Algunos locutorios hacen caja con la tarjeta SIM gratis de Lycamobile

Esta empresa de telefonía ofrece el servicio de forma gratuita, pero algunos establecimientos cobran hasta 10 euros

Un locutorio con el cartel de Lycamobile / CG
Un locutorio con el cartel de Lycamobile / CG

Lycamobile es un gigante de la telefonía. Es un operador que actúa en más de 20 países, y suma 16 millones de clientes. Hace dos años, MasMóvil compró su filial en España por 372 millones de euros. Hoy, su logo blanco y azul forma parte del paisaje de muchos barrios. Es la compañía más buscada para hacer llamadas internacionales, y también atrae a los usuarios por su plan de tarifas bajas, que sigue la estela de Digi.  Además, tal y como especifica en su web, Lycamobile ofrece la tarjeta SIM gratis que luego se recarga según se desee.

No obstante, algunos locutorios no respetan esta gratuidad y cobran por un servicio que no debería tener coste.

Tarjetas gratis de Lycamobile que nunca llegan

Amancio Serra es cliente de Lycamobile. Este afectado cuenta a Consumidor Global que necesitaba varias tarjetas SIM para su trabajo y las pidió por la web de la compañía, pero nunca le llegaron. No perdió dinero, porque eran gratuitas, pero cuenta que “se quedaron sus datos”. Después probó con una de saldo por la que pagó 15 euros, pero tampoco le llegó. “He llamado varias veces, y el servicio de atención al cliente es totalmente deficiente”, expresa.

Un locutorio de Madrid / CG
Un locutorio de Madrid / CG

Con este panorama, decidió acercarse a un locutorio de Madrid a pedir la SIM. En teoría, debían ofrecerla gratis, pero su sorpresa fue mayúscula cuando trataron de cobrársela “por 5 o hasta 10 euros”.

“Algo tenemos que ganar nosotros”     

Un paseo por estos negocios revela que algunos se lucran por un servicio que debería ser gratuito. En este medio nos hemos acercado al locutorio La Bolsa, en la calle homónima del centro de Madrid, donde, al pedir la SIM gratuita de Lycamobile, nos piden 3 euros. “Pero, según la web, la tarjeta es gratuita, lo que se cobra es el saldo que se le ponga”, respondemos. Esta réplica (que es sólo una constatación) cabrea al encargado: “Sí, pero nosotros tenemos que ganar algo, hay que pagar electricidad, hay que pagar el alquiler…”, enumera, con cierta hostilidad. Con todo, el responsable del locutorio La Bolsa indica que, si las queremos gratis, vayamos (y salgamos de allí) a un puesto que hay en el metro Sol. “Allí no cuestan nada”, proclama.

En cambio, a unos pocos metros de allí, en el locutorio de la calle Imperial, a la espalda de la Plaza Mayor, nos dicen que ellos no ofrecen la tarjeta SIM gratuita de Lycamobile. Tampoco pretenden cobrarnos por el artículo, sólo dejan claro que “gratis ya no está”.

Vista de la calle Lavapiés / CG
Vista de la calle Lavapiés / CG

Diferencia de precios

En un locutorio cercano, en calle Colegiata, por la SIM de Lycamobile el encargado cobra “sólo dos euros”. A escasos 150 metros, ya en la plaza Tirso de Molina, piden más del doble: en el locutorio Movil City (que, además, preside un cartel de Lycamobile con el irónico lema “call the world for less”), llevarse la SIM sin saldo significa desembolsar 5 euros.  

Bajamos hacia Lavapiés. Es una tarde gris y, en este barrio multicultural, los colores de Lycamobile sobresalen por todas partes: en las tiendas de reparación de teléfonos, en las carnicerías halal y en los bazares de alimentación donde se venden verduras sugerentes y cervezas frías. “De cero ya no hay. Si quieres la tarjeta SIM de Lycamobile, tienes que ponerle 5 o 10 euros de saldo”, expone, sonriendo, el encargado de un locutorio de la calle Miguel Servet. Cuando ya pensábamos que la tarjeta gratis era el Santo Grial, la conseguimos, tras un tira y afloja, en un locutorio de la calle Ave María. “Es para un amigo, que la necesita”, argumentamos. “Pero tu amigo tiene que recargar saldo”, contestan. “Ya, ya, pero prefiere hacerlo él desde la web”. Y la obtenemos. Este sencillo gesto, este giro del dependiente y este estirar el brazo para dejarla, con desdén, sobre el mostrador, constata que las excusas de los otros negocios eran eso: excusas. Son gratuitas.

El artículo, gratuito, de Lycamobile / CG
El artículo, gratuito, de Lycamobile / CG

Control de uso

En Barcelona ocurre algo similar. El Locutori València 507 (nombres para no perderse) las explicaciones son algo más esclarecedoras. “Gratis no te la puedo dar, cariño. La SIM de Lycamobile está asociada al locutorio, y como yo no sé qué vas a hacer con ella o qué uso le vas a dar, hay que recargarla aquí”, nos dicen. ¿Es un movimiento de los establecimientos para evitar que se cometan delitos, o, si se cometen, para tener alguna identificación gracias al cobro? Sólo parecería una explicación plausible si se pagase con tarjeta. Si fuera con efectivo, la justificación carecería de sentido.

 Al término de este reportaje, Lycamobile no ha contestado a las preguntas de este medio sobre este tipo de negocios. “Antes era gratis, ahora ya no, amigo”, precisan desde en Ria Locutori. ¿Por qué? Difícil decirlo. “Al darte de alta, tienes que hacer una recarga”, apuntan, escuetamente. Y, por último, en Sony Locutori nos piden 2 euros.

Un negocio de la calle Miguel Servet / CG
Un negocio de la calle Miguel Servet / CG

¿Dónde van las tarjetas que nunca llegan?

Con todo, a pesar de lo molesto de los cobros, Amancio Serra cree que el tema puede ser más peliagudo que unos pocos euros. “Las tarjetas no le llegan a la gente que las pide, pero luego entras en eBay y ves que hay gente que vende unas 5 o 10 SIM por 3 0euros. ¿Es raro, no?”, se pregunta. Es fácil comprobarlo: en esta plataforma hay ventas por ese importe, pero también en AliExpress e incluso Amazon.

“He hecho el experimento de pedir más lycas de otra dirección, no llega nunca ninguna a pesar de que al correo llega el número de pedido y todo”. En algunos foros, cuenta Serra, hay usuarios que indican que existe “una trama de robo de estas SIM por parte de algunos repartidores, que podrían vender esas lyca a los locutorios”. El objetivo sería obtener datos que, bajo el punto de vista de Serra, podrían ser utilizados para realizar fraudes. “Lo más vergonzoso es el pasotismo de Lycamobile, que deberían garantizar el envío y la trazabilidad”, zanja.

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