En 1986 suena Duncan Dhu en el coche. Miguel Gómez, más conocido como Miki, recuerda a sus padres en los asientos de delante y a su hermano pequeño al lado. La carretera era larga, pero el Peugeot 205 aguantaba sin mucho problema mientras el paisaje cambiaba al atravesar España desde Madrid a La Coruña por la antigua N-VI (la Nacional VI). Los pueblos por aquel entonces acogían a la transeúnte familia Gómez con hospitalidad y las gasolineras aún repostaban. “Antes era toda una aventura hacer un viaje familiar”, evoca con nostalgia.
La carretera aún vive, pero solo es un recuerdo de lo que fue. La vía de 609 kilómetros más transitada de la península se apartó en el olvido cuando hace más de tres décadas nació la A-6, una de las seis grandes autovías radiales del país. Los sitios para hacer parada que recuerda Miki son hoy pueblos fantasmas, aquel bar de carretera cerró y la gasolinera ya no da servicio. Pero este pasado tiene futuro con la iniciativa de Xosé Ramón Nóvoa que rememora la antigua N-VI llena de recuerdos para convertirla en la Ruta 66 española, en referencia a la mítica carretera que atraviesa la mayor parte de Estados Unidos.
La Ruta 66 española
El proyecto puesto en marcha este 2023 por Nóvoa con financiación de la Xunta gallega busca dinamizar esta travesía como “una road trip para viajar lento por una carretera histórica”. En concreto, esta ruta atraviesa tres comunidades autónomas, Madrid, Castilla y León y Galicia, y oficialmente, pasa por Majadahonda, Torrelodones, Collado Villalba, Guadarrama, El Espinar, Labajos, Adanero, Medina del Campo, Arévalo, Rueda, Tordesillas, Villalpando, Benavente, La Bañeza, Ponferrada, Astorga, Villafranca del Bierzo, Lugo, Guitiriz, Betanzos y A Coruña.
“Lo que en Estados Unidos vemos chulo, aquí es feísmo”, cuenta Nóvoa. “Mientras que en España se tiende a desechar lo abandonado, en la verdadera Ruta 66 lo ensalzan hasta convertirlo en parte de su iconografía”, destaca. La N-VI comienza en el kilómetro 0, en la Puerta del Sol de Madrid, donde arrancan todas las carreteras radiales españolas hasta A Coruña, en concreto, la Torre de Hércules, Patrimonio de la Humanidad frente al Océano Atlántico y kilómetro 600 de esta ruta. En el camino hay un poco de todo: 70 municipios, 18 ríos, 12 castillos, tres puertos de montaña, seis reservas de la biosfera, dos reservas naturales, un campo de lavanda y 25 restaurantes estrella Michelin.
Un pasaporte
“No es un Camino de Santiago, pues ni se va andando ni hay perdón de los pecados al acabar”, apunta Nóvoa a Consumidor Global. Sin embargo, sí que hay una similitud con el peregrinaje a Santiago de Compostela, y no solo porque acaba en Galicia. La ruta también cuenta con un pasaporte como si se tratara de una Credencial del Peregrino. “Lo lanzamos en papel durante el mes de junio pasado y ha sido la primera de otras herramientas de gamificación diseñadas para hacer de la experiencia de la Ruta N-VI algo muy divertido”, explica.
Este pasaporte obliga al viajero a pasar por más de 20 lugares para marcar la ruta, conocer todo tipo de establecimientos y puntos de información turística que darán una mayor perspectiva de inmersión en las distintas localidades por donde pasa la carretera. Tiene un precio de 2,95 euros y se puede comprar en Madrid o pedirlo directamente a través de la página web oficial.
¿En cuántos días se puede hacer la Ruta N-VI?
Uno de los temas preocupaba desde el principio a Nóvoa era si habría buenos lugares para comer y descansar a lo largo del camino. “Pero tenemos claro que se puede hacer la ruta de restaurante de camionero y hostal de carretera en restaurante de camionero y hostal de carretera o bien de Parador en Parador y de Estrella Michelín en Estrella Michelín. Cada uno diseña a su modo cómo quiere hacer la ruta”, comenta.
Sobre en cuántos días se puede hacer la Ruta N-VI, el fundador del proyecto opina que son necesarios un mínimo de tres días y lo óptimo son cinco o siete de forma que peinas todo el mapa. “Existen míticos restaurantes de carretera como el Mesón Quiñones a las afueras de Astorga, el Villacol en los Ancares gallegos o propuestas muy llamativas y musicales como las del Hostal Galicia en Toral de Fondo. Por citar sólo tres”, destaca.
¿Cuál es la mejor época para hacerla?
“Es una ruta diferente en cada estación del año. En verano la ha hecho mucha gente y ha disfrutado de los distintos colores y sabores a lo largo del trayecto”, añade Nóvoa. “Ahora, en otoño, es un viaje muy especial porque cambia mucho el paisaje, viajar en coche o moto por los Ancares en otoño es una experiencia de color y naturaleza increíbles, por no hablar de la gastronomía, que ahora en otoño coge mucha fuerza la caza, el cocido maragato o los productos típicos del Bierzo como son las castañas con los magostos o los pimientos asados”, resalta.
La antigua N-VI vuelve a latir y el pasado se empieza a recorrer. Los pueblos fantasmas resucitan a su paso y Miki realizará la ruta con su hermano, esta vez al volante, y volverá a sintonizar una canción de Duncan Dhu. No obstante, otros piden modernizar la carretera debido a los riesgos que aún presenta. “Es estupendo viajar por nacionales. Ahora que hay autovías y por allí ya no van más que los locales. Los que sufrimos la N-VI insegura y tortuosa de finales de los 70 y de los 80 con horas detrás de camiones sin casi espacio para adelantar, os dejamos con gusto todo el romanticismo”, concluye Carlos Fernández.