El aceite es una joya gastronómica, un “colmado tesoro” de “inagotable paz” y “esencia verde” que desciende, según la poesía de Neruda, “desde los manantiales del olivo”. No obstante, la inmensa mayoría de los consumidores guarda este alimento en envases nada literarios o rebuscados: botellas y garrafas de plástico fáciles de transportar. Sí es cierto que, para que quede decente en la cocina, está el recurso socorrido de la aceitera transparente, nada del otro mundo, pero funcional. Para rendir un verdadero homenaje al producto, Vidrala va un paso más allá.
La empresa vasca Vidrala se dedica al diseño y fabricación de envases de vidrio y organiza desde hace varios años el Vidrala Master Glass Design Contest, un concurso que busca ideas novedosas y sostenibles entre los estudiantes universitarios y de escuelas técnicas de España y Portugal. Es decir, que exige practicidad, pero también unas gotas de poesía. La de 2023 ha sido su octava edición, de la que Sara Díez, de la Universidad Nebrija de Madrid, se ha proclamado ganadora.
Exposición en el Museo Nacional de Artes Decorativas
Díez es la diseñadora de Aurum, un curioso envase para el aceite con un aire entre coqueto y atemporal, como si fuese un saquito delicatessen. Ahora, Vidrala expone el proyecto ganador de Díez en el Museo Nacional de Artes Decorativas de Madrid, dándole así la dignidad de obra artística: se exhibe en un espacio poblado por tapices del siglo XVI, cerámica de Talavera, tazas de porcelana, arquetas y sillas y lámparas icónicas de la época de la Bauhaus.
Frente a la exclusividad de una mesa palaciega o de unas joyas realizadas para la Reina Isabel II, el vidrio sobresale por sus infinitas vidas, como la muestra recuerda una y otra vez al visitante.
Sostenibilidad e innovación
Útil, atractivo y reciclable. Para el desarrollo de su idea, cuenta Sara Díez a Consumidor Global, realizó una pequeña investigación de la que obtuvo cuatro palabras clave: sostenibilidad, innovación, viabilidad y funcionalidad. Basándose en ellas y pensando en el vidrio no solo en términos de almacenaje, sino como un elemento que ayuda a la conservación del producto, optó por desarrollar una botella de aceite. Así nació Aurum.
“El vidrio, al tratarse de un material químicamente inerte, ayuda a mantener de forma óptima las propiedades del aceite, manteniendo su sabor durante más tiempo y evitando su oxidación”, explica Diez.
Almazara y aceituna
Su envase está inspirado “por la tradición detrás de la elaboración del aceite, a través de los elementos principales que intervienen en la misma: la almazara y la aceituna. El objetivo fue tratar de capturar la esencia y la herencia cultural del aceite de manera sutil”, agrega la ganadora del concurso.
De momento no está prevista su comercialización, pero Díez no sabe qué vidas tendrá el recipiente. “Si alguna empresa se interesase por el envase, sería genial ver a Aurum en los estantes. ¡Quién sabe qué pasará en el futuro!”.
Vidas infinitas
La exposición, que se puede visitar de forma gratuita hasta el 21 de enero de 2024, también muestra al público cómo es el proceso productivo de los envases de vidrio. Hay paneles, moldes para el soplado y hasta unas botellas conmemorativas. El objetivo es mostrar los beneficios del material y su capacidad para ser reciclado infinitamente sin perder calidad.
En la primera edición, el ganador fue 4D Wine, un proyecto de varios estudiantes de la Universidad de Mondragón que idearon un envase transgresor para beber tinto joven (de menor contenido alcohólico) “a morro”. Porque la estética es importante, pero tenía que funcionar: contaba con un tapón fácil de abrir y un agarre mejorado que hacía que la estructura jugase con las formas.
Distintas botellas premiadas
En convocatorias sucesivas se premiaron botellas de agua o de licor. De hecho, el año pasado la ganadora fue Izzy, de Catarina Santos, una botella con aire premium que aunaba un cuadrado en la base con un hexágono en la parte superior, de modo que el cuerpo del envase permanecía en una atractiva torsión.
Pensó en la estética, cuenta Díez, pero también valoró la funcionalidad y otros factores más técnicos como las propiedades del material y las medidas. El diseño de Aurum, explica, “pretende dar valor a su contenido y ser el reflejo del proceso y elaboración del mismo de una forma honesta, dando importancia tres elementos claves en la fabricación del aceite: el producto, el proceso y las cicatrices que la naturaleza deja durante su elaboración”.
Potenciar la creatividad
Participar en el concurso de Vidrala ha sido, relata Díez, una grata experiencia en la que ha podido descubrir la parte creativa de sí misma. “Vengo de una carrera técnica (Ingeniería Mecánica e Ingeniería de Diseño Industrial) y en ese ámbito la creatividad a veces queda en un segundo plano, por lo que este concurso también me ha hecho valorar la importancia de combinar los conocimientos técnicos con la expresión artística”, relata.
El premio incluye un viaje al Salón del Mueble de Milán en 2024.