Nuevos recargos, más trabas para evitar comisiones por el mantenimiento de las cuentas y un aumento de las tasas para los que incumplan las exigencias. Ese es el resumen de los cambios en las políticas comerciales de los grandes bancos en los últimos meses y que afectan al bolsillo de los usuarios. El objetivo, generar flujo de caja y encadenar a los clientes a la entidad, asegura a Consumidor Global Juan José Durán, catedrático en finanzas de la UAM y miembro del consejo del Colegio de Economistas de Madrid.
El último en sumarse a la lista de entidades financieras con nuevas comisiones ha sido ING. Así, a partir abril, la entidad cobrará 10 euros al mes si los clientes no reúnen una serie de condiciones. La Cuenta Naranja, Naranja Mini, Vivienda Naranja e Impuestos Cero, entre otras, se verán afectadas por los cambios. Para poder librarse será necesario tener domiciliado alguno de estos conceptos: la nómina, la pensión o la prestación por desempleo. Otra opción es recibir ingresos de al menos 700 euros al mes de otro banco. Por otro lado, también quedarán exentos los usuarios que tengan saldos en la cuenta de ahorro inferiores a 30.000 euros. Pero, más allá de esta compañía holandesa, BBVA, Caixabank y el Santander ya han modificado las condiciones de algunos de sus servicios. Según la entidad a la que el cliente pertenezca, puede toparse, en un momento marcado por la crisis y los ERTE, con cuotas de mantenimiento anuales de hasta 240 euros y altas exigencias para evitar sobrecostes.
Dos euros por retirar efectivo en oficina
Los tipos de interés en negativo y el coronavirus han lastrado los beneficios de la entidades financieras. Según Durán, es posible que este año haya más ajustes, aunque serán menos agresivos y todo dependerá de cómo evolucione la pandemia. En este contexto, desde 1 de enero el BBVA cobra dos euros a los clientes que retiren dinero en ventanilla en lugar de usar el cajero automático. Este recargo se aplica a la disposición en efectivo de hasta 2.000 euros, mientras que los importes superiores están exentos.
La entidad presidida por Carlos Torres también ha endurecido las condiciones de la cuenta nómina para los mayores de 29 años. Así, desde el 15 de diciembre de 2020 estos usuarios deben domiciliar unos ingresos mínimos de 800 euros, frente a los 600 euros que se exigían antes. Asimismo, el banco modificó la tarifa para las transferencias gestionadas en oficina. La comisión mínima pasa a ser de 6 euros en aquellas que se abonen en el siguiente día hábil y de 15 euros en las que se tramiten de forma urgente.
Unos 240 euros al año para mantener la cuenta
Mientras, Caixabank puso en marcha el pasado otoño su programa Día a Día, que afecta a las condiciones de las cuentas Family, Premium y Estrella, entre otras. Su implantación estaba prevista para abril de 2020, pero la irrupción de la pandemia desbarató el plan de la entidad, que decidió posponerlo hasta que llegase la nueva normalidad. Así, desde el 1 de octubre, los clientes menos fieles de la entidad pagan 240 euros anuales por el mantenimiento de las cuentas corrientes.
Pero ¿es posible librarse de estas comisiones? Sí, aunque con importantes matices. Por un lado, hay que domiciliar una nómina superior a 600 euros mensuales o 6.000 anuales, o bien tener una pensión de más de 300 euros al mes. Otra opción es disponer de un saldo total superior a 20.000 euros en fondos de inversión, seguros de ahorro o planes de pensiones individuales, entre otros productos financieros. Si se cumple alguna de estas condiciones, se considerará al cliente como vinculado. Pero para tener acceso gratuito a los servicios del programa Día a Día, toca domiciliar, también, tres recibos al trimestre o efectuar tres compras con una tarjeta de crédito de Caixabank Payments & Consumer. Y, en caso de no cumplir con este último bloque de exigencias, las comisiones ascienden a 60 euros anuales.
Mayor castigo a los clientes no vinculados
El Banco Santander también castiga a los clientes que considera como no vinculados. La compañía presidida por Ana Botín ha eliminado sus cuentas 123 Particulares, Día a Día, Zero 123 o Estándar, entre otras, y las ha unificado en la nueva cuenta Santander One.
Con el nuevo plan, si el usuario quiere evitar el pago de comisiones tiene que domiciliar la nómina o la pensión y tres recibos más. Y, por si eso fuera poco, se considera a un cliente vinculado si tiene un producto de financiación (un préstamo o una hipoteca, por ejemplo), de ahorro (fondo de inversión, plan de pensiones…) o de protección (seguro de hogar, coche, vida…). En caso de cumplir con una parte, se “pagarán 10 euros al mes (120 anuales) por el mantenimiento y los servicios esenciales”, asegura la entidad. En cambio, los clientes que incumplan las condiciones pagarán 20 euros mensuales (240 anuales).
Cambiar de banco
En España, los cambios unilaterales en las condiciones de mantenimiento de las cuentas corrientes son legales. De hecho, las entidades pueden hacerlo en cualquier momento, siempre que lo comuniquen a los clientes con al menos dos meses de antelación y de forma individualizada. En ese sentido, si la modificación resulta favorable, la empresa puede aplicarla inmediatamente, según detalla el Banco de España.
En caso de no aceptar las nuevas condiciones impuestas por el banco del que ya se es cliente, existe la opción de rescindir el contrato y pasarse a otra entidad. Una vez que ésta se encuentre operativa, hay que solicitar a la nueva empresa un formulario de solicitud de traslado que todas las entidades deben poner a disposición de sus clientes. Si se llega a ese punto, el nuevo banco gestionará todos los trámites para cambiar las órdenes de pago y la antigua entidad transferirá los fondos a la nueva cuenta. En ese sentido, el catedrático en finanzas Juan José Durán señala a Consumidor Global que la estrategia de los bancos --de exigir una mayor vinculación a los clientes-- persigue hacer difícil que el usuario abandone la entidad. “Hay una barrera psicológica en el cliente a la hora de finiquitar o reducir el vínculo con una entidad financiera. Crea inquietud, aunque se facilite el traslado de un banco a otro”, concluye.