Loading...

Ni los jóvenes renuncian a ellas: las agendas de papel plantan cara a la tecnología

¿El consumidor se deja llevar por la innovación o prefiere seguir apuntando sus citas como lo ha hecho siempre? Los responsables de las papelerías lo tienen claro: algunas cosas no cambian

Marta Peiro

Mesas llenas de agendas en la Librería Velázquez de Madrid / MARTA PEIRO

Móviles, tablets, portátiles… los dispositivos electrónicos y las apps se han convertido en elementos habituales en el día a día. Facilitan la comunicación y el entretenimiento, pero también se utilizan para dejar por escrito pensamientos y citas importantes. Sin embargo, hay algo con lo que la tecnología aún no puede hacer frente y que permanece como lo ha hecho toda la vida: las agendas de papel.

“Es un artículo necesario a pesar de la evolución de la tecnología, no pasa de moda”, declara Laura Velázquez, propietaria de la Librería Velázquez (Madrid). Esta amante de los artículos de papelería señala que “las agendas se siguen vendiendo mucho” y defiende que “no hay más que ver cómo las marcas sacan constantemente agendas más bonitas, temáticas”. “Hay mucha variedad. Gustan de todos los tipos, pero sobre todo el consumidor lo que requiere son agendas completas, que tengan un plano anual, mensual y luego ya diario o a semana vista”, manifiesta.

Fijar las citas en la mente a través de la escritura

Para Velázquez, “una agenda es diferente, es como un diario”. “Permite fijar mejor en la mente lo que uno tiene que hacer, al escribirlo. Es más como un diario personal, y hay personas que necesitan fijar lo que tienen que hacer en su mente y lo hacen escribiendo, porque es un ejercicio muy bueno para memorizar”, explica. “La escritura tiene muchos beneficios y eso se refleja mucho en las agendas”, afirma.

Agendas de 2022 expuestas en la papelería Paperco de Madrid / MARTA PEIRO

Entre los tipos, Velázquez destaca que “las elaboradas, que parecen objetos de decoración, se venden más para regalar. Y las más prácticas de espiral se las suele comprar uno mismo”. Igual que los calendarios en papel: “También se venden mucho, sobre todo entre la gente mayor, porque permiten anotar, poner citas y visualizarlo todo muy bien”, detalla. Pero no solo los mayores. “La gente joven viene cada año a por una agenda”, dice satisfecha.

Mejor organización

“No notamos, para nada, que por la digitalización se vendan menos agendas”, cuentan desde Paperco (Madrid), donde concretan que venden “una media de 400 unidades al año” y que el año pasado compraron “un 20 % más” y las vendieron todas. “Este año ya se están vendiendo, desde el mes de octubre, a muy buen ritmo”, expresan. De hecho, indican que en los dos últimos años están vendiendo más que antes. “La gente no quiere llevar la agenda en el móvil, dicen que se organizan mejor abriéndolas”, destacan.

Uno de los elementos que más valora el consumidor de ellas, mencionan, son los planning mensuales y anuales. “Al abrirla pueden ver el mes entero, las citas apuntadas, y les es más fácil saber qué tienen cada día”, exponen. En cuanto a los tipos, en esta papelería “las que más se venden son las de día con espiral, y las de bolsillo, ideales para llevarlas en el bolso”. Sea como sea, “son de los artículos a los que mejor espacio les damos en la tienda, porque se venden bastante”, declaran.

Agendas con diseños de la Librería Velázquez de Madrid / MARTA PEIRO

Conviven con el móvil

“De momento hay una convivencia entre las agendas de papel y la del móvil. No se ha notado el uso de la digital, se compagina”, coinciden en un establecimiento Folder (Madrid). “La gente no deja de comprar agendas. Igual el perfil siguen siendo adultos y la gente hasta los 25 ó 30 años las utiliza menos, pero no hemos notado una bajada considerable. Incluso se sube un poco anualmente la venta”, analizan. En concreto, en esta papelería garantizan estar “en las mismas cifras de venta de los últimos cinco años, incluso con un incremento anual del dos o tres por ciento”. Aproximadamente, pueden vender “2.500 o 3.000 al año”.

Fuentes de Folder sostienen que este año han igualado el pedido que hacen de agendas, incluso lo han incrementado. “A la gente le sigue gustando escribir en ellas, y te lo digo por mi propia experiencia: mis dos hijas usan móvil y ordenador pero escriben en su agenda, y yo también”, apunta una encargada de la tienda. En concreto, dicen que las de semana vista son las más vendidas porque “ocupan menos volumen que las de día, se puede ver la semana completa y normalmente no hay tanto que escribir”. El tamaño, el A5, ya sea en espiral o de lomo cosido.

El Covid impulsó las ventas

“El año pasado se vendieron muchas agendas y calendarios, porque todo el mundo tenía ganas de cambiar de año”, expresan anecdóticamente desde Deliniarte (Madrid), donde notaron un gran incremento en la venta de este artículo. “En diciembre ya no teníamos ninguna que vender ni se podían conseguir en los almacenes, porque no había”, insisten, y especifican que el crecimiento fue de entre un 30 y 40 %. Aunque el año pasado fuera excepcional, los clientes de esta papelería cada vez demandan más este artículo. “En diciembre tenemos pocas existencias, en julio ya empiezan a comprar muchas”, explican.

Agendas con anillas y de lomo disponibles en la papelería Paperco de Madrid / MARTA PEIRO

En cuanto a este 2021, aseguran que la venta va bien y auguran que, probablemente, sea igual que el año pasado. “La gente viene buscando las agendas. De hecho, este año hemos puesto cuatro unidades más de cada y ya no tenemos, ni tampoco calendarios de sobremesa”, añaden. Desde su experiencia, las que más se venden son “las de espiral en A5, seguidas de las de lomo en A5 semana vista, como toda la vida. Y después las de frasecitas”. Sin embargo, agendas fabricadas por marcas como Mr.Wonderful no les han funcionado. “Las hemos devuelto y este año no hemos pedido nada”, confiesan.

Los profesionales las prefieren de día

Ana Sáez, de la Papelería de la Puerta del Ángel, también ve cómo este producto no pasa de moda. “Las agendas digitales no están afectando a la venta de agendas de papel”, opina. Sin embargo, reconoce que entre los jóvenes, que “son más de móvil”, “sí que ha bajado la venta de agendas escolares, igual un 30 %”. A pesar de ello, comenta, “no es una cosa excesivamente significativa, siguen vendiéndose bastante bien al comienzo del curso”.

Por su parte, la dependienta subraya que las agendas de papel siguen teniendo un público fiel en los profesionales, a los que convencen gracias a su capacidad para planificarse. “Normalmente los profesionales prefieren tenerlo apuntado todo en papel para organizarse. Pueden poner citas y reuniones y se apañan mejor”, concluye.