En España, el vino es industria, cultura y tradición. A pesar de su robustez, el sector tiene un nuevo quebradero de cabeza que viene de Europa: el Parlamento maneja un informe que podría desembocar en un nuevo etiquetado para las botellas de vino en el que se advertiría de los efectos perjudiciales de esta bebida como ya se hace con las cajetillas de tabaco. La propuesta aún no es firme, pero ya ha encendido las alarmas del sector y de las bodegas españolas.
En cuanto a superficie cultivada, España es el primer viñedo del mundo y el tercer productor a nivel global. La facturación de las bodegas asciende a más de 5.300 millones de euros anuales. Con todo, los expertos temen que se pueda a llegar a demonizar este producto.
Beber una o dos copas de vino al día: ¿es bueno o malo?
José Luis Benítez, director general de la Federación Española de Vino (FEV), aclara a Consumidor Global que la iniciativa parte de un informe de la Unión Europea propiciado por la Comisión que se votará a mediados de febrero. “Ese informe habla de una serie de productos a evitar para combatir el cáncer, y uno de esos es el alcohol, el alcohol en general, que en dosis elevadas puede incrementar el riesgo de producir algún tipo de cáncer”, describe.
El problema, según Benítez, reside en que la investigación omite los matices: un cubata diario no es lo mismo que un chato de rioja a la hora de cenar. “Beber sólo una o dos copas de vino al día tiene efectos beneficiosos”, defiende.
Un informe demasiado simple
Asimismo, el director de la FEV afirma que el informe europeo cae en simplificaciones con un producto estrechamente ligado a la dieta mediterránea. “La relación directa con el cáncer no está, en el caso del vino, suficientemente demostrada a nivel científico”, desarrolla. La sensación en el sector es que Europa está actuando con brocha gorda.
Por eso, la industria mira con recelo el informe, que establece una serie de recomendaciones que pueden llegar a inspirar la legislación de algunos países. Esa legislación se materializaría en avisos cuyo tamaño y estilo no ha trascendido.
Los bodegueros, en contra
Andrés Bastida, manager en Bodegas Alceño (la primera que comercializó vinos en Jumilla, una firma que en 2020 celebró sus 150 años de historia) también se muestra preocupado: “A mí me parece que se nos ha englobado dentro del resto de alcohol, pero el vino procede de un alimento”. Por ello, critica las “lagunas científicas” del estudio: “una cosa es beberte dos botellas de vino al día, que claro que te va a afectar, y otra muy diferente el consumo moderado, que puede ser bueno”, expone a Consumidor Global.
Bastida, con todo, se muestra conciliador. Dice que podrían admitir una leyenda o un etiquetado que advirtiera al consumidor de que un consumo excesivo puede ser perjudicial, pero no algo tan abstracto y totalizador como lo que se está planteando. “Lo vemos injusto, lo vemos irreal”, describe.
Faltas técnicas en el artículo científico
Lo más chocante, asegura el director de la FEV, es que se diga que una sola copa de vino es dañina. Benítez explica que el informe está basado en un artículo científico publicado en la revista The Lancet que tiene “algunas faltas técnicas”: no tiene en cuenta cuestiones básicas, como los patrones de consumo o si las personas que se declaran abstemias lo son porque antes bebían. “Está bien que se considere ese artículo, pero no puede ser la base de todo el informe”, lamenta Benítez.
Sonia González, dietista de SG Nutricionistas, reconoce que no se ha demostrado que un consumo muy moderado de vino (40 mililitros de un caldo de calidad, precisa) pueda tener efectos perjudiciales. No obstante, remarca que ninguna bebida alcohólica es saludable: irritan la mucosa digestiva y dañan la microbiota. “La uva es un alimento que sí tiene un alto valor biológico, por eso se dice que una cierta cantidad de esta bebida podría tener algún tipo de efecto beneficioso, pero al final es la uva”, matiza la experta.
Un etiquetado que sería más útil en otros productos
“Me parece bien, estoy a favor de un etiquetado que avise de los daños del alcohol”, manifiesta la nutricionista. No obstante, añade que si realmente a las autoridades les preocupa el cáncer, deberían tomar las mismas medidas en alimentos que son notoriamente dañinos, como la bollería industrial. “Sería mucho más importante poner etiquetado en otros productos”, opina.
Por su parte, Benítez puntualiza que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado estudios que señalan que el cáncer es multifactorial. “En esos estudios, se cita al alcohol en octavo lugar, por detrás de otros factores como no hacer ejercicio”, recuerda.
El vino y sus valores
El experto en seguridad alimentaria Félix Martín García, autor de El libro negro de la seguridad alimentaria en la cocina, señala a este medio que es necesario “distinguir entre bebidas fermentadas, que tienen cierto valor nutricional, y alcoholes como el whisky”. Según Martín, hay bastante literatura científica que admite que, tomado con mucha moderación, el vino puede tener efectos beneficiosos a nivel cardiovascular.
Zoltan Nagy es autor de varios libros sobre vino, trabaja en un restaurante con dos estrellas Michelin y se define como wine connaisseur. Un futuro etiquetado así le parece “terrible”, cuenta. Arguye que en España esta bebida se hace“desde hace miles de años” y que el problema es el desconocimiento que puede haber respecto el sector. “Hay que poner en una balanza los efectos negativos y los positivos”. Los negativos son bien conocidos, pero tampoco es justo, asegura, “meter a todos en el mismo saco”. “Los profesionales subrayamos que hay que beber con moderación, pero una copa de tinto o de blanco al día te da alegría, y eso también es beneficio. Creo que el vino es sinónimo de amor”, zanja.