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Los ayudantes silenciosos y gratuitos de Amazon y AliExpress para el reparto de sus paquetes

Pequeños comercios y tiendas locales guardan las cajas de las empresas de mensajería que no pueden ser entregadas y no reciben nada a cambio

Javier Roibás

Varios paquetes de Amazon / EP

Las compras online a veces pueden ser un quebradero de cabeza y uno de los problemas habituales tiene que ver con la recepción de los paquetes. En muchas ocasiones hay que hacer malabarismos para cuadrar los tiempos de los repartidores con el horario del trabajo, de la universidad o de cualquier otra actividad. De hecho, es algo más o menos habitual que los envíos lleguen al domicilio y que no haya nadie en casa para recibirlo. Las empresas de mensajería con las que trabajan las grandes plataformas de e-commerce contemplan esta posibilidad y disponen de varias alternativas para sortear este obstáculo.

Esto provoca que se puedan dar situaciones bastante paradójicas. Por ejemplo, que un usuario compre en Amazon o en AliExpress un producto de parafarmacia y que, al no estar en casa, el paquete se entregue en la botica de la esquina --que vende el mismo producto, pero más caro-- por indicación del consumidor o por iniciativa del repartidor. El establecimiento hace un trabajo de tutela del producto para la empresa de reparto y le hace un favor tanto al cliente como a la plataforma sin ganar nada a cambio.

Uso de comercios locales

Las empresas de reparto que trabajan para Amazon y AliExpress manejan varias opciones para sortear la situación de que el cliente no se encuentre en el hogar. Una de las variantes son los puntos de recogida. Se trata de comercios locales con los que las compañías establecen acuerdos a cambio de espacio de almacenaje. En el momento de la gestión del pedido el usuario también puede seleccionar uno de estos establecimientos como lugar de entrega. Así, por ejemplo, el gigante estadounidense trabaja en España con las redes de UPS, Seur y Celeritas, que suman alrededor de 5.700 puntos de recogida en la Península y Baleares. La compañía norteamericana también especifica que el peso máximo de los artículos que se pueden entregar a través de esta modalidad es de 15 kilos. Además, las dimensiones no pueden superar los 140 centímetros cúbicos en total y tampoco pueden contener sustancias peligrosas.

Otra posibilidad es que el repartidor pregunte --u obligue al cliente a acatar dicha decisión-- s algún vecino o tienda cercana se puede quedar con el paquete hasta que su dueño pase  a por él. Por otro lado, Amazon también dispone de Hub Lockers, un servicio de taquillas donde se puede recoger los envíos. Sin embargo, los artículos aptos para esta variante son aquellos que envía directamente Amazon y el peso no puede superar los 4,5 kilos. Las dimensiones máximas son de 42 centímetros de largo, 35 de ancho y 32 de altura.

¿Qué opinan las tiendas?

La Vieja Castilla es una cadena de tiendas especializada en la venta de vinos y productos selectos de alimentación. Uno de sus establecimientos se encuentra en el céntrico barrio de Chueca, en Madrid. La dependienta del local explica a Consumidor Global que es habitual que los repartidores dejen allí paquetes de algunos vecinos que no encuentran en su domicilio en el momento del reparto. A pesar de no recibir ninguna compensación económica por este servicio, ni por parte de Amazon o de la empresa de mensajería, la encargada de la tienda lo ve más como una especie de favor a la comunidad. Algo así como un hoy por ti y mañana por mí.

La otra cara de la misma moneda la representan los comercios locales que sí tienen acuerdos con las empresas de mensajería. Image On, una pequeña tienda de fotografía, prensa y fotocopias --también en el barrio de Chueca-- es una de ellas. Trabajan con distintas compañías y reciben paquetes de todo tipo de plataformas, relata el encargado del local. Cobran en función del número de paquetes que reciben --no es una cuota fija-- y “Navidad es el momento pico”, recalca. Por otro lado, la cuantía que reciben por cada uno de ellos varía en función del tamaño. Así, en la tienda de discos Diskpol, también en la capital, una trabajadora de la misma señala que la cantidad de paquetes que reciben es significativa. Pero sobre cuánto reciben por cada envío, prefieren no desvelar las cifras.     

Un repartidor con varios paquetes / FREEPIK

Una puerta inteligente para recibir las compras

Ante el auge del comercio electrónico y las dificultades para recibir los pedidos a tiempo y cuando el usuario está en casa, en la industria empiezan a verse nuevas soluciones tecnológicas. Una de ellas es la que presenta Yolodoor. Se trata de una puerta inteligente que permite la entrega de las compras sin que el usuario se encuentre en el domicilio. Según explican desde la empresa --cuya fábrica se encuentra en Vigo-- la puerta cuenta con una trampilla de 29 centímetros de alto y 47 de ancho en el centro de la estructura. En la cara interna hay una bandeja plegable en la que se deposita el producto y que soporta un peso máximo de 30 kilos. El sistema se complementa con una aplicación propia para gestionar la operativa.

“El usuario programa una entrega desde la app e introduce el número de seguimiento del paquete que va a recibir. El repartidor, con su app, escanea el código en el paquete y la compuerta se abre de forma automática para que pueda depositar el paquete en la bandeja”, explican a este medio desde la compañía. No obstante, este  proyecto todavía se encuentra en fase de desarrollo y en estos momentos se está buscando a 20 personas que quieran instalar la puerta de forma gratuita para realizar pruebas reales. “Con este último testeo marcaremos la fecha de salida”, afirma Yolodoor, que considera factible que el producto vea la luz en verano, aunque su aceptación dependerá no sólo del precio, sino también de la seguridad que ofrezca este sistema.