nueva normalidad” ha entrado también en juego el riesgo de pasar de una conversación vía móvil al contacto físico. “Quedé con un chico que conocí en Grindr y no sabía que tenía Covid-19”, lamenta un usuario cuya identidad prefiere no desvelar.
Los consumidores no saben cómo actuar ante un problema
Lo que está claro es que estos servicios no paran de crecer. Las apps para ligar más populares y con un mayor número de usuarios son Tinder, con casi 60 millones de usuarios activos al mes, y Badooo, con 15 millones. En España, Tinder confesó que el 29 de marzo de 2020 se batió el récord histórico de swipes -- deslizar para dar a me gusta o no me gusta-- en la plataforma, alcanzando los 3.000 millones. Pero también encontramos otras como Happen que recomienda los perfiles de otros usuarios que se cruzan por el camino en un radio de hasta 250 metros. Mientras, Meetic, permite elegir parejas a la carta por 36,99 euros al mes y Adopta un tío busca cambiar las reglas del juego y que sean las mujeres las que tomen la iniciativa. Grindr está más pensada para el colectivo homosexual y bisexual y eDarling para usuarios más sénior.
Pero con el aumento de oferta y sus consumidores, también se produce un mayor número de incidencias. Para denunciar una situación como las anteriormente explicadas en una de estas aplicaciones, el usuario debe ponerse en contacto con la plataforma. Todas las redes sociales disponen de una opción de denuncia o contacto, para poder informar de una suplantación de identidad o un mal uso de la red social. Si el problema va más allá, la víctima debería de tomar las medidas legales que considere oportunas.
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