Todo el mundo va en busca de los mejores descuentos que ofrecen las marcas durante el Black Friday, pero, al mismo tiempo, la sociedad cada vez quiere consumir de una forma más sostenible y responsable, porque, como dijo Ban Ki-moon, exsecretario general de las Naciones Unidas, “no hay un planeta B”.
¿Sabías que desde el pasado 22 de agosto la población mundial consume más recursos de los que es capaz de producir en todo un año? ¿O que solo en Reino Unido los repartos a domicilio durante el Black Friday emiten a la atmósfera el equivalente a la contaminación de 435 vuelos entre Madrid y Nueva York? ¿Cuántos paquetes crees que mueven las empresas de mensajería en los días anteriores y posteriores al Black Friday en España? Nada menos que 50 millones, según datos de la Organización Empresarial de Logística y Transporte de España (UNO). Por estos motivos, es necesario saber cómo se puede disfrutar al máximo del Black Friday de forma racional, sostenible y equilibrada.
Experiencias y suscripciones
Una forma de consumir de manera sostenible es regalar experiencias. ¿Por qué no comprar experiencias en este Black Friday, que seguramente permanezcan más tiempo en la memoria y no dejen ese reguero de envoltorios y cosas desechables? Una cena, una degustación de vinos, una manicura, o quizás una clase de yoga, una sesión con un asesor de imagen o hasta una consulta con un psicólogo.
Si ya se consumen series, música o videojuegos por suscripción, ¿por qué no hacerlo con otros productos? ¿Sabías que puede alquilar un móvil, un ordenador, muebles, coches, motos, bicicletas o patinetes, pero también packs o productos de alimentación o cosmética y recibirlos todas las semanas durante un tiempo determinado?
Movilidad, productos eco y solidaridad
No todo el mundo necesita un coche o una moto. Entonces, ¿por qué no compartir esa moto o ese coche? Alquilar un vehículo permite ahorrar en dolores de cabeza y, sobre todo, dinero. Cambiar la forma de moverse es necesario, y al alquilar cualquier vehículo, desde un patinete a una bicicleta o un coche, te aseguras de que ese mismo vehículo lo utilizarán otros consumidores.
Normalmente, se asocian los productos eco a la alimentación, y, cada vez más, con la cosmética, pero en realidad casi cualquier cosa puede estar producida de forma ecológica: ropa de marcas como Ecolalf, productos para niños y bebés, muebles fabricados con materiales reciclados o biodegradables, etcétera. Buscar la etiqueta eco-friendly y encontrarla garantiza que ese consumo no perjudica al planeta. Por último, ¿por qué además de comprar cosas para uno mismo o para la familia no se contempla la opción de comprar solidaridad? Sí, las compras frívolas y compulsivas también pueden ir acompañadas de una buena acción, como destinar parte del presupuesto a mejorar el planeta o ayudar a que personas más desfavorecidas puedan llevar una vida más digna.