“Cambiar el formato de la boda por miedo al contagio y las restricciones actuales nos ha costado más de 7.000 euros”, explica Rebeca Andrés Calvo, una novia de 30 años que trabaja en la industria farmacéutica y ha dejado su frustrado enlace en manos de abogados. Como ella, hay muchos españoles que han perdido la ilusión, ya que el coronavirus ha supuesto la cancelación de más de 17.000 ceremonias en España. La mayoría de estas celebraciones suponen gastos previos, como el catering, los trajes, las flores, el fotógrafo o el viaje de novios, entre otros.
Los profesionales que se dedican a este tipo de eventos alegan que es injusto solicitar una devolución del dinero porque trabajan durante meses en la organización. “Pero hay pagos que el consumidor puede reclamar. Todo dependerá de lo que ponga en el contrato firmado con el servicio de catering, la finca o el resto de proveedores. No es lo mismo si se cancela la boda por el estado de alarma, las medidas impuestas por el Gobierno o si nos encontramos ante una decisión de los novios para evitar cualquier riesgo, aunque estén permitidos estos eventos”, indican desde el despacho LegalArts.
El 'catering' y los trajes
El contrato con la empresa de catering, encargada de acondicionar el lugar y preparar el banquete, implica que los clientes se comprometen a abonar el importe de los servicios en las fechas acordadas. Por ejemplo, en el catering Guian, de la finca Viñedos Rhey, primero se pagan 2.000 euros en concepto de reserva de la fecha, 3.000 euros tras la prueba del menú y el resto antes de la celebración --el importe depende del número de invitados y de los servicios contratados, pero el precio medio ronda los 130 euros por persona--. “En caso de que los clientes, por cualquier motivo, cancelen los servicios contratados para la fecha, asumen y consienten que no obtendrán la devolución de los importes entregados en concepto de indemnización por los daños y perjuicios causados, derivados del tiempo dedicado a ellos”, explican a Consumidor Global fuentes de la compañía.
En cuanto a los trajes de los novios, que suelen hacerse a medida, recuperar el dinero es complicado. “Se paga una entrada al reservarlos, para la compra de telas y el resto cuando se recogen. Damos la posibilidad de guardar el traje y hacer retoques de forma gratuita, pero otros ateliers han obligado a pagar todo el importe en la fecha acordada y recoger el diseño porque así pueden coger nuevas novias", explica Clara Brea, diseñadora de vestidos de novia de Madrid, cuyos modelos arrancan en los 1.500 euros. En otros casos, no han aceptado modificaciones. “Me gustaba el boceto que reservé en Pronovias para casarme por la iglesia, pero cuando decidí cambiar el formato de la celebración, llamé para preguntar si podía cambiar el estilo. Me dijeron que no, pese a que no habían empezado a coserlo. Al final, decidí aceptarlo para no perder los 1.000 euros de la señal”, lamenta Rebeca Andrés Calvo.
Cambiar la fecha también sale caro
Si la pareja decide mover la fecha del enlace en el calendario, este cambio puede conllevar ciertos gastos extra como, por ejemplo, una nueva impresión de las invitaciones. Por ello, hay novios que optan por conservar las originales y comunicarlo a través del correo electrónico, el WhatsApp u otras vías. Asimismo, en el caso de las alianzas, hay que revisar el contrato y analizar el apartado donde se especifican las condiciones de devolución. “Cada orfebre puede adherirse a particularidades diferentes. Mientras algunos ofrecen una garantía de por vida, el cambio de tamaño e incluso el grabado, otros dan la posibilidad de devolverlas sin cargo en un plazo máximo de 30 días a contar desde la fecha del pedido”, explican desde Bodas.net.
Por otra parte, algunas floristerías y fotógrafos han optado por hacer devoluciones en formato vale. “Tengo 900 euros en fotos y 300 euros en flores. Aunque no tenga fecha de caducidad, no sé cuándo voy a consumir tal cantidad de dinero en estos servicios”, lamenta Victoria Santamaría, una enfermera de Huesca que decidió cancelar su boda al ver que la situación no mejoraba en los hospitales. Del mismo modo, las agencias de viajes optan por “los bonos o créditos”, explica Marta Salas de Viajes Mundus.
¿Qué dice la ley sobre los contratos?
La fianza que se puede pedir por una cancelación viene dada en el contrato, si no existe una solución de cambio de fecha u otras circunstancias. En ese caso, “la norma favorece los acuerdos entre empresas y consumidores para evitar perjuicios económicos, estableciendo una serie de plazos para que, en caso de no haber opción de acuerdo, las empresas devuelvan el dinero a los clientes por los servicios no prestados”, explican los abogados de LegalArts. Así, el consumidor tendrá derecho a resolver los contratos suscritos en un plazo de 14 días desde la imposible ejecución de los mismos.
No obstante, en los convenios firmados suele aparecer que la señal es en concepto de la reserva de fecha. Y, en caso de cancelar el contrato por causas de fuerza mayor, no se devuelve. Sin embargo, “esto sería discutible y en base a la ley, se debería alcanzar un acuerdo, como un vale, que puede ser rechazado por el consumidor”, añade LegalArts.
Los novios poscoronavirus se cubren las espaldas
Un enlace para unas 100 personas tiene un coste medio en España de 20.150 euros, un valor que varía dependiendo de la zona donde se realice. Vitoria es la ciudad más cara para darse el sí quiero, ya que puede llegar a costar 25.000 euros. Mientras, Málaga es la más económica, con un coste medio de 13.740 euros, según el El Observatorio del mundo de los servicios en España, realizado por la plataforma Prontopro y la web de bodas Zankyou.
Pero, ahora, las bodas se celebran con mascarilla, distancia social y mucha incertidumbre. Por ello, los convenios incorporan nuevas cláusulas y los novios contratan un seguro especial para curarse en salud, nunca mejor dicho. “En general, para límites que no superen los 25.000 euros podemos encontrar, dependiendo del importe, pólizas que van desde los 70 euros hasta los 200 euros”, explican desde la web de Generali. Pero, pese a que cada vez hay más interés por contratar estas pólizas, todavía hay muchas que no contemplan determinadas situaciones que tendrían un coste extra para las parejas contrayentes.