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Alquilar un barco este verano llega con una sorpresa en la factura del 20%

El precio de las embarcaciones sube por culpa del encarecimiento de la gasolina, aunque hay algunas excepciones reconfortantes para los más clásicos

Juan Manuel Del Olmo

Dos personas en uno de los barcos vendidos en España / UNSPLASH

Cierra los ojos, el viento en la cara / Estás en un yate, agua salada / Sé que si miras para atrás aún te persigue el pasado / Pero vas a toda hostia y el champán está helado. Lo canta C. Tangana en una de sus últimas canciones. Porque ¿quién no ha soñado con surcar el mar en un yate, un o incluso en un barquito de cáscara de nuez, y olvidarse de todo mientras dibuja una estela blanca sobre el gran azul? No obstante, con la subida de precios de la gasolina, alquilar un barco este verano viene con sorpresa en la factura.

El encarecimiento de los combustibles, que empujó la inflación de mayo hasta el 8,7 %, perjudica a la mayoría de las empresas de alquiler de embarcaciones, que reajustarán sus tarifas para esta temporada. Aunque no en todas será más caro hacerse a la mar.

Alquilar un barco, más caro por culpa de la gasolina

Alberto Calderón, uno de los responsables de la empresa Náutica Marbella, reconoce a Consumidor Global que ha tenido que incrementar sus precios, aproximadamente un 20 %, por el alza de la gasolina. No obstante, Calderón afirma que, tras dos años malos por las restricciones de la pandemia, “una cosa compensará a la otra”, y habrá personas que apechugarán con la subida, gracias a las ganas que tienen de coger un barco. Tal y como afirma este empresario, en Náutica Marbella tienen clientes “de toda clase, desde familias hasta personas con mucho dinero”. Y, en las segundas, el alza pesa menos.

Una embarcación en el mar y, a lo lejos, un buque / UNSPLASH

Más al sur, en Cádiz, la gasolina también preocupa. Lo admite Javier Conesa, de Aperca por el Mar, una escuela náutica que ofrece prácticas, travesías y alquiler de embarcaciones. “Ahora se paga el doble por los combustibles”, lamenta Conesa. En su empresa hay dos tipos de alquileres de embarcaciones: barcos de motor y de vela. Cuatro horas en un velero puede salir por unos 400 euros, describe, mientras que en el caso de los vehículos a motor, el combustible no va incluido, y es el cliente el que tiene que abonarlo aparte. Por eso, cree que el incremento de precio repercutirá en una bajada del número de clientes. Además, Conesa no cree que la marea vaya a bajar a corto plazo. “La expectativa es que una vez que suban los precios, ya no bajen. No sé si nos darán alguna bonificación o qué, pero algo tendrán que hacer”, expresa. 

Trayectos más cortos

“Con estos precios de la gasolina, la gente se lo piensa más”, cuenta Pol Aldavert, responsable de Palamós Boats, una empresa de alquiler de embarcaciones y motos acuáticas ubicada en un municipio de la Costa Brava. En esta empresa, el cliente también paga por separado la gasolina. Por eso, cuenta Aldavert, es un mal momento para las odiseas y hay quienes optan por trayectos más cortos. “Ayer mismo, unos clientes querían ir a las islas Medas, pero cuando se dieron cuenta de cuántos litros necesitarían, decidieron ir más cerca”, resalta.

Una mujer en un barco / UNSPLASH

Otros navegantes menos espabilados, los que no saben que el litro de combustible ronda los 2,20 euros, “se llevan la sorpresa después del viaje”, describe Aldavert. Este experto indica que en Palamós Boats las tarifas varían en función del barco, desde los 150 euros por cuatro horas en la embarcación más económica hasta 1.000 euros en una más lujosa. La solución para que estos precios no hagan naufragar unas vacaciones es clásica: alquilar un barco entre más personas.

Varias personas brindan en cubierta / PEXELS

La gasolina es más cara en el puerto

Club Cannary es una empresa turística que ofrece servicios tan refrescantes como un viaje para avistar ballenas o alquiler de yates. Pero, en este caso, las embarcaciones no pertenecen a las empresas, sino a particulares que colaboran con la misma para que gestione los alquileres. Una empleada de esta compañía revela que la mayoría de sus colaboradores han optado por subir los precios en torno al 15 %.

Jon Lavi, de la almeriense Garrucha Adventure Sports, se muestra más taciturno y cuenta que el cliente, ante estos costes, “se echa para atrás”. Además, lamenta que, después de dos años de escasa actividad, las administraciones andaluzas no les han ayudado a resistir. Para empeorar las cosas, cuenta que en esa zona de Almería solían veranear muchos británicos, y ahora, por el Brexit, permanecen menos tiempo. “Y las gasolinas de puerto son más caras que las de tierra. Si ellos pagan 2,03, por ejemplo, nosotros pagamos 2,12”, indica Lavi. Así las cosas, hay algunos clientes que se muestran comprensivos y no protestan porque son conscientes de las razones de la subida, pero otros “intentan regatear”. 

Un joven salta desde un barco / UNSPLASH

Algunas empresas evitan subir los precios 

Illuka Sailing es una empresa que alquila veleros en Valencia, Denia, Ibiza, Formentera, Menorca, Alicante o Barcelona. Desde esta compañía, Sandra Santos aporta la nota discordante y señala que no han subido los precios. No lo han hecho porque, si bien el cliente paga el gasoil aparte, el velero no necesita tanto combustible como otros barcos precisamente por el impulso que consigue con las velas. Así, en cierto modo, se ahorra. “Sale más a cuenta”, ríe Santos. Eso sí, un velero exige un poco más de pericia. 

Isabel Pastor, de la empresa valenciana Boramar, señala que “de momento” ellos tampoco han subido los precios. Su perfil de cliente es variado, desde compañías que alquilan una embarcación para celebrar un evento hasta familias que quieren darse un paseo o jubilados. “Es verdad que ha subido todo: la mano de obra, el proveedor que trae la bebidaEl encarecimiento no afecta sólo a la gasolina”, argumenta. “Tienes que vender muchos tickets para que sea rentable”, agrega, sin desesperanza, antes de añadir que “hemos sobrevivido a dos años malos de pandemia, así que también sobreviviremos a esto”. Y es que, como decía en Yate Tangana, la vida es seguir remando un poquito más.