Las 50 obras de arte están expuestas en una gran sala, de forma individual, sobre una tarima de color marfil. Van de los 1.500 a los 12.000 euros, y todas están iluminadas con una luz cenital y otra contrapicada. ¿Se pueden tocar? Se les puede dar la vuelta --360 grados-- para examinar cada cuadro, cada disco, cada detalle de artesanía. Parece un museo, pero es Gravel Planet Store, la mayor tienda especializada en bicis gravel de Europa, que acaba de abrir sus puertas en la calle Consell de Cent de Barcelona.
En 2021, la industria de la bicicleta en España alcanzó una cifra récord de facturación de 2.887 millones de euros, y los mayores incrementos en número de unidades vendidas se registraron en las categorías de gravel (+51,2 %) y eléctricas (+5,3 %). “El gravel une lo mejor de la carretera y la montaña con menos sufrimiento y más seguridad y placer”, expone a este medio el responsable de negocio de Gravel Planet Store, Óscar Alcaraz, quien asegura que los amantes de esta categoría están de enhorabuena porque ya tienen su templo.
Entre 1.500 y 12.000 euros la bicicleta
De los ocho modelos que tienen expuestos en la entrada, la más económica es una Cannondale Topstone 2 de 2.200 euros, mientras que la más cara es una Basso Palta de 6.400 euros. Las hay de aventura, más de carrera --este año se disputa el primer Mundial de gravel--, y para salidas de fin de semana.
En los 1.000 metros cuadrados de tienda se pueden encontrar más de 50 modelos de marcas como Cannondale, Cervélo, Bianchi, Ridley, Open o Unica, entre otras. Todos los modelos “son de entrega inmediata, algo que no sucede en el resto de tiendas de España”, presume Alcaraz, quien explica que el tique medio está alrededor de los 3.500 euros. “Partimos de las bicis de iniciación, que están desde 1.500 euros y tienen una calidad consolidada, y después te puedes ir a las top de gama, que pueden costar hasta 12.000 euros”, apunta el propietario de Gravel Planet Store. “Si buscas una gravel más barata, de 600 euros o así, las tienes en Decathlon”, añade.
Un target muy selecto
¿Quién se compra una bicicleta gravel de 3.500 euros? El usuario clásico tiene entre 35 y 65 años, y tiene experiencia en bici de carretera o de montaña. “Me encuentro a muchos conocidos a los que antes veía con la de carretera y la de montaña en el portabicis, y ahora van sólo con una gravel”, expone a Consumidor Global el hombre que más veces (4) ha ganado la Vuelta a España, Roberto Heras, que también es socio de Gravel Planet Store.
Como es lógico, el público objetivo de la nueva catedral del gravel tiene un poder adquisitivo medio-alto y siente pasión por el ciclismo. Pero “no queremos ser elitistas, queremos ofrecer los mejores servicios al mejor precio garantizado”, matiza Alcaraz.
Cómo optimizar el uso de la bicicleta
Al igual que numerosas tiendas especializadas, en Gravel Planet Store cuentan con una sala en la que todo el que quiera puede someterse a estudios biomecánicos para una mejor adaptación de la bicicleta al deportista.
El templo del gravel también ofrece la posibilidad de hacerse una bicicleta a medida. “Puedes escoger absolutamente todo. Como si quieres tatuar la cara de tu pareja en el cuadro o cambiar el color de los adhesivos”, explica Alcaraz sobre la customización de los velocípedos, que representa un 5 % de las ventas, aproximadamente. El tiempo de entrega de estas bicis personalizadas es de entre tres y seis meses.
Un equipamiento de lujo
Junto a la exposición de las 50 obras de arte se encuentra la sección de equipamiento para ciclistas, que incluye desde cascos y zapatillas hasta todo tipo de prendas técnicas. Pero los precios no son para todos los bolsillos.
Unas gafas de sol Poc Clarity cuestan 250 euros; un casco de la misma marca, 260; un maillot Twenty One sale a 160 euros; un culotte Gobik (105 euros); y unas botas GK1-BL, 169 euros.
Salir a pedalear con Roberto Heras
En el sótano tienen el servicio técnico, y, mientras te ponen a punto la bicicleta, puedes tomarte un refresco en el bar u organizar la próxima salida. Además, en Gravel Planet Store organizan salidas con Roberto Heras dos sábados al mes y algunos mediodías entre semana.
“Antes no iba a Montserrat porque tenía que coger mucha carretera y cada vez es más peligroso. Ahora, con la gravel, intercalo caminos y tramos cortos de asfalto, me tomo un café en el monasterio y vuelvo a casa”, explica el también tetracampeón de la Titan Desert. A ver quién consigue ir a rueda de Roberto Heras una mañana sabatina.