¿Y si España tuviera las condiciones idóneas para poner en marcha una industria con la que generar empleo y fabricar productos con propiedades poco exploradas para tratar enfermedades? ¿Y si estuviera perdiendo el tiempo en no hacerlo ya? Los especialistas aseguran que el nuestro es un país perfecto, por su clima, para que florezca un gran negocio sostenible en torno al cannabis, y aunque las investigaciones científicas siguen estudiando la planta, las propiedades del CBD (cannabidiol, un compuesto del cannabis, que no marihuana) van reconociéndose. No ha pasado desapercibido para muchos sectores: la cosmética es el último bastión conquistado por el cáñamo.
Concretamente, The Beemine Lab es una marca española que ha visto cómo la demanda de este tipo de productos aumentaba sensiblemente en el último año. Tienen productos cosméticos, bálsamos, aceites para deportistas y hasta un gel para hidratar y estimular la zona íntima.
Más calmante que capricho cosmético
Claudia Nicolás, responsable de Marketing y Comunicación de la marca, asegura a Consumidor Global que cada vez hay más personas interesadas en conocer los beneficios del CBD. The Beemine Lab está en la cresta de la ola de ese auge: ha crecido un 584 % en ventas en el canal farmacia y ha aumentado un 24% en ventas totales. Asimismo, en un contexto en el que los consumidores prestan cada vez más atención a la fabricación respetuosa con el medio ambiente, Nicolás asegura que sus clientes prefieren “productos de cercanía, producidos en España, con ingredientes naturales y sostenibles”. Esta es una de las claves. No deja de ser paradójico que, a la par que existen muchos tabús en torno a los cannabioides, haya personas que no extiendan esa preocupación a revisar si su maquillaje habitual está fabricado con químicos nocivos o si está testado en animales.
“Los productos de The Beemine Lab están hechos con ingredientes naturales fabricados en España, sin pesticidas”, explica la responsable. La pregunta es inevitable: ¿qué es lo que se busca con el CBD? Desde la marca apuntan que un 61 % de sus compradores pretenden aliviar el dolor y un 34 % cuidar la piel. Es decir, que el consuelo para molestias y sufrimientos está por encima de la estética. En este punto llegamos al debate científico. En España, una de las entidades más activas es el Observatorio Español de Cannabis Medicinal (OECM), que investiga y promueve “los usos medicinales del cannabis y sus derivados”. En su web reconocen que el cannabis “no es una panacea, pero sí posee propiedades terapéuticas para el tratamiento sintomático de algunas enfermedades”.
Opiniones encontradas
A pesar de que los usuarios incorporan estos cosméticos a su rutina para potenciar su bienestar, no siempre funciona. Un vistazo rápido a las reseñas de Amazon revela luces y sombras. Una usuaria, por ejemplo, lamenta no haber notado mejoría tras aplicarse el Aceite de Cáñamo con CBD 1000 mg (10 %). “Lo compré para aliviar los dolores menstruales y no he notado ningún efecto. Por el precio que tiene, no me compensa volver a comprarlo. Quizá no haya sabido usarlo adecuadamente”, señalaba. Algunos son más duros: un usuario apunta que “otras marcas tienen mejor sabor”, mientras que otro asegura que, pese a sufrir varias patologías, no ha sentido “nada” que aliviase su ansiedad o su insomnio.
En cambio, productos como el bálsamo Recuperador con Aceite de Cáñamo Orgánico sí son muy aplaudidos. “Huele bien, calma y lo hace pronto”, dice un usuario. En lo que sí coinciden la mayoría es en que los productos de The Beemine Lab son caros. Entre los aceites, el más barato es el que tiene un 3 % de CBD y cuesta, sin descuentos, 24,90 euros. Si el porcentaje de CBD sube hasta el 10 %, el producto asciende a los 47 euros (Eso sí: este Black Friday, la empresa tiene descuentos importantes). Además, ambos contienen muy poca cantidad: 10 mililitros. Por su parte, la crema hidratante con CBD, en un frasco de 45 ml, cuesta 24,90. Como es habitual, los productos sostenibles son mucho más caros que los que perjudican a los usuarios y al medio ambiente. Conjugar sostenibilidad con accesibilidad, será, probablemente, el caballo de batalla de muchas empresas en los próximos años.
Un comprador joven, curioso y abierto de mente
Según explica Nicolás, su perfil de consumidor es, ante todo, curioso: “Aprecia conocer todos los beneficios y utilidades que puede darle y se informa a conciencia antes de tomar cualquier decisión”. Además, es alguien que ha probado “todo tipo de productos” y prefiere “soluciones holísticas”. Es decir, que a los cannabinoides se puede llegar por descarte. O por desesperación ante la falta de resultados a través de un camino de baldosas verdes, hasta Ciudad Esmeralda.
La responsable dibuja la imagen de una mujer (suponen el 65-70% del total de clientes) joven, con una vida activa y una mentalidad abierta que la lleva a acercar “los productos con CBD a sus familias informándoles de los beneficios de este cannabinoide no psicotrópico y no adictivo”. Ciertamente, se hace camino al andar. Dos detalles curiosos: desde The Beemine Lab cuentan que, en general, sus clientes practican deportes de contacto y que “se aprecia un cambio de estilo de vida urbanita hacia el rural”. De hecho, en los pasados Juegos Olímpicos se permitió a los deportistas, por primera vez, el uso de CBD para mejorar la recuperación muscular.
Aceites, bálsamos y cremas
Entre los productos de The Beemine Lab, el más demandado, tal y como explica Nicolás, es el aceite de CBD, acaparando un 72 % de las ventas. “Los principiantes o los más aprensivos empiezan con el bálsamo con CBD, que les sirve como primera toma de contacto para conocer las sensaciones de calma, alivio y relajación que ofrece el CBD”, explica la responsable de la firma. Igualmente, la demanda de los cosméticos con cannabinoides ha aumentado mucho respecto al año anterior. Entre las propiedades, Nicolás cita “el equilibrio que aporta a la piel el sistema endocannabinoide”.
Así, el CBD puede ser un buen aliado para determinadas pieles, calmando, por ejemplo, las pieles atópicas, “hidratando las más secas y seborregulando las pieles con tendencia al acné”. Por otra parte, su loción hidratante es un mix atrevido, puesto que combina CBD con los principios activos de la apicultura. Para los que estén considerando iniciarse en este mundo, Nicolás apunta que “es importante entender la importancia de fomentar el equilibrio: la inflamación, el dolor, la producción de grasa, de células... Son las formas que tiene nuestra piel de defenderse, y no queremos dejarla indefensa, simplemente encontrar el equilibrio, reducir la actividad excesiva y ofrecer un tratamiento no agresivo y natural que genere una experiencia agradable desde la primera aplicación”.