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Bebidas vegetales como alternativa a la leche: ¿son tan saludables y baratas como parece?
Estos productos están elaborados a partir de agua, una fórmula que abarata los costes y deja márgenes mucho más amplios frente a los del sector lácteo
Las bebidas vegetales llevan tiempo en la cresta de la ola. Los lineales de los supermercados están repletos de ellas y ya hasta en las cafeterías de las urbes ya es habitual pedir leche de avena.
De soja, de almendra, de avena, de coco… la variedad de estas bebidas es tan amplía como semillas y plantas existen. Aunque muchos usuarios se decantan por ellas porque son vegetarianos, otros creen que son más saludables que la leche. ¿Realmente es así?
Comparativa de precios
Las bebidas vegetales son más caras que la leche. La diferencia de precios está en torno a los 60 céntimos en el caso de las primeras marcas. Yo Soy, firma de referencia en bebidas vegetales, se vende en Carrefour por 1,75 euros el formato de litro. En ese mismo supermercado, Central Lechera Asturiana ofrece por 1,14 euros el litro de leche entera.
Producto | Marca | Supermercado | Precio | Formato |
Bebida vegetal | Yo Soy | Carrefour | 1,74 euros | 1L |
Leche entera | Central Lechera Asturiana | Carrefour | 1,14 euros | 1L |
Bebida vegetal | Carrefour | Carrefour | 0,94 euros | 1L |
Leche entera | Carrefour | Carrefour | 0,90 euros | 1L |
Si se pone el foco en las marcas blancas, la diferencia cae drásticamente. Javier San Martín, profesor de OBS Business School, subraya a este medio que los costes de las bebidas vegetales eran mucho mayores cuando irrumpieron en el mercado. Aunque ahora son más baratas que antaño, siguen siendo, en general, más caras que la leche.
Auge de las bebidas vegetales
Un tanto por ciento de los intolerantes a la lactosa recurren a las bebidas vegetales. Hay que tener en cuenta que estas últimas llegaron a España en un contexto en el que todavía no se hacía leche sin lactosa, hace unos 20 años atrás. Así lo explica San Martín.
No obstante, el experto considera que el principal motivo por el que crece la venta de bebidas vegetales en España coincide con el aumento del número de vegetarianos. "Ya hay como un 12% de la población vegetariana".
El papel del marketing
Además, el marketing que hay detrás de las bebidas vegetales no es baladí. De hecho, los resultados de este trabajo se palpan muy bien en la bebida vegetal de avena. Está última ha cuajado muy bien en el público español. Tanto que España se ha convertido en uno de sus principales consumidores, asegura San Martín.
El marketing también influye en las diferencias de precios que se registran entre la leche de origen animal y vegetal. "Se venden como estilos de vida más saludables, sostenibles… eso permite cobrar más", explica el profesor en referencia a las bebidas vegetales.
¿Son más saludables que la leche?
Isabel Sánchez, nutricionista de bluaU de Sanitas, deja claro a este medio que las bebidas vegetales "no necesariamente son más saludables que la leche de vaca". ¿El motivo? Basta con ir al listado de ingredientes.
"Algunas están enriquecidas con nutrientes esenciales como calcio y vitamina D para equipararse a la leche y aumentar su valor nutricional, pero otras pueden carecer de ciertos nutrientes importantes", sostiene la experta.
Ni más baratas ni tan 'healthy'
Está claro que las bebidas vegetales son una buena alternativa para las personas vegetarianas. Pero no son una alternativa tan healthy. No siempre están compuestas de agua y una planta. "Pueden contener azúcares añadidos", asegura Sánchez.
Los beneficios y vitaminas que ofrece la leche de vaca no se pueden igualar a los de la bebida vegetal. Es por ello que la normativa europea prohíbe utilizar la palabra leche en el etiquetado de las bebidas vegetales
Una producción barata
Los márgenes de precios es otra cuestión que no pasa desapercibida. "Hacer bebida vegetal es lo más fácil que hay en el mundo, no es como la leche", subraya San Martín. "Básicamente es agua", recalca.
Así, los beneficios con los que trabajan las bebidas vegetales son mucho mayores que los de la leche. El resultado no es otro que un producto que cuesta menos al fabricante pero es más caro para el bolsillo del consumidor. Por no hablar del perfil nutricional, bastante más pobre que el de la leche.
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