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Bebidas energéticas: ¿por qué deberían prohibirse para los menores?

La Xunta de Galicia ha puesto sobre la mesa la posibilidad de aprobar una ley para impedir el consumo de este tipo de refresco por parte de los más pequeños, tras demostrarse que son una auténtica bomba de cafeína y azúcares

Ana Siles

Bebidas energéticas / UNSPLASH

Red Bull, Burn, Monster, Prime… La lista de bebidas energéticas es larga. La de sus fanáticos aún más. Estos líquidos burbujeantes son todo un éxito entre los más jóvenes. Su consumo se intensifica, en la mayoría de los casos, cuando se adentran en la adolescencia. Y la Xunta de Galicia plantea la posibilidad de prohibir su consumo entre los menores. 

Una cuestión que ha puesto en el centro del ojo público el debate en torno a las bebidas energéticas. No hay duda de que no aportan nada bueno a la salud. Todo lo contrario. La empeoran. La cafeína y el azúcar son sus principales componentes. Pero no los únicos. Y, además, las marcas de bebidas energéticas saben muy bien cómo captar a los jóvenes

Efectos en tu cuerpo

A la cafeína y el azúcar hay que añadir la taurina, un aminoácido. Así lo subraya a Consumidor Global María Sánchez, eHealth Manager de Cigna Healthcare. "Otras incluyen extractos de hierbas como el ginseng o el guaraná, que se cree que tienen propiedades estimulantes", añade. El subidón de energía que proporcionan estas bebidas no es baladí. 

La sección de bebidas energéticas de un supermercado / PIXABAY

Un consumo excesivo viene acompañado de efectos adversos. "Insomnio, aumento de la presión arterial, arritmias cardíacas, nerviosismo, dolores de cabeza y problemas gastrointestinales", detalla la nutricionista. Enfermedades como la diabetes o la hipertensión también se ven avivadas por culpa de las bebidas energéticas. 

Sus efectos en menores 

El consumo de las bebidas energéticas entre los jóvenes no es irrelevante. "Un informe del Ministerio de Sanidad estima que, a nivel mundial, el consumo de este tipo de consumibles entre adolescentes ha crecido del 10% a entre el 20 y 50%" en los últimos años, señala María Sánchez. 

El consumo de cafeína y azúcar afecta directamente al desarrollo de los niños y adolescentes. La experta recuerda que llegan a causar problemas de sueño, ansiedad, palpitaciones o trastornos visuales, entre otros. "Estos efectos pueden ser todavía más peligrosos en jóvenes con problemas cardíacos subyacentes", recuerda. 

Una borrachera inconsciente 

Muchos adolescentes mezclan las bebidas energéticas con alcohol. María Sánchez advierte de que esta combinación disminuye la percepción de "intoxicación etílica". Un efecto que, además, incita a ampliar el consumo de ambas bebidas. 

Una de las bebidas energéticas que se puede conseguir en un supermercado / PIXABAY

Otros jóvenes usan las bebidas energéticas durante las jornadas intensas de estudio. Pero hay que tener especial cuidado porque su alto contenido en cafeína puede llegar a conseguir todo lo contrario. El déficit de atención o hiperactividad que generan puede acarrear dificultades para el rendimiento académico y conducta, según la nutricionista

Adolescentes, el cebo fácil para las marcas

¿Por qué estas bebidas tienen tanto éxito entre los jóvenes? La respuesta puede explicarse por diferentes factores. El packaging con colores llamativos o los cambios en las decisiones de compra son algunos señalados por Itziar Tros, cofundadora de Kitlify. "El cambio de sabores, cuando hablamos de bebidas enfocadas a personas más adultas, es mucho más complicado hacerlo", comenta la consultora de marketing a Consumidor Global. 

Una lata vacía de una bebida energética / PIXABAY

Un ejemplo concreto que pone la experta es el caso de la Coca-Cola. Los adultos ya han decidido que les gusta la original o la Zero, y rara vez se van a atrever con la versión Cherry. "Sin embargo, los adolescentes están mucho más abiertos a los cambios. A las marcas les resulta más fácil mantenerlos enganchados a la compra de esos productos", concluye.

¿Un blanqueo de imagen?

Otra cuestión que afecta al consumo de bebidas energéticas en menores es la presencia de estas marcas en el mundo deportivo. Red Bull, por ejemplo, es patrocinadora de muchos deportistas. Unas colaboraciones que inducen a pensar que el consumidor se encuentra frente a una bebida sana. Pero nada más lejos de la realidad. "Debería haber un equilibrio a la hora de decir '¿me pesa más la ética o tengo que poner a mis jugadores con este producto para venderlo pero que realmente no es saludable?'", plantea Itziar Tros. 

Una lata de Red Bull / PIXABAY

Por último, hay que hacer mención a la falta de educación digital. La experta en marketing subraya la importancia de que los jóvenes entiendan que todo lo que les llega por redes sociales no es necesariamente cierto. "Si mi influencer, gamer o streamer favorito está consumiendo un producto, deben saber que es un patrocinio". Teniendo en cuenta los efectos tan perjudiciales para la salud, que los jóvenes son un mero cebo fácil de consumo y que hay todo un respaldo publicitario de estas bebidas energéticas, no parece descabellado concluir que una de las mejores opciones es prohibir su consumo en menores.