Un seguro de decesos cubre los gastos de los servicios funerarios cuando fallece el contratante. Casi 22 millones de españoles tienen uno y, pese a ser el más habitual junto al de vida y al del automóvil --que es obligatorio--, su conveniencia y rentabilidad generan mucho debate. De hecho, uno de los argumentos en contra más comunes advierte de que lo que se paga a lo largo de los años sirve para abonar dos o tres sepelios.
Los expertos en la materia consultados por Consumidor Global no coinciden con esa afirmación, pero sí en que para elegir este tipo de seguros hay que tomar precauciones para evitar sobrecostes y coberturas innecesarias que en muchas ocasiones los intermediarios intentar colocar.
Tipos de prima
Al contratar un seguro de decesos la variable principal es la edad. El precio de la prima anual se fija en función de la probabilidad estadística de fallecer, la cual, obviamente, aumenta conforme se envejece. Otra cuestión a tener en cuenta es que las aseguradoras son empresas y, como tales, buscan obtener un beneficio.
Con las cartas sobre la mesa, el elemento principal en el que el cliente debe fijarse es el tipo de prima que más le conviene. Existen cuatro modalidades: la natural, la nivelada, la mixta y la prima única. Cada una tiene sus particularidades, pero las dos primeras son las más populares en el mercado.
La prima natural, una “barrabasada”
Según explica Raúl Vera, experto de tucorreduriadeseguros.com, la prima natural es aquella en la que la cuota se abona en función de la edad. Es decir, cuando el asegurado es joven paga muy poco, pero la cantidad se incrementa a medida que envejece.
“Estoy totalmente en contra de la prima natural. Me parece una barrabasada. Hay compañías que han aprovechado la costumbre de ir a lo más barato para crear este tipo de primas”, afirma con rotundidad Vera. Además, esta modalidad “hace polvo al cliente cuando es más vulnerable económicamente” porque a partir de los 70 años las primas experimentan “subidas estratosféricas” que, en ocasiones, pueden elevarse hasta los 800 euros anuales. Esta cifra es importante dado que, según fuentes del sector, los gastos del sepelio oscilan entre los 3.500 y los 6.000 euros.
Una cuota fija
Con la prima nivelada se paga lo mismo durante toda la vida de la póliza, salvo pequeñas actualizaciones de precios de los servicios funerarios debido al IPC o a impuestos concretos. Esta modalidad implica que el asegurado paga de más cuando es joven, pero cuando es mayor se equilibra y así evita pagar una cuota muy alta durante la jubilación.
El director técnico de la correduría de seguros Lluch & Juelich, Carlos Lluch, asegura a este medio que la elección entre una prima natural y una nivelada debe basarse en el perfil del cliente. En ese sentido, señala que a una persona joven le interesa más el primer tipo dado que pactar un precio cerrado tan pronto “puede ser un error”. De hecho, Vera recomienda contratar la prima natural solo en edades jóvenes para luego cambiar a una nivelada.
Otras alternativas
La prima mixta actúa como una natural cuando el asegurado es joven y en las edades más altas los precios se asemejan a los de una nivelada. Sin embargo, acerca de la prima única, Lluch advierte de que en ocasiones este producto intenta colocarse a personas con pocos conocimientos cuando acuden al banco, por ejemplo, para solicitar un préstamo.
Así, Teresa, una usuaria de Twitter (@tjudithrodrigu1) denunció algunos problemas con la aseguradora Santa Lucía, con la que su madre contrató en 2015 una póliza de prima única. La tomadora del seguro falleció por coronavirus y, según relata Teresa, el capital suscrito, 3.061 euros, cubría los gastos del “féretro, coche, sala velatorio, corona y demás”. Al no haberse utilizado todos los servicios debido al confinamiento, la factura del sepelio fue de 2.295 euros. En estos casos, las compañías están obligadas a devolver la parte del capital suscrito en la póliza para el entierro que no se utilizó y Teresa reclamaba que Santa Lucía le abonase la cantidad íntegra, en lugar de los 48,95 euros que le habían ingresado. Después de su denuncia a través de Twitter y tras “varios meses” de reclamaciones en las que la derivaban de un departamento a otro, Teresa asegura a este medio que ha llegado a un acuerdo con la compañía y que prefiere no remover más el tema.
Más opciones
Al margen del seguro de decesos, hay otros productos que financieramente pueden resultar más atractivos para cubrir los gastos derivados del fallecimiento. Una opción es ahorrar para este fin y la otra es un seguro de vida.
Lluch considera que si se opta por el ahorro hay que tener en cuenta que los gastos de los servicios funerarios varían con el tiempo. Asimismo, la Unión Española de Entidades Aseguradoras y Reaseguradoras (Unespa) indica que los seguros de vida que cubren el fallecimiento del contratante sólo tienen una función indemnizatoria, es decir, ayudan a cubrir los costes, pero los familiares deberán encargarse de todas las gestiones en un momento delicado.
El papel de las funerarias
Lluch también advierte de que “las funerarias normalmente se aprovechan del que no tiene seguro”, dado que para un particular estos servicios resultan más caros que para una empresa que opera como mayorista.
Además, “estos seguros parecen todos iguales, pero no lo son”. En ese sentido, subraya que algunas compañías buscan deslumbrar al cliente con “grandes capitales”, en función de si fallece en un accidente de coche o en un transporte público, por ejemplo. En su opinión, este tipo de coberturas sólo inflan los precios y son totalmente innecesarias dado que “la necesidad familiar” y los gastos del sepelio no variarán en función de cómo se fallezca.