Calentar comida en el microondas es una de las opciones más cómodas que hay para tomar algo rápido. Un trozo de pizza que sobró de la cena, el primer café de la mañana, unos vasitos de arroz…
Sin embargo, no todos los productos son aptos para este aparato. Por ejemplo, los vapores de la guindilla pueden afectar a los ojos, mientras que las bolsas de papel (las tradicionales, no las especiales de palomitas) o las de plástico pueden estallar y provocar fuegos debido a un calentamiento interno.
Nada de salsas
Entre las que no deberían entrar en el microondas también figuran las salsas de tomate, ya que su densidad puede provocar pequeñas explosiones que manchen el microondas o lo estropeen.
Tampoco es recomendable calentar un vaso de agua, algo muy habitual a la hora de preparar té, por ejemplo. Esto se debe a que el agua acumula energía antes de hervir y puede generar reacciones adversas.
El huevo con cáscara y las bandejas de alimentos, mejor fuera del microondas
Del mismo modo, el huevo con cáscara también es un factor de riesgo en el microondas. Por eso, es preferible cocerlo en una olla.
Las bandejas en las que vienen algunos alimentos precocinados, como tortillas de patatas, también pueden ocasionar problemas, ya que el poliestireno expandido (el material del que están hechas) no soporta las altas temperaturas.