Jean Dubuffet creía que los galeristas (“los dueños de esas tiendas donde se venden los cuadros”) contribuían a que el público general no conociera del todo qué es en verdad el arte (y a la consecuente parsimonia respecto a las galerías) porque no se vestían bien. En su opinión, los galeristas debieran ataviarse “con unos vestidos pintados de cuadros y de signos”, además de “maillots de lentejuelas”. Porque el arte “no tiene el derecho de aburrir”. Las personas que estos días acercan al público las obras en Apertura Madrid Gallery Weekend no van así vestidas, pero bien podrían.
Este evento, que se celebra del 14 al 17 de septiembre en la capital, es el pistoletazo de salida del curso artístico y pretende acercar las exposiciones, “abiertas a todos y gratuitas”, al público general. No hay vestidos con signos cabalísticos ni demasiadas extravagancias, pero sí una firme y colorida voluntad de mostrar, de acercar, de ensanchar el sentido de la galería. Este año participan 56 galerías de todo Madrid (desde el barrio de Almagro a Carabanchel, y de nombres consagrados como Chema Madoz a jóvenes creadores) que exhiben sus obras, y también se han programado recorridos y visitas guiadas. Vístanse como quieran: pueden pasar.
Horario ampliado para que acuda más público
“Iniciativas como esta son muy positivas porque permiten hacer un recorrido, tanto para los visitantes como para artistas como yo, que también aprovecho para visitar galerías y ver qué están haciendo otros. Tienes la oportunidad de ver muchísimas obras diferentes y supone todo un peregrinaje. Además, el horario se amplía, lo que facilita que pueda venir más gente”, explica a Consumidor Global el pintor José Enguídanos en la galería Blanca Soto Arte, ubicada en pleno Barrio de las Letras.
Aquí se exhibe estos días Paisaje mental de lo insólito, una muestra sugerente en la que el artista tira del hilo de El Bosco para mostrar fabulaciones, atmósferas tensas, pesadillas actualizadas y desacralizadas en la que de vez en cuando surge un animal, un funambulista o un árbol desconcertante. Algunas de estas obras en pequeño formato (20x20 cm) se pueden adquirir desde 1.300 euros.
Hablar con los artistas
Enguídanos habla de El Bosco con interés, pero parece considerarlo un apoyo más que un icono que reinterpretar. Este es otro de los pequeños placeres de Apertura: en algunos casos, si uno quiere, puede animarse a intercambiar unas palabras con los creadores y conocer así sus puntos de vista particulares. No muerden. En algunos casos.
A la pregunta de si cree que el público general siente reticencia a entrar a las galerías, aunque le guste ver arte, Enguídanos contesta con contundencia. “Lo que quieren las galerías es que la gente entre y vea obras”, afirma. “Entiendo que algunas personas tengan ciertas reservas a pasar porque quizá piensen que les van a preguntar si quieren comprar algo, pero no es así. Las galerías están abiertas para todos”, subraya. Los que de verdad acuden exclusivamente compran, sugiere Enguídanos, ya se encargan de hacerlo por otras vías.
Darío Villalba, artista crucial
A unos 500 metros de Blanca Soto, en Leandro Navarro el visitante puede admirar la exposición Espíritu de congelación impreso en carne, de Darío Villalba, un artista español pionero en el uso de la fotografía en combinación que recibió en 1973 el Premio Internacional de Pintura de la XII Bienal de Arte de São Paulo. Hoy en día, sus obras engrosan colecciones prestigiosas, como la del Metropolitan Museum de Nueva York.
Las expuestas en Leandro Navarro son obras sobrias pero emocionales, de pequeño y gran formato, por las que lo trascendente parece haberse posado un segundo para después marcharse a otro sitio. Aparecen fotografías intervenidas de estatuas antiguas o de espacios casi fantasmagóricos.
Lavapiés y Barrio de las Letras
Entre Lavapiés y el Barrio de las Letras hay más de una docena de galerías participantes, entre las que cabe destacar The Goma, Maisterravalbuena (con una enorme sede abierta en febrero al lado del Museo Reina Sofía), el humor casi gamberro de Pere Llobera en F2 Galería (cuidado con no resbalarse con una hoja de cuaderno en el suelo) o la abstracción geométrica de Lola Bosshard en José de la Mano. Esta última galería exhibe de Bosshard “los trabajos de finales de los años 60, hasta hace poco desaparecidos y recientemente descubiertos”.
Un poco más al norte, detrás de Gran Vía, los bodegones de Elena Goñi acogen al visitante en Utopía Parkaway. Y le acogen porque sus cuadros de colores claros poblados de frutas, vasos, botellas de agua o cacerolas transmiten una serenidad extraña, pero tibia y grata. En palabras de la artista, “las cosas que me rodean no son objetos inertes. Las transforma el tiempo, la luz, el instante en que las observo. Yo las puse ahí en un determinado momento, pero ahora no solo las habito, también me habitan. Dan sentido al espacio en que me muevo, lo cubren de una identidad que es la mía”.
Blanca Berlín, Twin Gallery y NoguerasBlanchard
No muy lejos de Utopia Parkaway sobresalen Blanca Berlín (obras de Cristóbal Hara, al que en 2023 concedieron el Premio Nacional de Fotografía), Twin Gallery (una exploración de 17 artistas en torno a la idea de bosque y el papel de los árboles en las ciudades)o NoguerasBlanchard, que muestra obras de la pionera del arte feminista Nancy Spero.
“Nancy Spero convirtió la experiencia femenina en el centro de su práctica artística y desafió las convenciones estéticas y políticas. Su lenguaje procede de su inmersión en la historia de las imágenes, especialmente de Egipto, la Antigüedad clásica, la Prehistoria y los medios de comunicación contemporáneos. Combinó, fracturó y reutilizó imágenes encontradas y adoptó textos para comentar acontecimientos contemporáneos e históricos”, explica la galería.