Cuando varios amigos se sientan en la terraza de un bar y uno de ellos no pide nada, su único castigo será, a lo sumo, la mirada reprobatoria del camarero. No obstante, no es así en La Taberna La Solía de Liaño (Cantabria), cuyos responsables han decidido cobrar 1,50 euros a los clientes que se abstengan de consumir.
En declaraciones a Cadena Ser, Óscar Solana, el dueño del local, ha justificado este cobro indicando que a los hosteleros les está “afectando mucho la inflación”. Además, ha defendido que su bar no es “el centro social del pueblo”, en alusión directa a los parroquianos que se reúnen allí para simplemente charlar sin tomar nada. De hecho, según este hostelero, en alguna ocasión casi un cuarto de los asientos de su local han estado ocupados por estos clientes especiales.
Una medida para “educar” a los clientes
Solana también ha defendido esta pequeña tasa afirmando que “si de seis personas solo consumen cuatro”, es mejor que ocupen una mesa de cuatro. “La gente tiene que entender que se trata de un negocio”, ha subrayado. De este modo, es más una medida “para educar a nuestros clientes” que una vía para obtener ingresos.
El hostelero cántabro ha explicado que la medida ha sido bien recibida en términos generales, y que cuenta con el visto bueno de la Asociación de Hostelería de Cantabria. En cambio, en redes sociales muchos usuarios han cargado contra el bar por un cobro que consideran un exceso.